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La falta de comida amenaza al pueblo saharaui: solo tienen provisiones de emergencia para dos meses

Las ONG presentes en el Sáhara Occidental y las organizaciones que distribuyen los alimentos aseguran que la situación en los campamentos es especialmente sensible por la inflación, que también ha alcanzado al pueblo saharaui.

Una niña camina por los campamentos de refugiados saharuis, en Tinduf (Argelia). — MARTA GONZÁLEZ
Una niña camina por los campamentos de refugiados saharuis, en Tinduf (Argelia). MARTA GONZÁLEZ

Sin arroz y sin pasta. Un kilo de verdura (patata, zanahoria o cebolla, lo que toque), dos kilos de harina, dos kilos de lentejas, dos kilos de cebada y apenas un litro de aceite. Esa es la raquítica lista de la compra que cada saharaui recibe de forma mensual para subsistir en los campamentos levantados en Argelia.

Si la crisis energética ha disparado los precios de todo el planeta, basta poco esfuerzo para imaginar cómo habrá afectado en los lugares más pobres del mundo. El encarecimiento de los alimentos ha tenido una consecuencia alarmante en los campamentos de refugiados, que disponen tan solo de dos meses de stock de emergencia y, temen, van a tener que usarlos ante la falta de soluciones.

El 95% de los alimentos que llegan a los campamentos los destina el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, que sufre la inflación desbocada desde que Rusia invadió Ucrania. "Nos han dicho que no tienen recursos porque hay un déficit muy grande. Antes necesitaban 20 millones de dólares para cubrir todo el programa y ahora necesitan 39", declara Buhubeini Yahia, presidente de la Media Luna Roja, encargada de repartir la ayuda humanitaria entre el pueblo saharaui.

"Si el PMA no está en posición de reponer nuestro stock, y ese es nuestro miedo, vamos a tener que vaciarlo", sostiene Yahia, que ha querido aprovechar el festival de cine FiSahara para posicionar en el debate el problema de alimentación que sufren los campamentos.

Zona de los campamentos de refugiados de Tindunf, Argelia, donde se celebra el FiSahara 2022.
Zona de los campamentos de refugiados de Tinduf, Argelia, donde se celebra el FiSahara 2022. MARTA GONZÁLEZ

El consorcio de las ONG que actúan en el Sáhara ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional y a la solidaridad de la sociedad civil para movilizar apoyo ante esta crisis superpuesta por otros conflictos. "Esta crisis humanitaria ha venido enfrentando continuas dificultades de financiación, habiendo disminuido casi un 20% en los seis primeros meses de 2022", alegan sus portavoces, presentes esta semana en los campamentos de Tinduf.

De hecho, aseguran que uno de los problemas es que la canasta básica de alimentos citada anteriormente solo llega al 75% de la población, mientras que el 91% de los saharauis está en una situación de vulnerabilidad alimentaria.
"No podemos hacer magia para tener comida. A la inflación, se suma que llevamos 4 años de sequía y que hemos perdido muchos animales, una importante fuente de ingresos. Las contribuciones de los países donantes al PMA sigue igual que hace años", insiste el presidente de la Media Luna Roja a Público.

La covid ha frenado en seco la ayuda humanitaria en todos los sentidos. Las enfermedades que afectan al continente africano han recibido menos atención que nunca y la invasión de Ucrania ha terminado por consolidar esa tendencia negativa. El riesgo de hambruna en África, siempre presente, se ha disparado en datos totales tras el estancamiento de las donaciones. Hay 49 millones de personas en riesgo de hambruna. 

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