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Las víctimas de la dictadura argentina se reencuentran con los hijos de los criminales

Analía Kalinec, hija de un criminal durante la dictadura argentina y referente del colectivo Historias Desobedientes.
Analía Kalinec, hija de un criminal durante la dictadura argentina y referente del colectivo Historias Desobedientes. Página 12

Eduardo de Pedro caminaba por Las Heras (Buenos Aires) cuando una mujer se acercó y le preguntó si era Wado. Él respondió que sí y ella se presentó. Le dijo que era la hija de uno de los militares que habían asesinado a su madre, Lucila Révora. El ministro del Interior de Argentina se dio cuenta de que el nombre le resultaba perturbador. "Quédate tranquilo, te quiero pedir perdón porque yo tengo a mi padre en la cárcel, lo puedo ir a visitar, puedo pasar las fiestas con él y sé que tú no", le dijo la joven. El encuentro, relatado en las últimas horas por el ministro y posible precandidato presidencial del Frente de Todos, conmovió a la población argentina. Desde el colectivo Historias Desobedientes, que agrupa a familiares de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia, emitieron un comunicado para señalar el efecto reparador del encuentro "cuando se reconoce el daño generado y la necesidad de justicia".

Analía Kalinec es referente de Historias Desobedientes desde su conformación en 2017, el año en que la Corte reavivó el fantasma de una libertad anticipada para aquellos que secuestraron, torturaron, asesinaron, desaparecieron y se apropiaron de los hijos de sus víctimas. Analía es la hija de Eduardo Kalinec, un integrante de la Policía Federal Argentina (PFA) condenado a prisión perpetua por los crímenes cometidos en los centros clandestinos conocidos como Atlético-Banco-Olimpo. El detenido trató de denunciar a su hija por condenar su actuación y pidió que la Justicia la declarara indigna, pero no lo consiguió. Ni Analía ni sus compañeros saben quién es la mujer que se acercó a Wado para disculparse por los crímenes de su padre, pero están profundamente conmovidos. Analía Kalinec mantuvo una charla con Página 12 para comentar el encuentro.

¿Cómo se vinculan desde Historias Desobedientes con la figura del perdón?

Nosotros no podemos pedir perdón por algo que hicieron nuestros padres. El perdón tiene que ver con un arrepentimiento por parte de la persona que hizo el daño. 

¿Qué los impulsó a sacar el comunicado?

Nos movilizó el hecho de que el tema se puso en agenda, un referente político y posible candidato de un espacio que nos interpela salió hablando de algo que nos toca muy íntimamente. Por eso salimos a decir que apoyamos estas reflexiones, que estamos trabajando en esto.

Hay un sector a favor de la reconciliación que quiso leer de otra forma lo que contó Eduardo de Pedro, que tiene una reconocida trayectoria como militante de Hijos, la organización de descendientes de personas desaparecidas durante la dictadura...

Eso es inevitable en un contexto en el que se discuten cuestiones de poder. Más allá de las especulaciones de algunos medios o sectores, el encuentro entre víctimas y descendientes de los criminales es algo que está pasando y se está sanando desde lo humano. Por eso necesitábamos pronunciarnos, porque es algo que está en la calle, en los espacios en los que circulamos como agrupación. 

Eso es posible porque son hijos que repudian los genocidios de sus padres...

Los encuentros son reparadores cuando se reconoce la necesidad de justicia y se habla del daño que se generó. Estamos hablando de hijos que no somos negacionistas y que entendemos que nuestros padres tienen que estar presos.

¿Qué significa para ustedes la figura de Wado de Pedro como potencial candidato y eventual presidente, sabiendo que es hijo de víctimas del terrorismo de Estado?

Tiene mucho que ver con lo que dijo Cristina Fernández de Kirchner en su discurso, con esa generación a la que quisieron eliminar, esa generación diezmada. Las ideas que quisieron hacer desaparecer todavía sobreviven. Que sean las nuevas generaciones las que tomen esas banderas me parece que demuestra la lucha de un pueblo que no se ha dejado vencer. 

¿Personalmente cómo te impacta la situación de Wado? Porque en el operativo que lo secuestró e hizo desaparecer a su madre intervinieron efectivos del Olimpo, uno de los centros clandestinos donde operó tu padre...

Siento algo que me traspasa. Más allá de todo lo que pudo haber hecho mi padre, de todo lo que pudo haber pasado, me encuentro en un lugar de compromiso social, de amor y de construcción de una sociedad más igualitaria que viene a contrapelo de lo que defendía mi padre. Hay dos modelos de entender la patria y al otro.

¿Cómo viven ustedes, que repudian los crímenes de sus padres o familiares, que haya personas que los reivindiquen?

Nuestra primera actitud ante eso es decirles que asesinar está mal, torturar está mal y apropiarse de bebés está mal. Cuando vemos personas que reivindican o que miran para otro lado frente a lo que hicieron sus familiares, lo menos que podemos sentir es repugnancia.

¿Tienen intención de reunirse con De Pedro?

Ojalá. Nosotros le transmitimos nuestro apoyo. 

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Esta información forma parte de un acuerdo entre Público y Página 12

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