Opinión
Santo Tomás y las poluciones
Por Ciencias
DE AQUELLOS POLVOS // JUAN SISINIO PÉREZ
* Catedrático de Historia en la Universidad de Castilla-La Mancha
¿Saben uds. qué son los íncubos y los súcubos? ¡Demonios! Son espíritus malignos que, a las órdenes de Satanás, provocan las poluciones nocturnas. El íncubo tiene forma de varón y el súcubo de mujer. También inducen sueños lujuriosos en las mujeres. Eso pensaban san Agustín y santo Tomás. No fueron dos santos cualquiera sino dos de los que más han influido en las sociedades cristianas. Sobre todo por sus invectivas contra el sexo. Salvo para reproducirse, el uso del sexo había que erradicarlo. Eso predicó san Agustín, cierto que después de haberlo disfrutado de mil maneras. De Tomás de Aquino no hay constancia de que se dedicara al sexo con los demás, aunque, según contaba él mismo, llegaba al orgasmo pensando en los misterios teológicos. No sabemos si actuaba a solas o con apoyo manual, pero sí detalló que los íncubos y los súcubos eran seres reales.
Actividades naturales
A Tomás de Aquino se le debe la idea del “pecado contra-natura”, en el que incluyó todo acto sexual cuyo fin no fuese la procreación ¡Como si satisfacer la lujuria no fuese lo más natural del mundo! Tan natural como la procreación, por supuesto. Mucho había llovido desde que Diógenes se masturbaba en público para demostrar que las actividades humanas son naturales. Así, el médico Galeno decía que la retención del semen dañaba la salud. Sin embargo, las tesis de Tomás de Aquino no se expandieron sino más tarde. Durante siglos, hasta el XIX, en ciertas zonas de la cristiandad pervivió el ritual Risus paschalis, una práctica primaveral del domingo de Resurrección en el que los curas se subían las ropas litúrgicas, exhibían los genitales e incluso se masturbaban para provocar la risa. En España también practicaban estas “risas” primaverales las monjas, a puerta cerrada ¡Faltaría más!