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LomloeEl Senado saca adelante la nueva ley de educación para blindar la inmersión lingüística y apuntalar la escuela pública
El castellano no desaparecerá, los centros especiales no cerrarán, la educación concertada no dejará de existir y la religión seguirá siendo de oferta obligatoria en contra del argumentario repetido por la derecha durante los dos últimos meses.
Pilar Araque Conde
Madrid-Actualizado a
El Senado cerrará el 2020 con la previsible aprobación de la nueva ley de educación (Lomloe), la octava de la democracia. La reforma educativa dará carpetazo a la Lomce, conocida como ley Wert, después de siete años de protestas en las calles. Y lo hace mediante una tramitación rápida en la Cámara Alta (en poco menos de un mes), como la que ha tenido el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado aprobado este martes por el Pleno del Senado.
Esta ley educativa, como las anteriores, no ha estado ajena a la polémica y tampoco ha contado con el respaldo de todos los grupos del arco parlamentario, pero sí saldrá adelante con el apoyo de la mayoría absoluta de las dos cámaras, un requisito indispensable para un proyecto de ley orgánica. Asimismo, el PP, Vox y Cs han aunado fuerzas con la plataforma Más Plurales, que agrupa a asociaciones de la escuela concertada, privada y católica, para salpicar de mentiras las medidas de la conocida ley Celaá, que pretende blindar la inmersión lingüística y apuntalar la escuela pública, muy golpeada por los recortes que trajo consigo la Lomce.
El texto de la ley salió del Congreso el pasado 19 de noviembre con el respaldo de 177 diputados y entre gritos de "libertad" de la derecha. La previsión era que el Pleno del Senado lo ratificara antes de Navidad y que no volviera a la Cámara Baja. Esta idea cobró fuerza cuando el PSOE, que ostenta la mayoría parlamentaria con 113 senadores de 265, y algunos de sus socios, como ERC-EH Bildu (15) y el PNV (10), rechazaron el pasado viernes en la Comisión de Educación las 649 enmiendas a la Lomloe.
"¿Por qué resolver todo en dos semanas sin un debate tranquilo?", cuestionó el senador de Más Madrid, Eduardo Rubiño. "¿Ninguna enmienda es buena?, ¿somos tan inútiles que no aportamos nada el resto de grupos?", añadió el senador del Partido Regionalista de Cantabria, José Miguel Fernández Viadero. El PP, Ciudadanos y UPN criticaron además el "rodillo" aplicado por el PSOE en el Senado con la Lomloe ante una tramitación tan breve.
Así, las cosas, en la sesión plenaria de este miércoles, la última del año, el PSOE, ERC y el PNV, que suman al menos 136 escaños -los dos diputados de Bildu se abstendrán, como hicieron sus cinco compañeros en el Congreso-, avalarán presumiblemente el texto de la nueva ley educativa sin ninguna modificación. Asimismo, entrará en vigor a los 20 días de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, pero serán las comunidades autónomas las que decidan cuándo desarrollar esta reforma dentro de su propia legislación.
Los principales cambios que introduce la Lomloe
El blindaje a la inmersión lingüística y la defensa de la igualdad y de la escuela pública son los principales pilares sobre los que se asienta esta reforma educativa. El castellano no desaparecerá, los centros especiales no cerrarán, la educación concertada no dejará de existir y la religión seguirá siendo de oferta obligatoria, en contra del argumentario repetido por la derecha durante los dos últimos meses.
En este sentido, el texto propone eliminar que el castellano sea lengua vehicular en las aulas, un concepto que introdujo la ley Wert. "No es cierto que la Lomloe vaya a terminar con el castellano. Al revés, se garantiza la lengua castellana en todo el territorio" de acuerdo con el Artículo 3 de la Constitución, que hace referencia al castellano como lengua oficial del Estado, señaló en una entrevista a este medio M. Luz Martínez Seijo, portavoz de Educación del PSOE en el Congreso. Y es que, a su vez, la ley añade que las administraciones educativas deberán controlar que exista un "dominio pleno" del castellano y de la lengua cooficial que haya en su comunidad, si es que la hay.
Aunque la reforma educativa pretende apostar por la escuela pública, la nueva ley no acabará con los centros concertados, solo los regulará a cambio de que sigan recibiendo dinero del Estado. En esta línea, para garantizar la igualdad, el texto prohíbe que los centros públicos y concertados que segreguen a los alumnos por sexo en todas las etapas educativas reciban fondos estatales. También, la Lomloe prohíbe ceder suelo público para la construcción de los centros concertados y contempla que estos colegios tienen que asegurar la gratuidad si quieren mantener los fondos públicos, esto es, pondrá fin a las cuotas que impone este sistema de enseñanza.
Además, esta ley garantizará que las familias tengan "libertad de elección de centro", pues se primará en el proceso de admisión la proximidad de centro al domicilio o lugar de trabajo de los padres, la existencia de hermanos o hermanas matriculados en el colegio y la renta per cápita familiar.
¿Y qué hay de los centros especiales? En ningún punto del texto de la ley recoge este supuesto. Así, la Lomloe propone un plan de diez años para que "los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad", tal y como establece el artículo 24.2 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas y contempla el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
La asignatura de Religión seguirá siendo de oferta obligatoria, pero de elección voluntaria. Asimismo, los alumnos que no cursen esta materia no estarán obligados a elegir otra asignatura alternativa. Esta asignatura, por último, no computará para la nota media y no contará para el acceso a la Universidad ni para la obtención de becas.
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