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Elecciones autonómicas y municipales 2023

El independentismo catalán se debate entre recuperar la unidad o volver a la sociovergencia y los tripartitos

ERC, Junts y la CUP han obtenido un mal resultado en Catalunya, a pesar de la victoria de Trias en Barcelona, y evalúan cómo afrontar los pactos para no reforzar aún más la victoria del PSC.

28/05/2023 - Pere Aragonès, Ernest Maragall i Oriol Junqueras durant la nit electoral del 28-M.
Pere Aragonès, Ernest Maragall i Oriol Junqueras durant la nit electoral del 28-M. Bernat Vilaró / ACN

Las noches electorales siempre acostumbran a tener numerosos ganadores, o por lo menos así se proclaman los candidatos. En las elecciones municipales este fenómeno se expande por los múltiples escenarios a valorar. En Catalunya, por ejemplo, las municipales han dejado al PSC como ganador en votos, a Junts como partido que ha ganado en más municipios, incluida la capital Barcelona, y a ERC como el partido que acumula más concejales. Pero las cifras no tapan un dibujo evidente de lo ocurrido en el mapa de los 947 municipios catalanes. Y esto es que el PSC es el ganador de estas elecciones y que el independentismo ha recibido un fuerte revés que a pesar de la victoria de Xavier Trias en Barcelona tendrá repercusiones.

Esquerra Republicana es sin duda el partido independentista más damnificado a pesar de acumular la representación más amplia en el conjunto de ayuntamientos catalanes. Los extraordinarios resultados de hace 4 años facilitan que el estruendo de la caída sea mayor por las pérdidas de capitales importantes como Lleida y Tarragona. Pero los malos resultados son transversales en el independentismo, en Junts porque a pesar de la victoria de Xavier Trias en Barcelona ha perdido un feudo como Girona relegando su candidata a la tercera posición. Y la CUP porque a pesar de mantener su feudo del municipio de Berga no ha conseguido recuperar presencia en Barcelona y pierde representación en numerosas ciudades y pueblos.

Situado el escenario el independentismo se debatirá los próximos días entre dos opciones: recuperar la unidad estratégica materializando un frente independentista si no en términos generales –cada municipio es un mundo- sí en aquellos elementos más sustantivos. O culminar la fractura definitiva apostando por pactos unilaterales que comportaría reforzar la hegemonía socialista surgida de estas municipales. En el caso de Junts con lo que se llama la sociovergencia y en el de Esquerra recuperando los viejos tripartitos.

Girona, las diputaciones y Trias alcalde de Barcelona

La primera de las opciones, la unidad independentista, se construiría sobre diversas bases. La primera sería no dejar la alcaldía de Girona en manos del PSC, teniendo en cuenta que la ciudad de Carles Puigdemont es un icono del independentismo. La alianza independentista podría dar la alcaldía a Lluc Salellas, político de la CUP que se presenta en una plataforma amplia con las siglas de Guanyem y que se aleja del estereotipo de radicalidad de los anticapitalistas. En segunda posición pero empatado en concejales con el PSC podría optar a la vara de alcalde con el concurso de Junts y ERC. A pesar de que el modelo de ciudad entre los de Puigdemont y los de Salellas son muy diferentes.

Un segundo frente de unidad independentista se situaría en las tres diputaciones periféricas. Con una victoria avasalladora del PSC en la provincia de Barcelona, el resultado en Girona, Tarragona y Lleida indican opciones claras para una suma de Esquerra y Junts que se podrían repartir las tres presidencias. Y finalmente, estos escenarios y otros acuerdos en pequeñas ciudades como Manresa, podrían concluir en una alianza también en la capital catalana entre Junts y ERC para garantizar definitivamente la alcaldía de Xavier Trias, teniendo en cuenta que Esquerra es decisiva para las aspiraciones del socialista Jaume Collboni a la alcaldía que ya ha manifestado que intentará.

Este escenario comporta volver a la composición de bloques independentistas versus constitucionalistas aunque con una confrontación de menor intensidad que durante los años duros del Procés. En primer lugar porque las condiciones políticas y sociales han cambiado mucho y también porque la desaparición del Ciudadanos y el relevo del PSC como primer partido constitucionalista rebaja la beligerancia. Ahora bien, este esquema tendría consecuencias en la gobernabilidad de ciudades importantes como Tarragona o Lleida. Donde las alcaldías socialistas podrían apuntalarse en acuerdos con el PP que ha recuperado fuerza. Unos acuerdos que fuera de Catalunya pueden verse como increíbles –aún más en la actual confrontación entre PSOE y PP- pero que en Catalunya no son nuevos. Tanto en Tarragona como en Lleida este tipo de connivencia constitucionalista entre PSC y PP ya se daba hace ocho años.

