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Hazare rompe su ayuno tras ganar el pulso al Gobierno indio

El primer ministro se compromete a endurecer la ley anticorrupción

M. CENTENERA / AGENCIAS

El primer ministro de India y los máximos jueces del país serán en breve un poco más iguales que los demás ciudadanos indios: una nueva ley permitirá que ellos también sean investigados por corrupción. El Gobierno indio asumió esta exigencia del activista Anna Hazare y cedió así a la enorme presión de la sociedad civil.

Hazare, de 74 años, inició hace 13 días una huelga de hambre para pedir que la ley anticorrupción que se debate en el Parlamento abarque a toda la Administración Pública, sin excepciones, se aplique en todo el país e incluya una carta de derechos ciudadanos. Tras la promesa del Gobierno, el activista, ataviado con su característico gorro y vestimenta blanca, rompió el ayuno ante decenas de miles de seguidores.

'El Parlamento del Pueblo es mayor que el Parlamento de Delhi', afirmó Hazare entre cánticos y vítores. Aun así, el activista se mostró prudente. 'Es un triunfo a medias dijo bebiendo agua de coco y miel; suspendo el ayuno, no lo doy por concluido. La lucha seguirá hasta que se apruebe el Lokpal (la ley anticorrupción)'.

'El Parlamento del Pueblo es mayor que el Parlamento de Delhi'

El carismático septuagenario, que ha perdido más de siete kilos durante la huelga de hambre, se retiró después del estrado y fue trasladado a un hospital al sur de Nueva Delhi para un chequeo médico.

El Ejecutivo de Manmohan Singh arrestó a Hazare a mitad de agosto, acusámdolo de anarquista. Sin embargo, decenas de miles de personas salieron de forma espontánea a las calles en todas las grandes ciudades del país para protestar por su detención y obligaron a la Policía a ponerle en libertad sólo 24 horas después.

La protesta anticorrupción de Hazare, de claras reminiscencias gandhianas, ha desencadenado una oleada de simpatía popular en todo el país, en lo que se había convertido en la mayor movilización ciudadana en décadas.

Hazare era conductor del Ejército indio hasta que en 1978, tras salvar por segunda vez la vida de manera casi milagrosa, abrazó el celibato y se comprometió a continuar la obra de Mahatma. Entonces inició su carrera como activista en el poblado de Ralegabn Sidhi, en el oeste indio, pero fue un desconocido para gran parte de la sociedad india hasta que en abril inició una batalla para frenar la corrupción endémica del país asiático y las clases medias urbanas se volcaron con él.

La protesta anticorrupción de Hazare ha desencadenado una oleada de simpatía

El ciclón Hazare ha golpeado con fuerza al todopoderoso Partido del Congreso, actualmente en el poder, y sobre todo a la estrella emergente de la dinastía Gandhi, Rahul, que es visto como el sucesor natural de Singh al frente de la formación.

Sonia Gandhi, presidenta del Partido del Congreso, puso a su hijo Rahul al frente de las negociaciones con Hazare, pero este no supo cómo hacer frente al desafío.

El líder congresista enmudeció durante los primeros días de la huelga de hambre y, cuando finalmente se decidió a hablar, se limitó a hacerse eco de la opinión mayoritaria entre la clase política india. 'La protesta [de Hazare] sienta un precedente peligroso' para la democracia en el país, advirtió Rahul. Sus palabras fueron recibidas con indignación y abucheos y el abismo que separa a los políticos de la sociedad civil creció aún más.

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