Opinión
Ayuso y Feijóo hablan español, ¿y tú?

Por Noelia Adánez
Coordinadora de Opinión.
-Actualizado a
Hace un par de días, Isabel Díaz Ayuso mantuvo una conversación con Ana Rosa Quintana. La empresaria y presentadora de Telecinco estaba a punto de dar por concluida la amigable charla, que la presidenta autonómica había perlado con las hipérboles y acusaciones habituales contra el Gobierno de España y Pedro Sánchez, cuando ésta se descolgó con un asunto inesperado. Afirmó haber sido amenazada por el lehendakari Pradales públicamente en el Alderdi Eguna del PNV en Álava.
A estas alturas, no vale la pena detenerse en las palabras de Pradales, quien se limitó a decir en euskera, “Ayuso, escucha, Euskadi es euskaldún”, porque lo que queda es que Ayuso ha sido amenazada y que Pradales, lo que es más grave aún, ha proferido estas amenazas en euskera. Ya saben, la lengua de la kale borroka, el idioma en el que hablaba ETA. Porque, como hace algunos días explicaba Jonathan Martínez en su columna en Público, lo que Ayuso y su entorno viene a proponer es que todo lo que se formula en euskera equivale a un delito terrorista.
Por supuesto, la presidenta autonómica sabe perfectamente que Pradales no la ha amenazado, pero aquí nos tiene desmintiendo sus comentarios. Eso, en el mejor de los casos. Ayuso consigue que nos escandalicemos y que le dediquemos al asunto, una vez más, una atención desmedida. La presidenta busca provocar tormentas mediáticas, necesita desviar el foco de determinados asuntos y colocarlo siempre en su persona política. Y sabe cómo conseguirlo. Se atreve a decir lo que, según ella, muchos piensan pero callan. En este caso, que en España no debería haber más idioma oficial que el castellano, que hablan los españoles verdaderos y, por su puesto, sus votantes latinoamericanos. Por cosas como esta, hay quienes califican a la presidenta madrileña de "derecha desacomplejada".
Cuando el otro líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, anunció en Murcia sus medidas para abordar el tema de la inmigración, la asimilación cultural y la afinidad de las poblaciones migradas con nuestra idiosincrasia -sea eso lo que sea- planearon sobre su discurso de una manera muy clara. Las medidas concretas, que se han demostrado estériles desde su misma formulación, importaban más bien poco, porque lo determinante era colocar un marco que venía de la mano de un diagnóstico basado en informaciones falsas; un marco que hasta ahora quien mejor ha explotado es la ultraderecha de Vox.
El PP de Feijóo y Ayuso coincide con Vox en que la inmigración es un problema porque los inmigrantes generan inseguridad, porque bajo el Gobierno de Sánchez la inmigración está fuera de control y porque expolian nuestros recursos públicos. A un tiempo, tratan de dignificar su percepción haciendo ver que sus ideas no son racistas porque a ellos les gustan los inmigrantes, siempre y cuando sean culturalmente afines y/o hablen español.
Ambos parecen estar de acuerdo en que existe una "cultura española" en la que tienen cabida quienes comparten idioma y una historia común folklorizada por la derecha en bestsellers como Imperiofobia y leyenda negra, de Elvira Roca Barea, o en el musical de Nacho Cano Malinche, por poner dos ejemplos mediáticos.
Tratan, de este modo, de diferenciarse de Vox, formación obsesivamente islamófoba, evitando mencionar el islam, aunque aventuro que, en breve, nos colocarán la polémica del velo para utilizarla además como arma arrojadiza contra un feminismo de izquierdas que bebe en los caladeros de la multiculturalidad. De momento, la vicesecretaria Alma Ezcurra ha dicho que no ve problemas, por ejemplo, con Marruecos, aunque también ha reconocido que el modelo de los populares está todavía por definir. Y con esa indefenición jugará el PP para intentar recuperar los votos por los que desde hace meses se desangra en beneficio de Vox. Habrá nuevos debates forzados, nuevas polémicas extemporáneas ... y nos llevarán a ellas.
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