Este artículo se publicó hace 3 años.
Elecciones en MadridLa falsa batalla electoral en Vallecas, un barrio tolerante que combate a la ultraderecha
Vox acudió al feudo histórico de la izquierda en Madrid para lanzar sus mensajes machistas, homófobos y racistas, lo que desde un primer momento se vio por los vecinos como una "provocación".
Madrid-Actualizado a
Son las 18.20 horas de la tarde del miércoles. Un grupo de personas acude a la Plaza del Nica, ubicada en el madrileño barrio de Vallecas, convocado por colectivos antifascistas. Una hora y media después, en la vecina Plaza de la Constitución, conocida como Plaza Roja, Vox presentaba su candidatura a las elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid, lo que desde un primer momento se vio por los habitantes del feudo histórico de la izquierda en la capital como una "provocación".
"Vallecas no es un barrio violento, es de trabajadores. No tenemos tiempo para echarnos piedras a la cabeza. Si no trabajamos, no comemos", sostenía Álvaro, un mecánico de 35 años, ante lo que estaba a punto de ocurrir. Aún así, lo tenía claro: "Somos un barrio de izquierdas y la derecha viene para que al día siguiente ocupe las portadas. La crispación siempre se usa para barrer para un lado u otro el caladero de votos". Enfrente, las decenas de personas concentradas con camisetas feministas y lemas antifascistas se desplazaban poco a poco hacia el lugar que acapararía el foco mediático minutos después, la Plaza Roja.
Era la crónica de un altercado anunciado. Sobre el mediodía, PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos hicieron un llamamiento a los vecinos de Vallecas para evitar caer en la provocación del partido liderado por Santiago Abascal. "A la ultraderecha se la combate social y electoralmente, aislándola y alejándola de toda influencia de gobierno". Si bien, el día amaneció con varias pancartas situadas en diferentes puntos de la zona que dejaban clara cuál era la postura de los vecinos ante la visita del partido ultra. "Fuera fascistas de nuestros barrios", se leía en una. "Pintando esta pancarta ya hemos trabajado más que tú", ironizaba otra.
El que fuera un municipio del sur de la capital hasta 1950 se divide hoy en dos distritos: Puente de Vallecas y Villa de Vallecas. Ambos suman 355.379 habitantes, según los datos ofrecidos por el Ayuntamiento de Madrid a 1 de enero de 2020, siendo este uno de los barrios más poblados de Europa. Casi 63.000 personas son inmigrantes, un 33,2% del total. De estas, 39.566 proceden de América Latina, el Caribe y África, población contra la que la formación de extrema derecha centra su discurso en aras de sembrar en ella una falsa amenaza.
Las últimas estadísticas difundidas por la Agencia Tributaria en octubre de 2020 reflejan la clara desigualdad entre las diferentes zonas de la ciudad, siendo estos distritos dos de los peores parados (junto a Usera y Villaverde). De esta forma, la renta media de un hogar en Puente de Vallecas se estanca en 17.795 euros, mientras que la de Villa de Vallecas se sitúa en 25.500 euros. "Este barrio lleva abandonado más de 25 años. Pintan paredes antes de las elecciones para que tenga otro aspecto, pero está dejado desde que entró el primer Gobierno autonómico del PP", añadía Álvaro.
"Deberían de pasarse siempre para ver cómo está el barrio, no solo para sacarse la foto. Que se pasen por el banco de alimentos para ver lo que hay", criticaba Nuria (41 años), camarera de un bar ubicado en la calle del Arroyo del Olivar. Su jefa, Alexandra (29 años), visiblemente molesta, remataba que los políticos "de todos los colores se tendrían que pasar más a menudo para ver todos los problemas. Esto es un día a día". Preguntada por el paso de la pandemia, que ha golpeado especialmente a los sectores dedicados al ocio y al turismo, esta hostelera deslizaba que "Ayuso es la única que algo nos ha beneficiado por no cerrar", aunque inmediatamente matizaba: "No he recibido ningún tipo de ayuda. Sólo inconvenientes y problemas".
La Comunidad de Madrid ha sido el principal bastión del PP desde que Alberto Ruiz Gallardón ganara los comicios de junio de 1995. En las elecciones autonómicas de mayo de 2019, el PP con Isabel Díaz Ayuso como candidata, obtuvo el peor resultado de su historia en esta región (30 diputados). Sin embargo, los 26 escaños de Cs y el apoyo de los 12 de Vox mantuvieron a esta formación al frente de la Puerta del Sol.
