Este artículo se publicó hace 12 años.
Irlanda acudirá a las urnas para ratificar el tratado europeo
La adhesión de Irlanda al tratado modificaría su Constitución, en cuyo caso el Gobierno está obligado legalmente a celebrar una consulta popular
El electorado irlandés acudirá de nuevo a las urnas para ratificar el nuevo tratado de la Unión Europea sobre disciplina presupuestaria, después de emitir en el pasado sonoros "noes" y paralizar la aplicación de otros acuerdos comunitarios. El primer ministro irlandés, Enda Kenny, anunció hoy ante el Parlamento que convocará un referéndum, después de que la Fiscalía General del Estado haya concluido que la adhesión de Irlanda al tratado modificaría su Constitución, en cuyo caso el Gobierno está obligado legalmente a celebrar una consulta popular.
El Taoiseach (primer ministro) no dio una fecha para la celebración de la consulta popular y se limitó a explicar que el Ministerio correspondente comenzará en las "próximas semanas" los preparativos, como el establecimiento de una "Comisión de Referéndum". Cuando no ha empezado siquiera la campaña, nadie se atreve a predecir cuál será la decisión de los irlandeses, que pueden verse tentados a protestar contra las duras medidas de austeridad con un "no" o dar el "sí" por miedo a un hipotético futuro fuera del euro. En 2008, los irlandeses rechazaron en una consulta popular el Tratado de Lisboa, aunque un año después dieron el "sí" a un texto modificado.
Fue el año del comienzo de la grave crisis económica que afecta a Irlanda, si bien su verdadera magnitud no se conoció hasta mucho después, con la llegada en diciembre de 2010 de la UE y el Fondo Monetario Internaconal (FMI) a Dublín para un programa de ayuda cuantificado en 85.000 millones de euros. En 2002, los irlandeses aprobaron en las urnas el Tratado de Niza, pero solo después de haberlo rechazado un año antes y obligar a introducir ciertos cambios en ese texto. Eran los años de la llamada economía del "Tigre Celta", del crédito fácil, de los espectaculares índices de crecimiento y del boom de la construcción, por lo que el "no" irlandés fue visto desde Bruselas como el gesto rebelde de un miembro ingrato con las ayudas comunitarias recibidas durante años.
Lo cierto es que los repetidos rechazos de Irlanda paralizaron en su momento el avance europeo, situación que la UE no permitirá que se repita en esta ocasión porque las reglas del juego han cambiado. Bajo los nuevos términos del acuerdo intergubernamental logrado en Bruselas el pasado diciembre, aprobado ya por 25 de los 27 países, el nuevo tratado podrá entrar en funcionamiento con la firma de doce miembros, decisión destinada a evitar parálisis. Según los expertos, en caso de que Irlanda decida quedarse fuera del pacto, no podría acceder a los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilzación Financiera si necesitase un segundo rescate, aunque seguiría dentro de la zona euro.
Esta cuestión es importante porque el Gobierno ha recordado en el pasado que la celebración de un referéndum sobre el nuevo tratado de la Unión Europea para conseguir una mayor disciplina presupuestaria sería, en realidad, una consulta sobre el euro. Hace apenas dos meses, el ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, advirtió de que "todo se reduce en esta ocasión a una cuestión muy simple, si quieres continuar en el euro o no", mensaje que los detractores del tratado interpretan como una amenaza. Hoy ante el Parlamento, el primer ministro Kenny, del conservador partido Fine Gael, se mostró "confiado" en que el electorado entenderá la "importancia y necesidad" del tratado y que lo "apoyará enfáticamente con un sí" a la "estabilidad".
El viceprimer ministro y titular de Exteriores, el laborista Eamon Gilmore, también confió en que la ciudadanía irlandesa verá el plebiscito como un voto por el "crecimiento económico" para un texto europeo que prevé acabar con "el capitalismo de casino". El líder de tercer partido irlandés, Michéal Martin, del Fianna Fail, celebró la decisión del Ejecutivo de convocar un plebiscito, al tiempo que aseguró que hará campaña a favor. Mientras, el Sinn Fein, cuarta formación y antiguo brazo político del ya inactivo grupo terrorista IRA, y varios diputados independientes de izquierdas aseguraron que pedirán el "no" en el referéndum.
"La cuestión es saber si el Gobierno aceptará el resultado o si volveremos a tener la habitual repetición de la consulta", se preguntó el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams.
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