bruselas
Actualizado:La ultraderechista Giorgia Meloni ha elegido Bruselas como su primer destino internacional. Y no es una decisión trivial. La mandataria de la tercera economía de la Eurozona aterrizó este jueves en la capital comunitaria con el doble objetivo de certificar su legitimidad europea y de garantizar el pago de los cerca de 200.000 millones de euros que Italia tiene asignados bajo el plan de recuperación Next Generation EU. La líder italiana abre una nueva era en el blanqueo de la extrema derecha en la Unión Europea mientras el Partido Popular Europeo ve cómo las fuerzas ultras ganan espacio en las capitales. En muchas de ellas son la llave para los Gobiernos conservadores.
La capitana de Hermanos de Italia se ha reunido con los líderes de las tres instituciones europeas, Ursula von der Leyen, a los mandos de la Comisión, Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, y Charles Michel, cabeza del Consejo. "Italia siempre ha tenido un papel central en la UE. Más que nunca, con la invasión rusa de Ucrania, el aumento vertiginoso de los precios de la energía y el aumento de la inflación, debemos mantenernos unidos. Somos más fuertes si estamos juntos", ha afirmado Metsola. Por su parte, Von der Leyen ha agradecido "la buena señal" que ha supuesto esta visita.
La victoria de la líder ultraderechista despertó mucho nerviosismo en la capital comunitaria
La victoria de la líder ultraderechista despertó mucho nerviosismo en la capital comunitaria. En público, los pasillos de Bruselas llamaban a la cautela y al respeto de las decisiones soberanas que salían de las urnas. En privado, el clima que imperaba era de tensión y expectación. El aterrizaje de la extrema derecha en un país fundador llega camino de los nueve meses de guerra en Ucrania, en plena deriva autoritaria de Hungría y en un momento de crisis socioeconómica y energética crítica. Pero la propia Meloni, ya desde la campaña, se ha preparado a conciencia para proyectarse como una líder estable blindando su apoyo a las sanciones europeas contra Rusia o a la actuación de la OTAN.
"Somos de carne y hueso, no somos marcianos", ha llegado a afirmar ante los periodistas que aguardaban en el edificio del Consejo Europeo."Operación normalización de Meloni en Bruselas para hacer olvidar que acaba de nombrar a un ministro que se exhibió con un brazalete con una esvástica nazi. Nunca hay que bajar la guardia ante la extrema derecha. La UE debe ser intransigente ante cualquier desafío a los derechos humanos en este país", ha reprochado a través de Twitter la eurodiputada Manon Aubry, de Francia Insumisa, en referencia a una fotografía de 2005 en la que el nuevo ministro de Infraestructuras Galeazzo Bignami aparecía con el símbolo nazi en su camiseta.
El viaje de la premier transalpina se encuadra en una estrategia para tranquilizar a los mercados y obtener las próximas remesas de los fondos de recuperación. Es una suerte de lavado de cara. La deuda pública del país alcanza ya el 150% y Meloni sabe que necesita los fondos de Bruselas para mantener la estabilidad interna. Pero no por ello su concepción del proyecto europeo ha cambiado. "La voz de Italia en Europa será fuerte", ha asegurado la primera ministra tras aterrizar en la capital belga. Ha sido una jornada "positiva", "muy contenta" y "con buen clima", ha detallado tras reuniones en las que han abordado la crisis energética, la guerra en Ucrania, el drama migratorio y los fondos europeos.
La también presidenta del grupo de los Conservadores y Reformistas del Parlamento Europeo –al que pertenece el partido español Vox- tiene la bandera del "Italia primero" y en su ADN emana la idea de una UE con menos competencias y un poder más limitado en los asuntos migratorios, de política exterior o de Estado de Derecho. Las fuerzas ultranacionalistas describen sus ambiciones para el proyecto comunitario como una Unión de pueblos soberanos, es decir, menos Europa.
Los dos Gobiernos que este año empujan en esta dirección son Hungría y Polonia. El tándem iliberal, aunque debilitado por sus posturas enfrentadas en torno a la guerra de Rusia, es el principal triunfante de la victoria de Meloni. Los de Orbán y Morawiecki suman un aliado de mucho peso en la mesa del Consejo Europeo en cuestiones clave como eventuales castigos por los ataques a los valores y derechos fundamentales.
Budapest y Varsovia son a su vez las capitales que más lejos han llevado la política anti-migración y el discurso duro contra los refugiados. Y Roma ya se alía con esta estrategia. El primer mes del Gobierno de ultraderecha en Italia ha dejado a cerca de 1.000 personas a la deriva en las costas transalpinas a esperas de que el Ejecutivo de Meloni asigne un puerto seguro de desembarco. Algo que no está a la vista y que ha provocado que la propia Alemania interceda pidiendo a su socio comunitario que auxilie rápidamente a los más de 100 menores no acompañados que permanecen varados a bordo.
El PP europeo, en apuros
El aterrizaje de Meloni en Bruselas llegó pocas semanas antes de la formación del nuevo Gobierno conservador en Suecia, sostenido por la ultraderecha. Las primeras medidas del nuevo Ejecutivo han sido disolver la política exterior con enfoque feminista, dar portazo al ministerio de Medio Ambiente y abrir la puerta a acoger armas nucleares en su territorio.
La extrema derecha va ganando peso en las capitales europeas
Los Hermanos de Italia gobiernan en coalición con Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi que se encuadra dentro de los populares europeos. De hecho, su propio líder, el alemán Manfred Weber, bendijo este pacto con la ultraderecha haciendo saltar por los aires el cordón sanitario a las fuerzas ultras en la UE. La extrema derecha va ganando peso en las capitales europeas y en las instituciones europeas frente a un creciente blanqueo y aceptación de sus políticas, que en no pocas ocasiones van en detrimento de los valores europeos fundamentales y de los intereses de la propia UE.
En este escenario donde el Partido Popular Europeo se encuentra en una situación más frágil. La principal familia política de la Eurocámara no cuenta con ningún gobierno en los principales países del bloque comunitario. Grecia, Rumanía o Suecia son sus grandes bastiones. Algo que le puede pasar mucha factura en las elecciones europeas de 2024 y en el consecuente juego de sillas en los puestos de poder de la UE. La reelección de la propia Von der Leyen estaría en riesgo si partidos como La Liga, Hermanos de Italia, el Fidesz, el PiS, Alternativa por Alemania o Vox continúan ganando espacio electoral a los populares.
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