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La OTAN envía más armas, pero no cazas, para la ofensiva que Ucrania planea emprender en primavera

Los 50 países de Ramstein anuncian nuevas entregas de armamento para impulsar una ventana de oportunidad sobre el campo de batalla de cara a una ofensiva de Kiev en las próximas semanas.

Ucrania afirma que dos misiles rusos han entrado en el espacio aéreo de Rumanía, país de la OTAN
Militares ucranianos se preparan para disparar en la zona de Bajmut. Madeleine Kelly / Europa Press

Oleksii Yúriyovych, ministro de Defensa ucraniano, llegaba a los cuarteles generales de la OTAN con una servilleta verde en la que había dibujado un caza de combate. La gran demanda de Kiev ante una nueva ofensiva rusa -que la Alianza Atlántica considera que ya ha comenzado- es la entrega de F-16, una petición que monopoliza el encuentro de este martes y miércoles de los países aliados en Bruselas, pero que está lejos de consumarse en el corto plazo.

El Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, que incluye a 50 países europeos, EEUU, Canadá, Japón o Australia, se ha dado cita hoy por novena ocasión con la prioridad de aumentar el envío de armamento al frente de la guerra. A lo largo de este año de contienda, el medio centenar de naciones han destinado la friolera cifra de 50.000 millones de dólares al envío de material letal a las filas de Volodimir Zelenski.

Durante la cita, Italia y Francia han anunciado nuevos envíos de sistemas de defensa antiaéreas. Nueve países se han comprometido a donar más paquetes de munición y 15 de ellos han prometido el envío de tanques. Noruega, por su parte, ha respondido con una donación de 7.500 millones de euros en asistencia militar. Lloyd Austin, secretario de Defensa estadounidense, ha explicado en rueda de prensa que la prioridad es crear el marco para impulsar una ventana de oportunidad sobre el terreno protegiendo y defendiendo el cielo ucraniano de cara a la ofensiva que Kiev prepara en primavera. En paralelo, Occidente está sincronizando la entrega de armas y la integración de sus misiones de entrenamiento.

Los países aliados de Ucrania están centrando sus esfuerzos en hacer frente a la "carrera logística" y "de desgaste" que se libra en estos momentos apuntalando la entrega y producción de munición, piezas de reparación y combustible. El Ejército ucraniano está consumiendo más munición de la que produce la industria armamentística. En este escenario de agotamientos de stock, la prensa germana recoge que Alemania ha firmado contratos con las empresas para incrementar la producción de munición en hasta 300.000 unidades. El miedo es ya que los Ejércitos nacionales no solo se están quedando sin reservas para trasladar a Ucrania, sino para la propia protección interna.

Dilema y división con los cazas

La prioridad estratégica de la OTAN no es en estos momentos la entrega de aviones de combate. "Lo más importante es que la ayuda llegue a Ucrania con rapidez" y que "los aliados se aseguren de que lo que han enviado funciona como debería", ha asegurado a su llegada a la cita Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza. El objetivo actual es que el material bélico comprometido no solo llegue, sino que funcione.

El elefante que se pasea en la habitación de los aliados transatlánticos en este punto de la guerra son los cazas de combate. Y aquí, los países están divididos. Si bien el sentimiento generalizado es que no es el momento para ello por razones logísticas y de consecuencias, no todos comparten esta opinión. Polonia quiere enviarlos, pero solo con consenso total. Francia no termina de cerrar la puerta. El Reino Unido ya ha comenzado a adiestrar a pilotos ucranianos para su uso. Y el ministro de Defensa de Estonia los ha pedido hoy abiertamente a su llegada a la cita: "Ucrania necesita todo tipo de ayuda y ello incluye los cazas, a pesar del riesgo". Un riesgo que ha asegurado que es bajo en base a las promesas ucranianas de que no sobrevolarán cielo ruso.

La OTAN ha evitado y evitará hasta la última consecuencia involucrarse de lleno en la guerra. Es decir, combatir cara a cara a Rusia sobre el terreno. Poner una sola bota en Ucrania. Pero lo que comenzó siendo un conflicto con duración indefinida e imprevisible es ya una guerra total que no puede descartar ningún escenario. Los dos misiles que cayeron en Polonia a mitad de noviembre recordaron que un error, fallo mal calculado o movimiento colateral puede derivar en consecuencias astronómicas.

No ver misiles Made in USA impactando en territorio ruso es otra de las razones por las que Washington ha vuelto a negar a Ucrania la donación de misiles de largo alcance, algo que en la Casa Blanca camuflan con la excusa de que no tienen suficientes. Pese a la negativa de estos dos activos, Occidente no cesa en su estrategia para armar a Ucrania hasta la victoria final, aunque no define cuál serían los parámetros de tal triunfo. Los 50 países han acordado este martes continuar administrando misiles de medio alcance, munición y, sobre todo, sistemas de defensa antiaérea.

El otro gran escollo son los tanques. Tras la embriaguez inicial de sortear esta línea roja y enviar por primera vez material ofensivo en forma de carros Leopard, materializar la decisión está siendo muy complicado. Solo Alemania ha hecho públicas sus ofertas: Berlín con 14 Leopard 2A6 y Portugal con tres. Pero el resto sigue revisando el estado de los suyos. La ministra de Defensa española, Margarita Robles, ha enfatizado en Bruselas que los que posee España no se utilizan desde los 90 y que "hay que revisarlos y repararlos" antes de su entrega.

Quedan diez días para que se conmemore el primer aniversario de la guerra. Y la Alianza Atlántica, liderada por Estados Unidos, afirma que "Putin ha perdido estratégica, operacional y tácticamente". "Hace un año, el presidente ruso asumió que Ucrania era un objetivo fácil, que Kiev caería y que los aliados no lo apoyarían. Y ha fallado todo", ha expresado Austin al final del encuentro.

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