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El brote de Ordizia enreda el final de la campaña más rara de la historia en Euskadi

La imposibilidad de ejercer el voto por parte de las personas contagiadas y el crecimiento del foco en Gipuzkoa marcan las horas previas a la cita con las urnas.

Vecino de Ordizia EFE
Un vecino de Ordizia observa a los medios de comunicación congregados en la localidad guipuzcoana. EFE/Javier Etxezarreta

Podía ocurrir, y ocurrió. Euskadi despide la campaña electoral y mira hacia las urnas con un temor que ya es una convicción: no todos los que quieran votar podrán hacerlo. Si durante varias semanas el Gobierno Vasco se esmeró por transmitir que habría condiciones apropiadas para celebrar las elecciones, lo cierto es que las horas previas a la convocatoria han estado marcadas por las incertidumbres que reinan en la comarca guipuzcoana del Goierri, foco de un brote de coronavirus.

La situación es inédita. Por primera vez en la historia, hay una indicación clara por parte del Ejecutivo vasco –y también de la Xunta de Galicia, donde celebran elecciones el mismo día– hacia quienes están contagiados: no podrán depositar su voto. "Enfermedades que impidan ejercer el derecho a voto las hay", resumió la consejera de Salud, Nekane Murga, tratando de quitarle hierro al asunto.

Hasta la mañana del viernes había 69 casos positivos vinculados directamente al foco de Ordizia. La cifra ha ido creciendo durante la semana, y al mismo tiempo ha aumentado también la incertidumbre sobre qué debe ocurrir si una pandemia impide que un número determinado de personas haga ejercicio de su derecho democrático al voto. Murga pronosticó que habrá 200 personas impedidas de votar por culpa del coronavirus.

Más allá de esa cifra, en este último tramo de la campaña también creció, al calor de la situación en Ordizia, otro enigma de grandes proporciones: hasta qué punto el miedo a los contagios incidirá en los niveles de abstención y, de ocurrir eso, a qué partidos afectará.

El promotor y defensor número uno de la convocatoria de elecciones para este domingo, Iñigo Urkullu, ha remarcado hasta el último minuto que están garantizadas las condiciones sanitarias para celebrar los comicios. "Votar el domingo es totalmente seguro", afirmó el lehendakari durante una entrevista emitida el jueves por la noche en ETB-2.

Miedo a la abstención

Los augurios –marcados en algunas encuestas– de un posible escaño de Vox por la provincia de Araba reforzó los mensajes del PNV a favor de la participación, tratando de contrarrestar así el miedo a acudir a las urnas que provocan los brotes de la pandemia. EH Bildu también ha llamado a votar para evitar ese hipotético escaño de la ultraderecha.

Hace casi cuatro años, en septiembre de 2016, la abstención en Euskadi llegó al 39,9%. A diferencia de lo que previsiblemente ocurrirá este domingo, las razones de entonces nada tenían que ver con motivos sanitarios ni con una pandemia que nadie veía ni en sus peores pesadillas.

Lo cierto es que las "elecciones del coronavirus" son, ahora incluso con más fuerza que cuando comenzó la campaña, las primeras votaciones en las que una pandemia condiciona el derecho al sufragio tanto de forma directa –en los 200 casos positivos que manejaba este viernes la consejera de Salud del País Vasco– como indirecta –entre quienes se quedarán en casa por temor al contagio–.

"No se imagina lo raro que es hablar desde el escenario a personas con mascarillas"

El miedo a una baja participación estuvo presente desde los inicios de una campaña inédita y extraña. "No se imagina lo raro que es hablar desde el escenario a personas con mascarillas. Todo se ha vuelto mucho más frío", señalaban hace unos días a Público desde uno de los equipos políticos que han trabajado largas horas durante estos últimos 15 días. Resumían así los sentimientos e imágenes que deja una campaña sumamente extraña, en la que los partidos han tenido que amoldar todos y cada uno de sus actos a la nueva normalidad.

Recortes y pactos

Antes de que el foco de Ordizia captara todas las miradas, las candidatas y candidatos a lehendakari habían hablado sobre el coronavirus, aunque incidiendo especialmente en las consecuencias que esta pandemia tendrá sobre la economía y la sociedad vasca. Así se pudo constatar en los mítines con mascarillas y en los dos debates en euskera y castellano –en ambos guardando las distancias– que las principales formaciones políticas mantuvieron en ETB.

Se habló del coronavirus y se habló de los recortes. Urkullu para negarlos –ni antes, ni ahora, ni en los próximos meses si sigue gobernando– y EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU para denunciarlos. Fue precisamente esta última formación, que lleva como candidata a lehendakari a la exsenadora Miren Gorrotxategi, la que defendió una y otra vez construir un bloque de izquierdas que permita desalojar a Urkullu del Gobierno Vasco.

Sin embargo, uno de los componentes necesarios de ese pacto ya ha dicho que tres no se alían si uno no quiere: el PSE no formará parte del acuerdo que, matemáticamente hablando, podría permitir el primer Gobierno autonómico de izquierdas en Euskadi. En el PNV saben también que ese acuerdo es imposible y, de la misma forma, confían en la voluntad de Idoia Mendia, secretaria general y candidata del PSE, a la hora de alcanzar un nuevo acuerdo para seguir gobernando en coalición. Eso será después del domingo.

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