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Cuarta Asamblea Ciudadana De la fundación del partido a la salida de Iglesias: cuatro asambleas para cuatro Podemos

De la ilusión de la I Asamblea Ciudadana que alumbró a la formación morada se pasó a la guerra interna de Vistalegre II. La Tercera Asamblea estuvo completamente marcada por la covid-19 y el cuarto cónclave, que se celebra este sábado y domingo, servirá para definir al Podemos post Pablo Iglesias.

Los dirigentes de Podemos Irene Montero, Pablo Iglesias, Rafael Mayoral , Carlos Monedero y Diego Cañamero, en la segunda jornada de la Asamblea Ciudadana Estatal de Vistalegre II. EFE/Chema Moya
Los dirigentes de Podemos en una imagen de archivo en la Asamblea de Vistalegre II. EFE/Chema Moya.

Que la evolución y el desarrollo de Podemos ha sido vertiginoso es algo que admite pocas dudas. En siete años, la formación morada ha pasado por múltiples fases y ha transicionado desde una oposición desde fuera de las instituciones (antes de irrumpir en el Congreso de los Diputados, así como en los distintos parlamentos autonómicos y los ayuntamientos) hasta formar parte del Ejecutivo central, de algunos autonómicos y de gobernar ciudades tan importantes como Barcelona, Madrid o Zaragoza.

En estos siete años de vida, Podemos ha celebrado cuatro asambleas ciudadanas estatales (el máximo órgano de decisión del partido) para definir su rumbo y estrategia política, el tipo de organización que aspiraba a ser y para elegir a las direcciones que han ido asumiendo las riendas de la formación.

Cada asamblea ha representado un momento político distinto para el partido e, incluso, se podría afirmar que los tres cónclaves que se han celebrado hasta el momento son el reflejo de cuatro Podemos diferentes, cada uno con su fuerza, sus aspiraciones y sus objetivos a corto y medio plazo.

La primera asamblea, Vistalegre I, fue el cónclave fundacional, el que convirtió al movimiento en un partido. Pese a que solo han pasado siete años, la comparación entre el Podemos que se definió en la asamblea de 2014 y el que se plantea en las primarias que finalizan el próximo domingo arroja diferencias notables. En ese cónclave se definió a la formación como una "maquinaria de guerra electoral" que debía aglutinar en un tiempo récord a los distintos movimientos sociales y corrientes que la formaban y prepararlos para el ciclo de elecciones que se iniciaba.

La lista de Iglesias (la ganadora) se enfrentó a la de Sumando Podemos, una candidatura alternativa liderada entonces por Pablo Echenique y apoyada en el denominado sector anticapitalista. Echenique y los anticapitalistas pedían que se conformara una organización más horizontal y coral en las portavocías, alejada del centralismo que en ese momento el sector ganador consideraba necesario para afrontar el ciclo electoral y aglutinar a tantas corrientes en tan poco tiempo.

Vistalegre II, la asamblea más polémica y mediática de Podemos, dista mucho del resto de cónclaves. Más que un foro para decidir cuál sería el rumbo político y la nueva dirección del partido, se convirtió en un terreno de batalla entre los denominados sectores pablista y errejonista, un enfrentamiento entre el secretario general de Podemos y el hasta entonces número dos de la organización.

De la guerra interna a la asamblea del confinamiento

Desde las elecciones de diciembre de 2015, las diferencias políticas y estratégicas sobre las alianzas del partido (en especial la confluencia con Izquierda Unida) habían distanciado a Pablo Iglesias y a Íñigo Errejón, un alejamiento que finalmente derivó en 2017 en una batalla por hacerse con el control del partido. El sector errejonista denunciaba que el partido había entrado en una estrategia de "repliegue" y se encaminaba hacia la ocupación del rincón asignado tradicionalmente a la izquierda alternativa al PSOE, un rincón con poca base electoral y sin capacidad de poder ser hegemónico.

Por ello, proponían una estrategia "de ofensiva", "de construcción y ensanchamiento", para pasar "de la guerra de movimientos y asalto relámpago a la guerra de posiciones"; "necesitamos un plan estratégico para hacer patria, ser útiles hoy para gobernar mañana", defendían. La candidatura de Iglesias abanderaba que el objetivo era el de tener "un pie en el Parlamento y mil pies en la sociedad", alertaba de que las instituciones "atrapan" y defendía que había que mantener una actitud disruptiva para no "camuflarse" entre el resto de formaciones.

En este sentido, también abogaba por no centrarse en seducir al electorado del PSOE: "No tenemos que ser aves de rapiña. Respetamos a esos votantes y les decimos que si quieren venir a Podemos, muy bien, pero nosotros no somos el PSOE", defendía Iglesias. Finalmente, en febrero de 2017, el secretario general revalidó su liderazgo y arrasó a la candidatura de un Errejón que, junto a los dirigentes más fieles a su proyecto, terminó saliendo del partido.

Hoja de ruta hacia el final de la legislatura

La III Asamblea Ciudadana ha sido la más atípica de todas debido a que se celebró en mayo de 2020, en plena pandemia del coronavirus. Aunque su convocatoria estaba prevista para marzo, la irrupción de la covid-19 y el confinamiento domiciliario forzó su retraso y, finalmente, el cónclave derivó en un proceso mucho más ágil y reducido en plazos, y sin ningún acto público, ni de campaña de las candidaturas ni tampoco de la asamblea propiamente dicha.

No hubo ni ponencias, ni discusiones acerca de los documentos que sirven de hoja de ruta al partido, ni proclamación de resultados. Solo se produjo una votación telemática durante varios días y un avance de los resultados por parte del equipo de comunicación de Podemos (Iglesias revalidó la Secretaría General con el 92% de los votos en un contexto de baja participación).

La IV Asamblea Ciudadana que se celebra este sábado y este domingo recupera los actos presenciales, las ponencias, las intervenciones de los dirigentes de la organización y la proclamación de resultados (la asamblea se desarrollará al aire libre y podrán acudir los inscritos del partido). Su principal característica es que es el primer cónclave al que no acudirá Pablo Iglesias, después de que anunciara que dimitía de su cargo y que abandonaba la política institucional el pasado 4 de mayo, tras las elecciones de la Comunidad de Madrid.

En esta asamblea, se elegirá a su sucesor y se decidirá cuál es la hoja de ruta del partido de aquí al final de la legislatura (en la que comparte Gobierno con el PSOE). La dirección saliente ha consensuado que su candidata sea la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, que en su lista lleva a buena parte de la cúpula actual del partido y a varios secretarios generales autonómicos. El edil de Podemos en San Lorenzo de El Escorial Esteban Tettamanti, y el militante crítico Fernando Barredo también han presentado su candidatura para liderar la formación.

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