Sociovergencia o tripartitos

El frente independentista es una opción que está encima de la mesa para salvar los muebles frente al PSC. Pero a nadie se le escapa que la guerra civil interna con los duros ataques entre Junts y ERC que llevaron incluso a la ruptura del Govern de la Generalitat no facilita las cosas. Lo cual lleva a no descartar que sea imposible y ello abra la actuación unilateral en los pactos que llevaría a Junts a pactos con el PSC en lo que se suele llamar popularmente la sociovergencia. Y a ERC retornar a los tripartitos con PSC y los comunes.

Barcelona es el caso más evidente, por importancia clave y por la aritmética resultante. La victoria de Xavier Trias le abre la puerta a recuperar la alcaldía ocho años después que Ada Colau se la ganara y a pesar de haber estado todo este tiempo retirado. Pero, por un lado, el socialista Jaume Collboni ya ha manifestado que no tira la toalla para disputar la alcaldía a Trias y Ada Colau ha hecho un llamamiento a articular un Gobierno municipal de izquierdas. PSC, Barcelona en Comú y Esquerra suman una holgada mayoría de 24 concejales.

Pero por otro lado, Trias puede establecer negociaciones para convencer al PSC que renuncie a la alcaldía a cambio de formar gobierno conjunto en una sociovergencia que sumaría la mayoría absoluta de 21 concejales, mucho más estable que el Gobierno independentista de Junts y ERC que se queda en los 16. Si los socialistas se enrocan en disputar la alcaldía –la práctica mayoría absoluta socialista en la Diputación de Barcelona no deja margen de maniobra a Junts para presionar al PSC en un intercambio de cartas-, Esquerra queda como fuerza decisiva a pesar de los desastrosos resultados obtenidos y deberá decidir si permite a Trias acceder a la alcaldía remendando las desgarradas costuras con Junts o le cierra el paso apostando por Collboni y el tripartito de izquierdas. En cualquiera de los dos casos los republicanos recuperarían la presencia en el Gobierno municipal.

Esta dicotomía entre sociovergencia o tripartito se dará en otros municipios aunque no con una dicotomía tan extrema como la de Barcelona. No es descartable que en Lleida, a pesar de que el PSC tiene asegurada la alcaldía por falta de alternativa, los postconvergentes de Junts puedan entrar a gobernar. Lo cual afectaría también a los pactos en la diputación de Lleida.

Más difícil es esta componenda en Tarragona, donde el PSC tiene un tono mucho menos catalanista y más antiindependentista después del fichaje del jefe de filas de Ciudadanos, Rubén Viñuales, que ahora será alcalde de la ciudad. O en Girona donde el peso del independentismo es muy elevado y un acuerdo de cualquier fuerza independentista con el PSC podría verse como una traición al electorado. Pero en general, al PSC le daría una posición más central poder articular pactos que rompan los bloques independentista y constitucionalista.

A la espera, pero con la vista puesta en la victoria de PP y Vox en el Estado

Estos son los escenarios que las elecciones municipales abren en el mundo independentista en Catalunya. Y ahora las decisiones están en manos de los tres partidos independentistas que deberán interpretar la voluntad expresada por los ciudadanos, tanto los votantes como los que se han abstenido, un factor que el independentismo también deberá tener muy en cuenta en clave de desmovilización. De momento todos ellos muestran prudencia. Pero fuentes de la dirección de Esquerra aseguran que "hace falta un análisis prudente y a fondo". Los republicanos reconocen que sus resultados "están lejos de lo que esperábamos" pero ponen en valor algunos puntos positivos como el hecho de ser la fuerza con más concejales. "Habrá que ver municipio a municipio ya que las condiciones políticas y las realidades sociales son muy diferentes en cada pueblo o ciudad, pero priorizaremos los pactos en función de la negociación de programas", aseguran des de la dirección republicana.

Por su parte, en Junts se muestran más partidarios de recomponer la unidad independentista sin ambages: "el resultado de estas elecciones es consecuencia de una estrategia equivocada de confraternización con los socialistas que les ha dado alas –en referencia a los acuerdos de Esquerra con el Gobierno de Pedro Sánchez-", aseguran des de la dirección. Aunque obviando que Junts ha gobernado también la Diputación de Barcelona y la mayoría de Consells Comarcals donde ha habido pactos con el PSC. Finalmente los republicanos auguran que "no solo podemos pensar en el día posterior a la elecciones municipales sino que debemos formular una estrategia de futuro para nuestros municipios".

Un futuro que en clave estatal, después de estas elecciones municipales, deja a la derecha y la extrema derecha del PP y Vox más cerca de la Moncloa en las elecciones del 23 de julio que acaba de convocar Pedro Sánchez. Un hecho que inquieta profundamente al independentismo por las derivadas represivas que puede alcanzar y que puede empujar también a Junts, ERC y CUP a prepararse recomponiendo la unidad del independentismo.

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