Opinión
Cómo llegar a las masas
Por Bob Pop
El reciente caso de los hermanos gemelos Taleon y Keyontyli Goffney es un magnífico ejemplo de lo complicado que se ha puesto hoy en día lograr la popularidad masiva. En otros tiempos, el hecho de que una pareja de gemelos protagonizara escenas de porno gay habría bastado por sí solo para generar jugosos titulares. Pero no. Ni siquiera fue noticia que uno de ellos figurara en alguno de los anuncios de una famosa marca deportiva o luciera paquetón para una campaña de ropa interior masculina. Nada. Ni mú. Ni palabra de los Goffney.
Hasta la semana pasada, cuando fueron arrestados tras el atraco a una farmacia y la policía –que no es tonta– les acusó de más de cuarenta robos. Entonces sí. En cuanto sus fichas policiales se distribuyeron por internet, varios blogueros (Perez Hilton entre ellos, cómo no) se lanzaron como hienas a difundir online lo que sabían de ellos: que esos dos jóvenes delincuentes eran –además de lo más parecido a un cruce entre Bonny & Clyde y un episodio de El show de Bill Cosby– actores porno reconocidos por sus esforzados trabajos en webs tan emblemáticas como Blackmen.net o EbonyD.com (donde figuraban con nombres artísticos tan poco elaborados como Teyon y Keyon). Y a partir de eso, la gloria masiva: periódicos, teles, revistas... todos hablamos de ellos. Por fin.
Moraleja: Lina Morgan, hoy en día, no se comería un colín con su 'Vaya par de gemelas'... a no ser que incluyera atracos y sexo lésbico.