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Pablo Iglesias Qué gana y qué pierde Iglesias en su apuesta para desalojar a Ayuso de la Puerta del Sol

El secretario general de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Ejecutivo no solo fía su futuro político a los resultados electorales de su formación, sino también a la posibilidad real de que la izquierda pueda gobernar en Madrid. Durante 2019 su principal objetivo fue la conformación de un gobierno de coalición entre el PSOE y el partido morado.

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, es aplaudido tras su intervención este martes en el Congreso, en el que se celebra la tercera jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.- EFE/Mariscal
Pablo Iglesias es aplaudido por su grupo en la sesión de investidura de Pedro Sánchez.- EFE/Mariscal.

El paso adelante de Pablo Iglesias en la Comunidad de Madrid es un paso a un lado en el Gobierno de España y también en Unidas Podemos. Lo es por lo que representa abandonar el Ejecutivo estatal, pero también porque en el anuncio de su candidatura a las elecciones del 4 de mayo, el líder de la formación morada señaló a Yolanda Díaz como su sucesora, y a Irene Montero e Ione Belarra como las dirigentes que acompañarán a la ministra de Trabajo al frente del partido en un futuro.

El movimiento del vicepresidente segundo del Ejecutivo liga directamente su futuro al de la izquierda madrileña. Su fortuna no solo depende de los resultados electorales que logre Unidas Podemos en las elecciones autonómicas, sino de la posibilidad de que la izquierda logre el objetivo que precisamente lo ha empujado a la política madrileña: echar a Ayuso de la Puerta del Sol y evitar un Ejecutivo de coalición entre el PP y Vox.

"En política hay que tener valentía para dar las batallas que hay que dar y para ser capaz de comprender cuándo llega el momento de dejar paso a nuevos liderazgos", aseguró el vicepresidente segundo en el mensaje difundido en sus redes sociales para anunciar su candidatura. En este mismo vídeo, Iglesias avanzó que pondría toda su "energía, cabeza y experiencia de Gobierno, todo mi corazón y toda la fuerza de mi organización en construir una candidatura de izquierdas fuerte para impedir que la ultraderecha se apodere de nuestras instituciones y para ganar el gobierno de la Comunidad de Madrid".

Lo que es seguro es que el líder de Podemos apostará su capital político en unos comicios a los que se presenta con dos objetivos que, a priori, no parecen mejorar su posición como vicepresidente segundo del Gobierno. El primero es el de tratar de salvar a su partido, que concurre a estas elecciones sin una candidatura clara, con unas proyecciones electorales en las que roza la desaparición y con un historial reciente de fracasos territoriales (Galicia y Euskadi).

El segundo, más complejo, es el de tratar de constituir una candidatura de unidad con Más Madrid que, de la mano del PSOE de Ángel Gabilondo, sume lo suficiente para poder tener un gobierno progresista en la región. Incluso de conseguirse los dos objetivos es, cuanto menos, poco probable que Iglesias termine en una mejor situación política que la que le brindaba la Vicepresidencia de Derechos Sociales y Agenda 2030, una vicepresidencia que costó prácticamente un año de trabajo, de tiras y aflojas con el PSOE y en la que, incluso, intermedió una repetición electoral.

Es en esta vicepresidencia y en el resto de ministerios de Unidas Podemos donde radica el capital político que Iglesias se juega en las elecciones del próximo 4 de mayo en Madrid. El líder de la formación morada dedicó buena parte de sus esfuerzos en 2019 a constituir un Gobierno de coalición con el PSOE e hizo de la entrada en el Ejecutivo un objetivo político de primer nivel en su formación.

La "cabezonería" y el Gobierno de coalición

A día de hoy, todavía son muchos los cargos del espacio confederal que recuerdan la "cabezonería" de Iglesias para constituir un Ejecutivo de coalición en el que no todos creían y que no a todos gustaba. Una "cabezonería" de la que él mismo se ha jactado en numerosas ocasiones y que ha elevado casi a la categoría de modus operandi en las negociaciones con el PSOE para sacar adelante las medidas firmadas en el acuerdo de coalición.

Sin embargo, a juicio del líder de Podemos, "España está viviendo una transición, el bipartidismo no va a volver, pero la democracia está amenazada por una nueva derecha trumpista bien situada en el Estado profundo e impulsada por poderes económicos y mediáticos. Estos criminales que promueven la dictadura, que hacen apología del terrorismo de Estado, que promueven la violencia contra los migrantes, contra los homosexuales y las feministas, pueden tener todo el poder en Madrid, con todo lo que eso significa para el resto del país".

Son estos los motivos, según aseguró en su vídeo, que lo han empujado a tomar la decisión de concurrir a las elecciones madrileñas, una decisión que lo alejará de La Moncloa y que abre el camino de su sucesión a Yolanda Díaz.

Algunos han señalado que el fruto del trabajo y del rumbo que Iglesias marcó para Unidas Podemos se puede resumir en la conformación de un Gobierno de coalición histórico que descuidó y en cierta manera sacrificó buena parte del poder territorial del espacio confederal. Este lunes, Iglesias ha anunciado su intención de liderar al partido en un territorio, Madrid, en el que, según fuentes de la formación "no nos podemos permitir un descalabro". 

En este momento, se puede tener una idea del coste que supondrá para Iglesias la decisión de concurrir a los comicios del 4 de mayo. Tras la celebración de la jornada electoral se estará un poco más cerca de apreciar lo que puede ganar el líder de Unidas Podemos en una de sus apuestas más arriesgadas tras la decisión de volcar los esfuerzos de Unidas Podemos en formar parte y dar lugar al primer Gobierno de coalición de la historia reciente.

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