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El dueño de un huerto en Huelva, condenado a 15 años de cárcel por matar de un disparo a un ladrón de hortalizas

La víctima, de 44 años, padre de cuatro hijos, se había llevado un puñado de habas para que su esposa las cocinara. El condenado tiene antecedentes por violencia de género.

Un hombre riega las lechugas de La Huerta Eugenia, un huerto urbano situado en una parcela municipal del madrileño barrio de Vallecas, durante la fase 0 de la desescalada en la ciudad y en los que se ha establecido normas para garantizar la seguridad en e
Un hombre riega las lechugas de La Huerta Eugenia, un huerto urbano situado en una parcela municipal del madrileño barrio de Vallecas, durante la fase 0 de la desescalada en la ciudad, el 11 de mayo de 2020. Marta Fernández / EUROPA PRESS

La tragedia se presentó el 5 de mayo de 2020 en la localidad onubense de Rociana del Condado (7.800 habitantes), en la comarca de Doñana, en forma de asesinato al más puro estilo lorquiano. Un disparo sonó a las tres de la tarde y acabó de forma inmediata con la vida de un vecino de 44 años que tenía la costumbre de coger de las huertas ajenas frutas y verduras para dar de comer a su familia. 

El autor del crimen es un hombre de 75 años, dedicado en cuerpo y alma a la explotación de su finca, con olivos, colmenas, frutales y hortalizas, que harto de los robos, decidió dar un escarmiento a los ladrones. 

La Audiencia Provincial de Huelva le ha impuesto, sobre la base del veredicto emitido por el jurado, 15 años de prisión por el asesinato del  ladrón de hortalizas. Además le obliga al pago de 587.749 euros como indemnización a la viuda y a los cuatro hijos, menores de edad, de la víctima. 

Como hechos probados, la sentencia, a la que ha tenido acceso Público, sitúa al condenado sobre las dos y media de la tarde del día de autos escondido dentro de su huerta, parapetado entre los árboles y arbustos, y armado con una escopeta de caza para la que tenía licencia. 

El dueño de la finca, harto de los robos, quiso dar un escarmiento a los ladrones

Horas antes había descubierto un agujero en la valla que cerca la huerta, por la que los ladrones entraban para arrebatarle parte de la cosecha. Se dispuso entonces a esperarlos con el arma cargada. 

En efecto, llegaron los ladrones a punto de dar las tres de la tarde y se pararon frente a las vainas de habas, en ese momento, en su máximo esplendor. El hombre, que tenía antecedentes por maltratar a su esposa, con la que seguía conviviendo en la misma casa, salió de su escondite y acercándose a ellos sigilosamente les increpó: "¿Habéis cavado mucho las habas?" y a continuación descerrajó un tiro en la cabeza de uno de ellos, que murió en el acto.

El agricultor llamó por teléfono a su hijo y le contó que había matado a un ladrón. Su vástago avisó a la Guardia Civil y juntos acudieron a la huerta, donde el hombre no opuso resistencia a la detención. 

El acusado pasó un año entero en prisión provisional y en mayo de 2021 obtuvo la libertad condicional a la espera del juicio. Alegó en su defensa que el arma se disparó accidentalmente ante el miedo experimentado porque la víctima sacó un cuchillo y le amenazó. 

Pero esa tesis no se sostuvo en el juicio. Los agentes no encontraron arma alguna junto al cadáver. Lo que hallaron fue una bolsa con veinte habas, cuentan fuentes jurídicas. Sí hallaron los forenses al practicarle la autopsia una pequeña navaja en el bolsillo del chándal, que nunca salió de allí, pues la muerte le sorprendió sin tiempo a reaccionar, dice la sentencia. 

Quince segundos fatales

El otro ladrón, primo de la víctima, explicó en el juicio que "cuando entraron por el agujero que ya estaba hecho no vieron a nadie, que primero entró él y luego su primo y que llevarían unos 15 segundos en
la finca cuando apareció el acusado, que estaba acechándoles". Él salió corriendo y escuchó el disparo. 

Este hombre contó que no hubo enfrentamiento con el dueño de la finca y que su primo "no era violento ni agresivo"; destacó que lo que sustraían de la huerta lo empleaban para comer, dijo, porque la situación económica de la víctima era precaria. "La víctima iba a llevar las habas a su esposa para que las cocinara", apuntan fuentes jurídicas.

Lo que robaban de la huerta era para comer, dijo el cómplice, porque su situación económica era precaria

El hijo del acusado explicó en el juicio que su padre había sufrido muchos robos en la finca a lo largo de los años y las denuncias caían en saco roto. "Se sentía impotente", dijo. 

La sentencia concluye que "la víctima no realizó ninguna otra conducta que no fuera la de sustraer habas del huerto propiedad del acusado y esta conducta, por más que pudiera resultar ilícita, no puede en modo alguno justificar la reacción del acusado, ni la necesidad, ni proporcionalidad del ataque". 

La defensa del condenado ha recurrido la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, porque cree que el hombre no estaba en condiciones cognitivas para enfrentarse a un juicio, según un informe forense de parte que aportó al juzgado. 

Sin embargo, los forenses judiciales establecieron que no presentaba trastorno ni alteración significativa de las funciones psíquicas, más allá de su edad. 

La Fiscalía eliminó de su escrito de conclusiones la atenuante de confesión, pues quien realmente avisó a la Guardia Civil no fue el autor del crimen sino su hijo. Pero la magistrada presidenta del tribunal ha valorado la actitud del acusado, al conducir a los agentes hasta el cadáver, y le ha aplicado finalmente la atenuante de confesión, rebajándole la condena de los 17 años que pedían las acusaciones a los 15.

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