Opinión
Leña a las mujeres de Igualdad

Periodista y escritora
-Actualizado a
Es muy aleccionador cómo en el tema de las pulseras de control de maltratadores se ha repetido un patrón comunicativo que ya vimos tras la aprobación de la Ley del Solo sí es sí. A saber: Existe un grupo de mujeres incapaces, torpes, si no malas, que no saben gestionar los asuntos propios de su ministerio. Se las retrata como incompetentes y se hace sangre con ellas sin demasiados argumentos. Incapaces de qué, por cierto: De plantar cara a las violencias constantes y ubicuas que los hombres ejercen contra las que consideran “sus” mujeres.
En resumen, de todos los responsables —que son muchos— de un asunto, la atención se centra sólo en ese grupo de mujeres. Y a partir de ahí, leña al mono y vale todo… o a la mona, en este caso.
Fijémonos cómo en toda la ecuación informativa, en este caso de las pulseras se excluye de cualquier responsabilidad al Poder Judicial, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, sobre todo, a las empresas responsables. Es decir, Interior, Justicia, Vodafone y Securitas Seguridad parecen no tener nada que ver en este asunto. Y por supuesto que lo tienen.
Por encima de todos ellos, sin embargo, prevalece la voluntad enconada y apestosa de señalar al ministerio de Igualdad. Desde tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero y Bibiana Aído, cuando en 2008 se creó Igualdad, los ataques contra quienes han estado al frente han sido habituales y desmedidos hasta el ridículo. Han ido a más, siempre a más. En el caso de Irene Montero y su equipo el acoso llegó a límites de ensañamiento.
Hay poderes, y entre ellos medios de comunicación, empeñados en que Igualdad no debería existir. No sería de extrañar que, en caso de gobernar el PP y la ultraderecha, desapareciera. Los sectores más conservadores de muchas sociedades —Estados Unidos es un ejemplo— ya han empezado a eliminar las medidas de discriminación positiva.
Que el Ministerio de Igualdad moleste es una buena noticia. Malo sería que pasara desapercibido, señal de inacción. Todo avance en igualdad molesta. Pero además, cualquier problema social tiene un abanico compartido de responsabilidades que se omite en cuanto hablamos de violencia machista. Ahí se señala a las mujeres que componen los distintos equipos del ministerio, se las ridiculiza y se las retrata como una panda de incapaces.
Ya basta. Incapaces son los hombres que ni saben ni quieren eliminar la violencia machista de sus vidas y las nuestras. Porque, vamos a lo principal, al núcleo del problema: En el centro están los varones que insisten en violentar, agredir, acosar y asesinar a las mujeres que consideran suyas. En el centro está la parte de la sociedad que niega la violencia machista. En el centro están los machos que se empeñan en denostar el trabajo de las mujeres, en este caso gestionando unas pulseras gracias a las cuales se han salvado no pocas vidas.
Comentarios de nuestros socias/os
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros socias y socios, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.