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Burkina Faso El Gobierno de Burkina Faso impone un toque de queda tras un motín militar

El portavoz del Gobierno, Alkassoum Maïga, pidió a la población mantener la calma y recalcó su confianza en las Fuerzas Armadas del país.

La gente se reúne en la plaza de la Nación para apoyar al ejército en Uagadugú el 23 de enero de 2022.
La gente se reúne en la plaza de la Nación para apoyar al ejército en Uagadugú el 23 de enero de 2022. OLYMPIA DE MAISMONT / AFP

El Gobierno de Burkina Faso impuso este domingo un toque de queda nocturno después de una jornada de gran tensión en la que se registraron disparos en varios cuarteles militares del país, fruto de un supuesto motín para exigir mejoras para las Fuerzas Armadas.

El toque de queda, que fue anunciado a la población a través de la televisión pública RTB, se extenderá para todo el territorio entre las 20 horas (misma hora GMT) de este domingo y las 05.30 de la madrugada del lunes.

El Gobierno de Roch Marc Christian Kaboré -el presidente de Burkina Faso desde finales de 2015- busca así mantener el control de la situación en el país, después de una volátil jornada que comenzó con temores de asonada a raíz de los disparos escuchados de madrugada en varios cuarteles del país.

El Gobierno desmintió a primera hora que se tratara de un intento de golpe de Estado y, en una entrevista en televisión, el ministro de Defensa, el general Aimé Barthélémy Simporé, aseguró que "ninguna institución pública" se había visto "perturbada".

Si bien las razones del los incidentes no se confirmaron oficialmente, en la prensa se apuntó a que se trató de un motín militar para exigir mejoras al Gobierno, entre ellas más medios para luchar contra el terrorismo yihadista (del que habitualmente son blanco las tropas burkinesas) y la dimisión de altos cargos militares y de inteligencia.

Uno de los centros afectados es un campo que alberga a prisioneros militares detenidos por un intento de golpe de Estado en 2015, entre los que destaca Gilbert Diendéré (uno de los hombres fuertes del expresidente Blaise Compaoré).

Durante el día, se registraron algunos incidentes, como concentraciones populares en apoyo del Ejército en la capital, intentos de marchas y de barricadas.

También se quemó una sede del partido gobernante, el Movimiento del Pueblo para el Progreso (MPP). Este mismo mes ya había habido en Burkina Faso quince detenciones (diez soldados y cinco civiles) en relación con una supuesta intentona de golpe de Estado.

El sábado, el país había vivido una nueva jornada de manifestaciones no autorizadas, convocadas por grupos de la sociedad civil para expresar el gran descontento social por la inseguridad generada en el país por la violencia yihadista y la falta de resultados del Gobierno a la hora de frenarla.

Los ataques yihadistas en Burkina Faso suelen atribuirse a grupos afiliados tanto a la red terrorista Al Qaeda como a la organización Estado Islámico (EI), especialmente en la región norteña del Sahel, pero se ha expandido a regiones vecinas y, desde 2018, al este del país.

La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos ascienda ya a 1,5 millones de personas, según datos del Gobierno burkinés. El toque de queda se anunció poco después de que concluyera el partido de fútbol que clasificó a la selección burkinesa para los cuartos de final de la Copa África, tras derrotar a Gabón en la tanda de penaltis.

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