Este artículo se publicó hace 14 años.
El 'monstruo de Amstetten' no tiene quien le escriba (ni visite)
El hombre que esclavizó y violó a su hija 24 años espera salir pronto de la cárcel para cuidar su mujer
Josef Fritzl, de 75 años, se levanta todos los días a las 05.30 horas de la mañana. Se lava, hace ejercicio y friega los pasillos de la prisión. También pasea por el patio. Nunca solo: a su lado siempre tiene a dos funcionarios que le protegen de los posibles ataques de otros internos.
El jubilado austríaco condenado a cadena perpetua por esclavizar y violar a su hija durante 24 años, dispone en su celda , de 11 metros cuadrados, de un televisor. Allí ve series, preferiblemente comedias. Disfruta con la estadounidense Dos hombres y medio (Two and a half men). "El niño que actúa me recuerda a mi hijo. Eso me relaja, me hace falta para reír. Cuando uno está siempre muerto de pena, el alma se destruye", lamenta.
Uno de los hombres más detestados del planeta ha hablado por primera vez para un medio de comunicación desde que fue condenado a cadena perpetua por los delitos de asesinato por omisión de socorro, esclavitud, de violación, privación de libertad, coacción grave y de incesto.
En una entrevista concedida al diario alemán Bild, el 'monstruo de Amstetten' lamenta que, durante los 18 meses que lleva en el pabellón de enfermos mentales de la prisión de Stein, cerca de Viena, nadie le ha visitado. Ni sus 13 hijos (seis de ellos producto de las violaciones a Elisabeth) ni su esposa. Sobre sus vástagos se excusa en que "las autoridades les pararían antes de poder llegar a mí". Sobre su mejor reconoce que le ha escrito ocho cartas que no han obtenido respuesta. "Nunca he recibido respuesta. Pero yo sé que ella aún me quiere", asegura.
Sus aspiraciones van más allá de la respuesta: "Mi sueño es poder salir con vida de aquí. Luego, me gustaría cuidar de mi mujer, porque ella siempre me ha sido fiel", asegura.
Sobre su hija Elisabeth, víctima de sus violaciones durante un cuarto de siglo, y sobre los delitos por los que ha sido condenado, Fritzl prefiere no hablar ("sobre eso no quiero decir nada"). Sin embargo, los periodistas aseguran que murmuró algo sobre el "amor" a su hija y cambió de tema.
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