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Los peruanos se echan a la calle contra Repsol mientras la empresa niega que el vertido sea de su refinería y culpa al oleaje

Los ciudadanos se han manifestado este domingo para exigir responsabilidades a la petroquímica y pedir indemnizaciones para los 3.000 pescadores que han perdido su trabajo.

Voluntarios y pescadores recogen petróleo de la costa de Ventanilla.
Voluntarios y pescadores recogen petróleo de la costa de Ventanilla. Pilar Olivares / Reuters

Después de nueve días, una capa de crudo sigue cubriendo más de 7,13 kilómetros cuadrados de mar y 1,8 de playa. El Gobierno apunta que el desastre ecológico en Ventanilla (Callao, Perú) tiene un claro culpable: la multinacional petroquímica Repsol. La empresa, sin embargo, niega que el vertido sea de su refinería y achaca el problema a un "oleaje anómalo" tras la erupción del volcán en Tonga.

Las manifestaciones contra Repsol comenzaron el miércoles, cuando cientos de pescadores que han perdido su trabajo por el derrame de 6.000 barriles de petróleo protestaron ante la refinería de La Pampilla. A los pescadores se sumaron el viernes y el sábado jóvenes y activistas medioambientales que se manifestaron en la sede de la empresa. Culminando el domingo en una protesta masiva convocada por colectivos civiles y organizaciones ambientalistas, en la que marcharon con pancartas por el distrito de Ventanilla hasta llegar a la refinería, donde leyeron un pronunciamiento.

Los pescadores que han perdido su empleo se afanan en la limpieza de las costas ante la pasividad de Repsol

Los ciudadanos peruanos exigen a Repsol que asuma sus responsabilidades y retire el petróleo de las costas. Además de pedir una indemnización para los 3.000 pescadores que han perdido su empleo y que se dedican a recoger ellos mismos el vertido ante la pasividad de la multinacional. Los voluntarios llegan a las playas convocados por redes sociales para limpiar el petróleo de la playa y rescatar a los animales.

Un ave muerta por el vertido aparece en la playa mientras los voluntarios limpian.
Un ave muerta por el vertido aparece en la playa mientras los voluntarios limpian. Pilar Olivares / Reuters

No solo los pescadores han perdido su trabajo, sino que el desastre ecológico también afecta a vendedores ambulantes y sombrilleros que viven del turismo. El ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, ha apuntado a pérdidas de 52 millones de dólares, puesto que a las 21 playas afectadas llegaban unos cinco millones de veraneantes entre enero y marzo.

El Gobierno sancionará a Repsol

El Gobierno de Pedro Castillo ha sido contundente y ha asegurado que sancionará a la empresa por el desastre ecológico: "Este Estado no va a dejar impune un daño tan grande como éste y vamos a buscar reparaciones e indemnizaciones justas". En Twitter condenó a la empresa por el desastre ambiental y apuntó a las acciones penales, civiles y administrativas.

Además, el presidente de Perú también apeló en la red social a todos los representantes políticos y los ciudadanos para respaldar y apoyar las sanciones contra la empresa por crear "uno de los ecocidios más grandes que se han suscitado en nuestras costas y mar". "No dejaremos que pisoteen impunemente nuestros ecosistemas y la honra de nuestro pueblo", concluyó Castillo.

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