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Londres indemnizará a las víctimas de torturas en Guantánamo

Londres acelera así la apertura de una investigación contra la Inteligencia para borrar la huella de la guerra contra el terror de Bush y Blair

DANIEL DEL PINO

El Gobierno británico indemnizará con millones de libras a varios sospechosos de terrorismo que denunciaron la supuesta complicidad del Reino Unido en las torturas de que fueron objeto en Guantánamo y otros lugares de detención.

El primer ministro, David Cameron, anunció en julio la apertura de una investigación para conocer hasta qué punto los servicios de Inteligencia estaban envueltos en el maltrato a prisioneros. Pero a juicio del Ejecutivo, esta investigación no podía llevarse a cabo mientras estuvieran pendientes de resolución las denuncias de estos presos.

El anuncio se hará oficial hoy en el Parlamento, pero lo que no se hará público es el montante total de las indemnizaciones. Según informa el diario The Guardian, sólo uno de ellos se llevará una indemnización de más de un millón de libras (1,30 millones de euros).

Con el pago, Londres está reconociendo que los presos fueron torturados después de haberlo negado durante mucho tiempo. Además, admite que tanto el MI5 como el MI6 son cómplices de tortura, lo que supone un duro golpe para la Inteligencia.

Aunque la maniobra de Cameron también les ahorrará mucho tiempo y trabajo. La pasada primavera, el Tribunal Supremo decretó que durante las vistas de los casos denunciados por estos presos tendrían que ser revelados todos los documentos clasificados. La Inteligencia, obviamente, trataría de impedirlo. Pero según The Guardian, podrían ser hasta 50.000 los archivos secretos en relación con dichos casos.  

El caso de Binyan Mohamed fue el que originó toda esta polémica. Mohamed, de origen etíope y con permiso de residencia en Reino Unido, fue detenido en 2002 en Pakistán por su supuesta afiliación a al Qaeda. El joven, entonces tenía 24 años, no llegó a Guantánamo hasta 2004. Entre medias pasó por interrogatorios en los que se le torturó y una cárcel de la CIA en Marruecos. Tanto allí como en Pakistán, Mohamed afirmó que agentes británicos lo interrogaron, y ante su negativa a declararse culpable, dejaban paso a los carceleros locales que eran los que le aplicaban los malos tratos. 

Cuando fue puesto en Libertad en 2009 tras revisarse su juicio en Guantánamo, EEUU decidió que Mohamed se declaró culpable por las palizas recibidas. Y en cuanto puso un pie en Londres de nuevo, denunció al Gobierno.

Con los laboristas todavía en el Ejecutivo, el ministro de Exteriores, David Miliband, entorpeció el proceso judicial para que los tribunales no pudieran publicar los documentos clasificados que revelaban el martirio al que fue sometido por EEUU.

Miliband dijo en su defensa que se Londres publicaba esos datos, la Casa Blanca había amenazado con romper todos los acuerdos en materia antiterrorista.

El caso llegó al Tribunal Supremo, que en julio se atrevió a publicar algunos de los párrafos vetados por Miliband. Ese texto daba muestras muy claras de que Mohamed fue torturado por los estadounidenses en Guantánamo y de que el MI6 lo sabía y lo permitió.

Entre medias, con el caso Binyan Mohamed apareciendo en los medios casi a diario, se fueron sucediendo otras denuncias de ex presos de Guantánamo que narraban los mismos maltratos sufridos por el etíope. Entonces fue cuando Cameron, ya en el Gobierno tras las elecciones de mayo, decidió abrir la investigación e indemnizar a todos los denunciantes para desatascar el proceso.

Esa investigación no será pública como la que se ha llevado a cabo sobre la participación de Reino Unido en la guerra de Irak, pero al menos sugiere un gesto de transparencia por parte del Ejecutivo para borrar la huella que dejó la guerra contra el terror de Bush y Blair.

Huella demasiado amplia como se pudo comprobara finales del mes pasado. Las tropas de Reino Unido en Irak también están acusadas de llevar a cabo maltratos sistemáticos a los presos iraquíes en una cárcel de Basora. La información fue revelada también por el diario The Guardian, que afirmaba que el Gobierno tiene ante sí más de 300 denuncias.

El origen también tiene un nombre propio: Baha Mousa, recepcionista de un hotel en la misma ciudad iraquí y que murió por la paliza de los soldados británicos. Tres de ellos están siendo juzgados y después de las revelaciones del diario, es de suponer que habrá más juicios.

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