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El Gobierno amplía en una veintena de diputados la mayoría progresista que apoyó la investidura de Sánchez hace dos años

Contra todos los malos pronósticos aireados por la bancada de la derecha y pese a las tensiones en momentos puntuales, el primer Gobierno de coalición de la historia, en situación de minoría, ha consolidado los apoyos en el Congreso.

04/01/2020.- El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, es aplaudido por su compañeros del PSOE tras pronunciar su discurso de investidura. Eduardo Parra / Europa Press
El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, es aplaudido por su compañeros del PSOE tras pronunciar su discurso de investidura. Eduardo Parra / Europa Press

Dos años atrás, la política española vivió momentos de tensión e incertidumbre. La derecha y ultraderecha alimentó el fantasma del transfuguismo para impedir la investidura de Pedro Sánchez y, por ende, la formación del primer Gobierno de coalición de la democracia española tras el inesperado pacto entre el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el entonces líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.

Pese a las denuncias por parte de varios diputados socialistas y del parlamentario de Teruel Existe, Tomás Guitarte, de haber sufrido "coacciones, amenazas y difamaciones" para cambiar su sentido del voto, hacia las 14.30 horas del 7 de enero de 2020, Pedro Sánchez superó la segunda votación para ser investido presidente del Ejecutivo al cosechar 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones.

Esa mayoría simple, por la mínima, no solo fue posible por los votos favorables de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias, BNG y Teruel Existe, también lo fue gracias a las abstenciones de los diputados de ERC y EH Bildu. Cabe recordar que ambas fuerzas políticas permitieron que saliera adelante en junio de 2018 la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy, abriendo un nuevo espacio en el marco de las relaciones en la carrera de San Jerónimo.

Dos años después, contra todos los malos pronósticos aireados por la bancada de la derecha y pese a las tensiones en momentos puntuales, ese Gobierno Frankenstein ha consolidado los apoyos en el Congreso sumando, además, a una veintena de diputados que en su día se abstuvieron o votaron en contra de la investidura de Sánchez.

El bloque de investidura, la gran apuesta de Iglesias

El denominado bloque de la investidura fue la gran apuesta que Pablo Iglesias ganó al presidente del Gobierno en 2020, una opción que ha servido de guía al Ejecutivo desde el primer año de legislatura. Y es que, los socialistas han tanteado en varias ocasiones jugar con la geometría variable (táctica política que consiste en pactar con la derecha o con la izquierda en virtud de las materias a tratar).

En aras de arrastrar al PSOE hacia posiciones más progresistas y dada la aritmética parlamentaria, la unión de Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, Más País, Compromís y Nueva Canarias han obligado al grupo socialista a apostar por esta alianza en el Parlamento y dar de lado a Ciudadanos. La formación de Inés Arrimadas solo ha coincido con el sentido del voto de las izquierdas parlamentarias para cuestiones sociales muy concretas, como la ley de eutanasia; para la mayoría de los asuntos, sigue instalado en la foto de Colón.

Hasta el momento, el Gobierno de coalición y sus socios han mantenido su alianza en el Congreso, aunque las relaciones no han sido fáciles. Estas fuerzas políticas han reclamado a Sánchez más diálogo, un consenso previo para las medidas que posteriormente tienen que llegar a la Cámara Baja, obligando a los partidos del Ejecutivo a llegar a acuerdos in extremis.

Asimismo, la llegada de la reforma laboral al Congreso ha vuelto a aflorar las tensiones dada la oposición frontal mostrada por ERC, PNV, EH Bildu, Más País o Compromís hacia la medida acordada con los agentes sociales. No obstante, a pesar de esta nueva prueba de fuego para la alianza entre el Gobierno y el bloque de la investidura, lo cierto es que el Gobierno ha conseguido sacar adelante en las Cortes todas las iniciativas salientes hasta la fecha del Consejo de Ministros.

Dos PGE con una de las mayorías más amplias de la historia

Buena prueba de ello han sido los dos proyectos presupuestarios de la legislatura aprobados en tiempo y forma, el del año anterior y las cuentas públicas del vigente año. En sendas tramitaciones, especialmente en la última, el Ejecutivo ha sudado para lograr los apoyos que, lejos de ser por la mínima, han aumentado en 21 diputados con respecto a la investidura de Sánchez.

Un total de once fuerzas en el Congreso y otras cuatro en el Senado han votado a favor de los Presupuestos de 2022, cosechando por segundo año consecutivo una de las mayorías más amplias de la historia. Asimismo, en esta ocasión, el BNG se ha abstenido, mientras que en las cuentas del año pasado quedó descolgado del bloque de la investidura al votar en contra por considerarlas insuficientes para Galicia.

En esta ecuación ha entrado el PDeCAT, una fuerza que concurrió en las últimas generales bajo las siglas de Junts per Catalunya (JxCat), pero que acabó rompiendo lazos con los de Carles Puigdemont. La política negociadora de sus cuatro representantes en el Congreso contrasta con el no a todo llevado a cabo por Junts, una baza que le ha hecho ganar protagonismo en el hemiciclo hasta pasar a ser un aliado más del Ejecutivo. 

El Partido Regionalista de Cantabria (PRC), que votó en contra de la investidura del presidente socialista, ha virado también su postura en torno al Gobierno de coalición llegando a avalar muchas de las medidas tramitadas en la Cámara Baja, incluidos los dos Presupuestos.

Alianza de los partidos de izquierda independentista

En otro orden de cosas, los 13 diputados de ERC y los cinco de EH Bildu, que suelen ir de la mano en la mayoría de las iniciativas, han consolidado a lo largo de estos dos años la alianza de los partidos de izquierda independentista. Esta unión reforzada, cuya senda se abrió en 2018, no solo ha servido para dar estabilidad al Gobierno. 

En esta línea, el nuevo rol de ERC tanto en el Congreso como en el Senado le ha servido para jugar un papel clave en Madrid, una función que durante muchos años protagonizó la antigua Convergencia. De igual forma, la coalición abertzale aspira a arrebatar al PNV el sambenito de ser el conseguidor de los beneficios para Euskadi.

Por último, y no menos importante, en este nuevo escenario destaca también la pérdida de complejos de los socialistas para pactar con sendas fuerzas, un cambio de paradigma impensable hace poco tiempo que permite sostener el Ejecutivo, el mismo Ejecutivo que prevé apurar la legislatura hasta el final, esto es, hasta 2023. 

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