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Unión Europea Los socialistas fracasan en su pelea por el liderazgo de la Unión Europea

La alemana Ursula von der Leyen será la presidenta de la Comisión Europea, salvo que haya un improbable bloqueo en la Eurocámara. Los socialistas no logran llevar la alternativa al Ejecutivo tras 15 años. Francia y Alemania se reservan los cargos con más poder.

Merkel, este martes en Estrasburgo. Geoffroy Van Der Hasselt / Reuters

Ya lo advertía Macron hace unos días. Ningún acuerdo puede conseguirse sin el pacto del eje franco-alemán. Tras tres días de reuniones interminables en Bruselas, han sido los países liderados por conservadores, la mayoría en el centro y este de Europa, apoyados por Italia, los que que han conseguido evitar el bloqueo institucional en Europa e imponer su canción.

Será la ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, quien presida la Comisión Europea salvo sorpresa en la votación de confirmación que tendrá lugar en la Eurocámara en dos semanas. La francesa Christine Lagarde será la presidenta del Banco Central Europeo. Se colocarían así dos mujeres en los cargos clave, consiguiendo la paridad que buscaban los líderes.

Un acuerdo donde Francia y Alemania se reservan los cargos con más poder, pero que hunde las aspiraciones de los socialistas, que durante muchas horas pelearon por salvar al sistema del spitzenkandidaten y por colocar al holandés Frans Timmermans al frente del Ejecutivo, rompiendo con quince años de liderazgo conservador de la Comisión Europea. Sánchez y el resto de líderes socialistas lo intentaron durante dos días sin éxito.

Ya salieron frustrados de la reunión del lunes, después de más de 24 horas negociando de manera continua. Al volver el martes, los socialistas tenían que aceptar la realidad: Merkel era la única conservadora dispuesta a ceder la Comisión Europea a cambio de otros puestos para los populares. Irlanda, Italia, Croacia, Letonia y el Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) no darían su brazo a torcer.

Ante el bloqueo, España dio por perdido a Timmermans tras días de insistencia y empujó para colocar a Borrell al frente de la diplomacia europea, que al final ha sido el elegido. En rueda de prensa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez se jactaba del acuerdo. “Es una extraordinaria noticia”, repetía en varias ocasiones.

El puesto de Alto Representante que ostentará Borrell es quizá el que menor poder conlleva, pero supone la representación del sur en los top jobs, y dará a los socialistas españoles una gran exposición mediática. Los Veintiocho también han sugerido que sea un socialista, el búlgaro Sergei Stanishev, el que presida la Eurocámara, aunque es el hemiciclo el que tiene que elegir a su líder el miércoles. Stanishev representaría al este de Europa, con un puesto menor al de los demás, y cubriría los requisitos de equilibrio geográfico.

Pero los socialistas, que habían intentado desbancar sin éxito el liderazgo popular durante dos cumbres interminables, se quedan como estaban hasta ahora: con el puesto de Alto Representante, que ocupa aún la italiana Mogherini, y con dos años y medio de presidencia de la Eurocámara.

Una vez reconocido que no había lugar para la revolución, y dado que el spitzenkandidaten popular no convencía a nadie al no tener experiencia como ministro, hubo que buscar una alternativa fuera. Con Von der Leyen al frente de la Comisión, los conservadores alemanes se queda con la dirección, con la batuta política: el lugar donde se forjan los puntos y las comas de todas las normas comunitarias.

Von der Leyen es una desconocida en Europa, aunque sí está familiarizada con Bruselas: nació en la capital belga y su padre fue alto funcionario de las instituciones europeas. Paradójicamente, Alemania es el único país que se ha abstenido en la elección de la presidenta, ya que Angela Merkel no ha conseguido consenso en su propia coalición de gobierno.

Y es que los socialistas alemanes están que trinan. Es una “victoria de Orbán [primer ministro húngaro] y compañía, que han impedido que Timmermans defienda el imperio de la ley. Los jefes de gobierno están burlándose, el proceso del candidato principal está muerto. Leyen es el ministro más débil aquí. Eso parece ser suficiente para convertirse en presidente de la Comisión”, decía en Twitter Martin Schulz, líder de los socialdemócratas alemanes.  Y no solo en Alemania. La española Iratxe García, presidenta de los socialdemócratas en la Eurocámara, también declaraba que era “decepcionante”.

El secretario de Estado húngaro, Zoltan Kovacs, se jactaba en Twitter de haber puesto sobre la mesa el acuerdo final. Sea o no verdad que Von der Leyen es sugerencia de los países de Europa Central y del Este, han demostrado su fuerza en las negaciones y se han llevado el gato al agua.

El acuerdo, que no coloca a ninguno de los spitzenkandidaten al frente de la Comisión, abre un cierto riesgo de bloqueo institucional. El hemiciclo de Estrasburgo tendrá que aceptar el paquete en dos semanas por mayoría absoluta, y, aunque improbable, no está tan claro que vaya a ser así, ya que los principales partidos políticos habían reiterado su apoyo al sistema de cabezas de lista.

Francia se queda con el mando de la política monetaria

Para que Francia apoyara a la ministra alemana tenía que llevarse su parte. Christine Lagarde liderará el Banco Central Europeo, la institución que decide la política monetaria. El presidente francés, Emmanuel Macron, ve en ella a alguien a la altura del actual presidente, Mario Draghi, capaz de decir de nuevo "whatever it takes", y calmar a los mercados cuando vuelvan las turbulencias económicas. A pesar de que Lagarde no tiene ninguna experiencia como banquera, Macron ha defendido que su experiencia al frente del Fondo Monetario Internacional es garantía suficiente.

España se lleva el puesto de consolación socialista, como premio a la prevalencia de Sánchez durante las elecciones, y de que los españoles tienen al mayor grupo progresista de la Eurocámara.

Por su parte, el primer ministro belga, Charles Michel, se lleva la presidencia del Consejo Europeo, y será encargado de liderar las negociaciones en las cumbres europeas. Ya hemos visto estos días la importancia del actual puesto de Donald Tusk, que ha llevado la voz cantante en las negociaciones de los top jobs.  El brazo conservador y el eje franco-alemán se han vuelto a imponer. Habrá que esperar a ver si el Parlamento está de acuerdo.

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