Opinión
Ayuso invoca a la ETA
Por David Torres
Escritor
-Actualizado a
Del mismo modo que se enteró, a los veintitantos años, de que en Ecuador hablan castellano, es posible que, para cuando se jubile, Ayuso descubra que ETA dejó de existir en 2018 y que en 2011 había anunciado el cese de toda actividad armada. Mientras tanto, hasta que no arregle su problema con las fechas, la ETA no se le va a caer de la boca. No sólo porque tampoco tiene mucho más argumentos que ofrecer, sino porque, teniendo en cuenta la frecuencia con que la nombra, Ayuso debe de considerar a ETA competencia directa. Mientras los terroristas vascos asesinaron a unos 856 inocentes durante más de cuatro décadas, el protocolo sanitario aprobado por el gobierno de la Comunidad de Madrid fulminó a 7.291 ancianos indefensos en unos pocos meses, sin necesidad de bombas ni tiros en la nuca.
Según ella, como pronunció en otra frase histórica, "se iban a morir igual", seguramente más adelante y de otra manera, algo que también puede decirse de las víctimas de ETA. Seguramente aquellos pobres ancianos estaban destinados a morir dentro de unos años, atropellados al cruzar la calle o de cualquier otra enfermedad, o quizá no, quizá hubiesen fallecido por culpa del Covid, sólo que asistidos en un hospital, atendidos por personal especializado, mitigados su dolor y su pánico gracias a los cuidados paliativos, en lugar de agonizar encerrados como si fuesen animales rabiosos, abandonados a su suerte en sus cuartos de las residencias. Aterrados y solos, como tantos y tantos inocentes secuestrados por la ETA.
Todo en la última comparecencia de Ayuso participa de ese aire carnavalesco y pútrido con el que la presidenta de la Comunidad de Madrid se lanza a la yugular de Pedro Sánchez sin reparar en adjetivos, sustantivos o verbos, ni en el sentido común ni en la semántica. Dice que no hay "nada más miserable que deberle el gobierno de la nación a Bildu" y que "ETA entregó la legislatura" a Sánchez, como si los dos diputados de Bildu fueran etarras encapuchados que amenazaron a los otros 178 diputados que derribaron el gobierno corrupto de Mariano Rajoy en la moción de censura de junio de 2018.
Lo más divertido es que, cuando expectoró su andanada vía pinganillo, Ayuso se encontraba presentando a los medios el Plan de Viabilidad y Protección Civil ante inclemencias invernales. No se sabe muy bien qué tendrá que ver el potaje etarra-sanchista con el frío y las nevadas que se avecinan, pero tampoco Ayuso tiene mucho que ver con una dirigente política al uso. Cualquier momento es bueno para atizarle a Sánchez y cualquier infamia sirve para banalizar el sufrimiento de los familiares de las víctimas de ETA. Disfrazada de bombera, moviendo mucho la manita y haciendo chiribitas con los ojos como faros, parecía más que nunca una marioneta manejada por un ventrílocuo oculto. Un ventrílocuo pirómano, empecinado en encender fuegos en vez de apagarlos.
Para el PP siempre es oportuno sacar la ouija e invocar a la ETA, ya sea adjudicándole los 192 muertos y casi dos mil heridos del peor atentado de la historia de Europa, o en medio de una ofensiva mediática y judicial contra un gobierno legítimo al que han decidido tachar de "ilegítimo" sólo porque ellos lo dicen. Es la misma estrategia de Trump al calificar a Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela, de "terrorista", vinculándolo al llamado Cártel de los Soles (del que apenas se sabe nada) sólo con el fin de justificar una intervención armada que bien podría desembocar en una guerra civil. Una guerra bendecida y patrocinada por una premio Nobel de la Paz porque, amigas y amigos, así están las cosas en el mundo, en la política, en la cabeza de Trump y en la de Ayuso. La verdad os hará libres y la posverdad gilipollas.
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