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UE Reino Unido y la UE llegan a la cumbre europea apurando la negociación para el brexit

Las conversaciones han continuado durante la madrugada de este jueves ya que Boris Johnson está teniendo problemas para reunir el apoyo suficiente en el Parlamento británico. 

El jefe de los negociadores de la UE, Michel Barnier en Bruselas, Bélgica. / REUTERS - YVES HERMAN

Reino Unido y la Unión Europea están donde no hubieran querido llegar: en la reunión del último Consejo Europeo antes de la fecha señalada para el brexit (31 de octubre) y sin haber cerrado un acuerdo que -y ya era tarde- debería haberse anunciado este miércoles.

Pero pasadas las ocho de la noche de este miércoles, el jefe de los negociadores de la UE, Michel Barnier, era abordado por los periodistas y apenas les decía sin aflojar el paso: “Estamos trabajando, estamos trabajando”. La prueba es que las luces de las salas de reuniones en la sede de la Comisión Europea han seguido encendidas hasta altas horas.

Aún así, Bruselas y los 27 parece que mantienen el optimismo. Reunidos en una cumbre bilateral en Toulouse, el presidente francés Emmanuel Macron aseguraba el miércoles por la noche que ”el acuerdo del brexit está a punto de producirse” y la canciller alemana Ángel Merkel incluso felicitaba a Barnier por el buen trabajo que ha hecho “en condiciones muy difíciles”.

Horas antes, Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, iba aún más lejos. Especificaba que “los fundamentos básicos para un acuerdo están listos”. Y para que quedara claro, añadía: “Hoy nuevamente han aparecido ciertas dudas del lado británico”.

¿Dónde está el problema?

El origen de esas dudas está fundamentalmente en Irlanda del Norte y son las del Partido Unionista Democrático (DUP), los socios de Gobierno que Johnson heredó de Theresa May.

A su líder, Arlene Foster, se la ha visto estos días en Londres entrando y saliendo constantemente de Downing Street porque el primer ministro británico se está dejando la piel en convencerla para que acepte las condiciones de Bruselas. Johnson sabe que de nada sirve un acuerdo con la UE si no lo respalda luego el Parlamento británico. Y para eso el apoyo del DUP es fundamental.

Sin embargo, Foster ha anunciado que su partido "no puede aceptar" el pacto que negocia el Reino Unido con la UE. La líder del DUP ha emitido un comunicado en el que manifiesta sus reservas sobre lo que se negocia en materia aduanera para Irlanda del Norte. No obstante, puntualizan, "seguirán trabajando con el Gobierno para tratar de obtener un acuerdo sensato que funcione para Irlanda del Norte y pueda proteger la integridad económica y constitucional del Reino Unido".

La clave está en el Mar de Irlanda

La situación en la que quedarían los 498 kilómetros que separan la República de Irlanda e Irlanda del Norte después del brexit ha sido siempre la cuestión más difícil con la que han tenido que lidiar los negociadores de ambas partes. Tanto, que en realidad esa es la única parte del acuerdo de salida que se ha tenido que renegociar con el Gobierno de Boris Johnson; el resto permanece tal y como lo firmó Theresa May.

Porque siendo la misma isla, tras el brexit la primera seguirá siendo un país miembros de la Unión Europea y la segunda se marcharía, como parte de Reino Unido que es.

Los 27 han mantenido siempre que una linea roja infranqueable para ellos es que los controles aduaneros entre ambos territorios no podían regresar. No ya sólo por una cuestión comercial, sino por el temor a que se avive la violencia previa a los Acuerdos de Viernes Santo que sellaron las paz en la zona en 1998.

Para lograr sellar un texto con Bruselas, Johnson habría aceptado algo que él mismo dijo el año pasado que ningún gobierno conservador debería aceptar: una frontera aduanera entre Irlanda de Norte y Reino Unido. Concretamente, los controles se situarían en el mar que separa la dos islas británicas, el Mar de Irlanda. De esta menara, Irlanda del Norte seguiría legalmente dentro del territorio aduanero de Reino Unido, pero operaría bajo las normas de la Unión Europea.

Justo lo que los unionistas nunca han estado dispuestos a aceptar. Son partidarios del brexit, sí, pero también quieren mantener el mismo estatus que el resto de Reino Unido, de ahí que sean los que más "peros" pongan al texto.

¿Por qué es fundamental el apoyo del DUP?

Para que un supuesto acuerdo entre Johnson y la Unión Europea logre el respaldo del Parlamento británico son necesarios los votos a favor de al menos 320 de los 650 diputados de la Cámara de los Comunes. Pero los conservadores perdieron la mayoría y sólo son 288.

Con el visto bueno del DUP, Johnson lograría mucho más que los votos de sus 10 diputados unionistas. El respaldo del DUP abriría directamente la puerta a otra pieza fundamental: los "espartanos". Así es como se auto-denominan los 28 diputados conservadores más euro-escépticos entre los euro-escépticos. Los brexiters más radicales.

Los "espartanos" -los miembros del European Research Group del grupo parlamentario conservador-, habían asegurado que “tendremos muy en cuenta” lo que piensen los unionistas.

Pero la pasada noche, a la salida de su enésima reunión en Downing Street, se han mostrado incluso ilusionados con las promesas de Johnson. Así que su apoyo ya no tendría por qué estar sujeto al del DUP. Buenas noticias para Johnson que sin el apoyo de los unionistas y los "espartanos" necesitaría el convencer a un buen número de diputados de la oposición. Y eso ya es otra historia.


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