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Las Fuerzas Armadas generaron en 2019 una huella de carbono equivalente a las emisiones de todos los coches de Madrid

Un informe del Centro Delás analiza el impacto de la seguridad militarizada en el cambio climático. A nivel de la UE, las emisiones de CO2 del ámbito de la defensa alcanzan a las provocadas por 14.000.0000 de vehículos.

Desfile de las Fuerzas  Armadas
Imagen de archivo del Desfile de las Fuerzas Armadas en Madrid. EUROPA PRESS

El militarismo tiene un papel importante en la emergencia climática. Según refleja un informe que acaba de publicar el Centro Delás de Estudios por la Paz, "la seguridad militarizada tiene un papel esencial en el empeoramiento constante de la crisis ambiental a nivel planetario", lo que se traduce en cifras significativas: de acuerdo a  este documento, las emisiones generadas por las Fuerzas Armadas españolas en 2019 alcanzó el mismo nivel que las provocadas por todos los coches de la ciudad de Madrid durante el mismo año. 

Coincidiendo con las acciones con motivo del Día Global por la Justicia Climática y en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 que se celebra estos días en Glasgow, el informe busca precisamente denunciar el papel de ejércitos y fabricantes de armamento en los desequilibrios "sociales y eco-planetarios".

En esa línea, el informe subraya que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de las Fuerzas Armadas "siguen parámetros similares a los de países como Francia y Alemania", por lo que se estima que los militares españoles generaron en 2019 "una huella de carbono de 2.754.000 toneladas de CO2, lo que se estima que equivale a las emisiones de todos los turismos de la ciudad de Madrid durante el mismo periodo". 

El Centro Delás sostiene que se trata de "una cifra considerable que sitúa a las Fuerzas Armadas españolas en cuanto a sus emisiones GEI al mismo nivel que el resto de las fuerzas armadas europeas". Del mismo modo, indica que España emite un promedio de 7,46 toneladas de CO2 "por cada uno de sus 120.000 militares".

En lo que se refiere a las emisiones provocadas por la industria militar española, el documento cita concretamente el caso de la compañía Indra, que en 2019 "fue de 92.878 toneladas de CO2", así como de la empresa pública Navantia, que en el mismo año "acumuló unas emisiones totales de 13.723 toneladas de CO2". 

Chloé Meulewaeter, investigadora del Centro Delás y coautora del informe, advirtió en tal sentido  sobre "la necesaria reducción de los gastos militares para reducir la adquisición de armamento o el número de efectivos", lo que contribuiría a su vez a "reducir el impacto de lo militar en la emergencia climática". 

"Reclamamos además que los militares tengan que reportar sus emisiones, porque de momento no están obligados a hacerlo", afirmó Meulewater. La investigadora incide además en otro punto clave del informe: el impacto de la actividad militar en la crisis medioambiental no se limita únicamente a la huella de carbono.

"Tanto las sustancias tóxicas y radiológicas vertidas en aguas, tierras y aire, como las operaciones militares aéreas, navales y terrestres, tienen consecuencias desastrosas para la sostenibilidad del planeta. Estas se traducen en alteración de ecosistemas, destrucción de hábitat, enfermedad, mortalidad o extinción de especies, con efectos que pueden durar durante un largo periodo de tiempo", concluye el estudio, en el que se destaca precisamente que "más allá de una huella de carbono, la actividad militar genera una amplia y diversa huella, que tiene impactos en la crisis medioambiental en su conjunto".

"El Gobierno español debe hacer cumplir el protocolo de emisiones GEI de todos los sectores empresariales, incluyendo las de las industrias militares, y de todos los organismos dependientes del Ministerio de Defensa y, muy especialmente, de las fuerzas armadas", señala por su parte Pere Ortega, investigador del Centre Delàs y coautor de la publicación.

Impacto en la UE

El informe también aporta una alarmante lectura sobre la situación a nivel de la Unión Europea (UE). En ese contexto, cita sendos estudios de la organización Scientists for Global Responsability "sobre la huella de carbono del sector militar de Reino Unido y de la UE. En concreto, el informe "Under the Radar" estima la huella de carbono de los sectores militares de la UE en unos 24,8 millones de toneladas de CO2 en 2019, "lo que equivale a las emisiones anuales de aproximadamente 14 millones de coches". 

Con esos datos sobre la mesa, el Centro Delás sostiene que las acciones por el
clima y el medio ambiente "deberían incluir en su discurso la necesidad de reducción del gasto militar mundial –y en consecuencia la contracción de los efectivos militares, de las infraestructuras, industrias y del arsenal militar global– para influir directamente en unos de los determinantes de la crisis climática".

"Paz ambiental"

El documento habla además de "paz ambiental" como "nuevo concepto aplicado en la investigación por la paz para combatir la crisis ecológica que vive el planeta y en concreto la más visible, el cambio climático". "Si se acepta que
la crisis ecológica y el cambio climático son la principal amenaza actual para la humanidad, lo son inevitablemente también para la paz, y, en consecuencia, deben convertirse en motivo de estudio para quienes se dedican a la investigación por la paz como para los movimientos sociales que se resisten al sistema político y económico causante de la amenaza", subraya. 

El Centro Delás señala que se trata de una paz que "lleva a actuar con conciencia
global y de especie, porque los grandes problemas del siglo XXI son planetarios, no entienden de fronteras, y afectan a todas las personas". 

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