Misterio revelado. Tras un largo hermetismo, el Gobierno ha dado a conocer en un informe que la autorización para la primera entrega de uno de los cinco buques de guerra construidos por Navantia para Arabia Saudí se produjo el 28 de marzo de este año, con un telón de fondo aterrador: en las semanas previas, el régimen de Salmán bin Abdulaziz había recrudecido los bombardeos contra Yemen.

La corbeta Al-Jubail fue entregada tres días después a las autoridades saudíes en el marco de una ceremonia oficiada en el astillero de San Fernando (Cádiz). En aquel acto, representantes del régimen afirmaron que ese barco de guerra contribuiría a "elevar el nivel de preparación" de la Real Marina Saudí "para mejorar la seguridad marítima en la región y proteger los intereses vitales y estratégicos del Reino".

El buque está dotado de la tecnología necesaria para ejecutar "tanto las tareas de un buque de guerra (guerra anti-aérea, guerra anti-superficie, guerra anti-submarina, guerra electrónica, guerra asimétrica, guerra de minas y control aéreo)" como las "operaciones en tiempo de paz", según datos de Navantia.

La entrega de esa primera corbeta formó parte de un programa más amplio que incluía la construcción de otros cuatro barcos de idénticas características a la Marina de ese país. Hace pocas semanas se confirmó que Arabia Saudí acaba de encargar otros cinco buques a Navantia, lo que le permitirá incrementar aún más sus capacidades militares.

Según revela el Gobierno en el informe de la Junta Interministerial para el Comercio y Control del Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso (JIMMDU) sobre las exportaciones registradas en el primer semestre de 2022, la autorización para la entrega de esa corbeta fue firmada el 28 de marzo.

Misiles sobre Yemen

La concesión de este permiso estuvo precedida de una serie de hechos sumamente graves en territorio yemení. El 21 de enero, un centro de detención en la localidad de Sa'dah fue bombardeado por las tropas saudíes, causando la muerte de al menos 82 personas y provocando lesiones a otras 266, según Médicos Sin Fronteras. Esta escalada de violencia se produjo tras los ataques de los huzíes contra Abu Dhabi, en los que se informó de la muerte de tres civiles.

Asimismo, un ataque aéreo tuvo como objetivo un edificio de telecomunicaciones en Hodeida y provocó un apagón de Internet en todo el país hasta el lunes 24 de enero, lo que impidió a sus habitantes "el contacto con amigos y familiares. Esto ha limitado la posibilidad de que la gente accediera a la información y la compartiese, y de que informase sobre la situación desde el terreno", destacó entonces Amnistía Internacional (AI) en un comunicado.

La organización de derechos humanos advirtió sobre esos hechos y realizó un llamamiento a todas las partes para que "se abstengan de llevar a cabo ataques indiscriminados y se aseguren de que no haya víctimas civiles y de que se eviten los daños a las viviendas, las instalaciones y las infraestructuras civiles". "Los ataques deliberados contra civiles y la destrucción injustificada de bienes son crímenes de guerra", alertó.

Los ataques se habían incrementado a partir de octubre de 2021, tras la disolución del Grupo de Expertos Eminentes de la ONU que realizaba un seguimiento de la situación en territorio yemení. Según datos de la organización Yemen Data Project, desde entonces "se han registrado al menos 200 ataques aéreos cada mes, con un máximo de 400 en enero pasado".

Secretismo

El Gobierno español se negó en reiteradas ocasiones a dar cuenta de los informes sobre los que se basó la JIMMDU para autorizar la construcción y entrega de los buques de guerra a Arabia Saudí, cuyo régimen impuso además un bloqueo naval contra Yemen que contribuyó de forma decisiva a agravar la situación humanitaria.

El Ejecutivo rechazó dar esta información con la Ley de Secretos Oficiales de la dictadura franquista en una mano y un decreto del Gobierno de Felipe González –mediante el que declaró secretas las actas de la JIMMDU– en la otra.