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Estados Unidos voló el Nord Stream

Sara Serrano en La Base.
Sara Serrano en La Base.

El periodista y ganador de un premio Pulitzer Seymour Hersh ha asegurado que Estados Unidos, (con ayuda de Noruega), destruyó los gasoductos de Nord Stream 1 y 2. Lo hizo en una investigación publicada el pasado miércoles en una página web, creada ese mismo día, y basándose en una fuente anónima, con "conocimiento directo del proceso".

Pues según el periodista, el pasado 26 de septiembre y bajo órdenes de la Administración Biden, "un grupo de buzos de la Marina aprovechó unas maniobras de la OTAN en el Báltico para colocar explosivos en el Nord Stream que la Armada noruega hizo detonar tres meses después de forma remota". "El 26 de septiembre de 2022, un avión de vigilancia P8 de la Marina noruega realizó un vuelo aparentemente rutinario y lanzó una boya de sonar", dice el texto.

"La señal se propagó bajo el agua, inicialmente al Nord Stream 2 y luego al Nord Stream 1. Pocas horas después, se activaron los explosivos C4 de alta potencia y tres de las cuatro tuberías quedaron fuera de servicio. A los pocos minutos, los charcos de gas metano que quedaban en los gasoductos destruidos podían verse esparciéndose por la superficie del agua, y el mundo se enteró de que había ocurrido algo irreversible." Recordemos que entonces, Alemania, Dinamarca y Suecia no descartaron un acto de sabotaje a la infraestructura energética europea y las autoridades rusas solicitaron una investigación internacional para esclarecer lo sucedido.

Según Hersh se trataba de una operación encubierta, preparada durante meses y que involucraba a la Marina estadounidense, las Fuerzas Aéreas y la CIA. El 27 de enero de 2022, la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, hacía suyas unas palabras del senador republicano Ted Cruz y calificaba al Nord Stream como un trozo de chatarra en el fondo del océano por el que no fluiría gas sin la debida aprobación.

Y hace solo unas semanas, el pasado 23 de enero, ha habido otras declaraciones de Nuland en la misma dirección. Según relata la fuente de Hersh, la indiscreción de Biden y Nuland y sus referencias veladas a la operación en curso, habían dejado a varios de sus organizadores en shock. Tras estas declaraciones algunos altos cargos de la CIA concluyeron que volar el oleoducto "ya no podía considerarse una opción encubierta porque el presidente acababa de anunciar que sabíamos cómo hacerlo".

Según cita el artículo de Hersh, el secretario de estado Anthony Blinken, señaló que "eliminar la dependencia europea de la energía rusa" supondría una tremenda oportunidad para Estados Unidos y una forma de "quitarle a Vladimir Putin el arma de la energía como medio para avanzar en sus designios imperiales". Recordemos que en los últimos años Estados Unidos se ha convertido en el mayor exportador de gas natural licuado del mundo y que gran parte de este gas llega a Europa vía marítima, eso sí, a un precio muy superior al gas ruso.

La Casa Blanca ha negado categóricamente la veracidad de las informaciones publicadas por Hersh. Según ha recogido The New York Post, el Departamento de Defensa ha asegurado que la Marina de Estados Unidos no está involucrada en el incidente. Lo mismo dijo el Pentágono. La portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova aseguró el pasado miércoles que nunca tuvieron dudas de que Estados Unidos, y posiblemente otros países de la OTAN, estaban implicados en el sabotaje. Además, el Kremlin ha solicitado que se abra una investigación internacional para esclarecer las informaciones publicadas por Hersh.

Mao Ning, (portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China), ha señalado que, (si las informaciones fueran verdaderas), se trataría de un acto inaceptable sobre el que Estados Unidos tendría que rendir cuentas. Y Alemania, (uno de los países más afectados por la destrucción del gasoducto Nord Stream, recordemos que antes de la guerra, la dependencia alemana del gas ruso era del 55%), también se ha pronunciado. La portavoz del gabinete de ministros, Christiane Hoffmann, ha afirmado no tener ninguna prueba para respaldar la veracidad de la investigación.

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