En la fábula en la que se ha convertido la sucesión de Zapatero en el PSOE, junto a la liebre Rubalcaba se ha colocado en la línea de salida una gacela thompson, Carme Chacón, en lo que debería de ser la carrera del siglo de la granja socialista. Todo está pendiente de que la tortuga Zapatero, que anda lesionado del menisco y sin perspectivas de recuperación, renuncie a tomar la salida, algo que todavía está por ver. Decía el presidente que los socialistas no tenían tiempo para otra cosa que no fueran las reformas para sacar a España de la crisis, pero se ve que al partido y a algunos de sus ministros les puede el atletismo.

La aparición estelar de Chacón en la pista no tendría que causar mayor extrañeza. No en vano, toda su trayectoria ha sido una preparación continua para que el testigo no le resbalara de las manos. Portavoz electoral del PSOE, vicepresidenta del Congreso, ministra de Vivienda y ahora de Defensa, ha cursado un MBA diseñado por Zapatero, cuyo plan, incluso antes de convertirse en una rémora, siempre fue no optar a una segunda reelección y dar el relevo a la generación siguiente. De entre los posibles candidatos, nadie mejor que una mujer catalana para romper todas las estadísticas.

Con estos antecedentes y en el supuesto de que Zapatero hiciera mutis, es poco probable que la carrera entre Rubalcaba y Chacón acabe disputándose. A sus años, al vicepresidente le va más el papel de salvador a quien se implora un último servicio a la causa que la vulgaridad de competir en unas primarias, especialmente después de haber proclamado que lleva tiempo pensando en la retirada de la política y que se sabe recorriendo sus últimos metros. Algunos especulan ya con un ticket electoral de ambos dirigentes, una posibilidad que sería improbable si alguno de los dos llevara encima la etiqueta de perdedor de unas elecciones internas.

Para quienes sientan compasión por el candidato de los socialistas en las generales de 2012 dadas las expectativas que ofrecen las encuestas, sepan que lo suyo será una bicoca en comparación con la que se le viene encima al redactor del programa electoral. ¿Ofrecerá el PSOE nuevas reformas? ¿Prometerá profundizar en la reforma laboral o elevar aún más la edad de jubilación? Ha de ser una persona imaginativa, quizás un novelista.