"La gente de Vox, por el discurso que tiene, no es bien recibida. Vallecas es un barrio de izquierdas, multicultural, con mucha población inmigrante. Es un barrio tolerante, pero esta gente viene a llamar la atención", resumía Genaro este miércoles con cierto orgullo. Este funcionario de 60 años recuerda que en las elecciones autonómicas de 2019, el partido de extrema derecha también "se paseó" por la zona, aunque de una forma menos mediática. De poco o nada les sirvió.
Vallecas, barrio obrero por excelencia, está considerado como el cinturón rojo de la capital. Los resultados electorales así los atestiguan: la derecha nunca ha logrado imponerse a la izquierda. En los comicios autonómicos de mayo de 2019, Vox rascó apenas 8.382 votos entre los dos distritos. Fue la sexta y última fuerza, muy por detrás incluso de Cs y PP (tercera y cuarta, sucesivamente). El PSOE fue el partido más votado con 49.633 sufragios. Más Madrid obtuvo 33.839 papeletas y Unidas Podemos 12.807.
Las encuestan de cara a las elecciones del 4 de mayo pronostican malos resultados para la extrema derecha, no sólo en este barrio, sino a nivel regional. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicado el pasado lunes, Vox superaría por sólo cuatro décimas la barrera del 5% necesaria para formar grupo. Ante el riesgo de quedarse fuera de la Asamblea de Madrid, el partido de Abascal eligió la mítica plaza del Puente de Vallecas para lanzar sus mensajes machistas, homófobos y racistas, en busca de una falsa batalla en la que dar un golpe de efecto, aunque lo único que consiguió fue "generar crispación", como así lo denunciaron los vecinos.
A las 19.00 horas del miércoles, instantes antes de que comenzara su acto de precampaña, un fuerte cordón policial separaba a los asistentes al mitin de Vox (alrededor de 200 personas), así como a las decenas de periodistas y fotógrafos, de los centenares de vecinos que rodeaban la plaza. "Aquí están los antifascistas", "Abascal, ponte a trabajar", "No pasarán", "Más vallecanos y menos cayetanos", y "Fuera fascistas de nuestro barrio" fueron algunas de las consignas que los manifestantes lanzaron de forma pacífica contra la formación de extrema derecha. Algunos fieles a la formación ultra, a las espaldas de los agentes de la UIP, respondían con sorna a las críticas. Sacaban sus banderas rojigualdas y, con la lengua fuera, les hacían la peseta.
Santiago Abascal fue el primero en tomar la palabra, pero los antifascistas del barrio hacían más ruido. Fue entonces cuando el líder de Vox se bajó del atril, acompañado de escoltas, dirigentes del partido y afines para encararse con los manifestantes, saltándose previamente el cordón policial. A partir de este momento, los agentes de la UIP cargaron contra los vecinos de Vallecas y algunos periodistas. Botellas y piedras volaron desde la zona de césped que rodea la plaza hacia el centro de la misma. También, desde este lado, fueron varios los seguidores de Vox que devolvieron vía aérea algunos de estos objetos. El partido ultra ya tenía lo que quería: el caos se había apoderado de la situación.
Minutos después, en medio de una calma tensa, Abascal volvió a tomar la palabra. Mientras lanzaba bulos sobre los menores no acompañados, a unos 100 metros, Daniel (51 años) afeaba que la "presencia de Vox había provocado esa batalla campal". Este albañil, original de Perú, lleva 38 años viviendo en el barrio. "Pago mis impuestos, respeto las normas y me siento como un ciudadano más", decía para desquitarse de los ataques que salían de la boca de los miembros del partido que acompañaron a Rocío Monasterio (cabeza de lista de Vox) hacia los migrantes.
Con las luces de las farolas encendidas, Lucía, vecina de Vallecas, abandonaba los alrededores de la Plaza Roja despavorida. "Que venga la extrema derecha a un barrio que dice que es un estercolero y marginal me parece que es provocar, me parece una vergüenza". Esta profesora de 23 años hacía referencia a algunos de los insultos que algunos dirigentes del partido han vertido contra los barrios humildes.
Este jueves, un día después del acto, los vallecanos mostraban su preocupación por los disturbios. Conscientes de que las imágenes difundidas criminalizan aún más a esta población, lamentan que Vox haya usado este escenario para captar votos de otros barrios. "Vallecas se tenía que defender contra Vox. ¿A qué vienen? ¿Tienen que recurrir a estos métodos para que les voten? Es vergonzoso", sentencia Victoria (74 años).
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