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Cómo Macarena Olona se forjó en el Congreso un perfil político cada vez más sobreactuado

La hasta ahora secretaria general de Vox en el Congreso deja su escaño para dedicarse a la campaña andaluza, una meta que ha servido a esta abogada del Estado para aumentar la escenificación en los debates parlamentarios de las últimas semanas.

27/04/2022.- La candidata de Vox a la Junta, Macarena Olona, en un Pleno del Congreso. Alberto Ortega / Europa Press
La candidata de Vox a la Junta, Macarena Olona, en un Pleno del Congreso. Alberto Ortega / Europa Press

Si hay una definición que en los últimos meses ha acompañado al papel de Macarena Olona en el Congreso es "sobreactuación". La hasta ahora secretaria general del grupo de extrema derecha en la Cámara Baja y portavoz adjunta deja su asiento para dedicarse de lleno a su candidatura a las elecciones autonómicas de Andalucía del próximo 19 de junio, una meta que ha servido a esta abogada del Estado para aumentar la escenificación en los debates parlamentarios de las últimas semanas.

Su perfil político forjado a base de exabruptos y faltas de respeto hacia diputados de otras bancadas, a la propia presidenta del Congreso y a los miembros del Gobierno, tanto en el Congreso como a través de sus redes sociales, le ha servido de lanzadera para consagrarse dentro del partido ultra mucho tiempo antes de que este la eligiera como cabeza de lista para los comicios andaluces.

Con la irrupción de Vox en la Cámara Baja tras las elecciones generales del 28 de abril de 2019, la alicantina, aunque diputada por Granada (este fenómeno se conoce como candidato cunero), desconocida por aquel entonces, tuvo en sus comienzos un perfil discreto y siempre enfocado a resolver y explicar cuestiones técnicas.

Desde entonces fue ganando presencia y solo en seis meses, el tiempo que duró la legislatura XIII, consiguió convertirse en un referente polémico dentro de la fuerza de extrema derecha. De ese periodo destaca su expulsión de una Diputación Permanente después de que Meritxell Batet le llamara al orden hasta en tres ocasiones. Y es que, en una escena planificada por su grupo, los representantes de Vox se negaron a dejar libres los asientes que correspondían a los diputados de Cs.

Ya en la presente legislatura, la candidata de Vox a las elecciones de Andalucía ha protagonizado varios momentos ajenos al decoro parlamentario, unas actuaciones que han ido en aumento hasta alcanzar sus momentos más álgidos desde que su nombre empezó a sonar como candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía.

En sus cara a cara semanales con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, esas falta de respeto han sido constantes hasta el punto de llamar a la política gallega "fea" o "fashionaria", "perros rabiosos" a los sindicatos, o "diputado delincuente" a Alberto Rodríguez, entre otros insultos proferidos desde su escaño y en la tribuna de oradores.

La autodenominada "diputada togada" llegó a encararse con una periodista en los pasillos que rodean el hemiciclo después de que esta le preguntara por el insulto de un diputado de sus filas hacia la parlamentaria socialista Laura Berja, a quien llamó "bruja" y posteriormente se negó a abandonar el hemiciclo, alentado por, entre otros, la propia Olona.

Durante una sesión de control al Gobierno en abril, Olona justificó el espionaje a dirigentes y activistas independentistas a través del programa Pegasus asegurando que "poco, poco les han espiado porque en 2017 dieron un golpe de Estado y han prometido que volverán a hacerlo y representan una amenaza para el estado español".

También arremetió contra la presidenta de la Cámara Baja, a la que acusó de "prostituir" y "secuestrar" el Congreso por impulsar un cambio en las mayorías necesarias para constituir la comisión de secretos oficiales. Ante esta alusión directa, Meritxell Batet se vio obligada a responder: "Señora Olona, si usted no ha encontrado suficiente motivación para hacer una intervención que respete a esta Cámara, que respete a los órganos de gobierno de esta Cámara, que respete el decoro y la educación parlamentaria, al menos podría haber tenido a bien tener un mínimo de elegancia y no dirigirse precisamente a la única persona que no puede entrar en debate en el pleno del Congreso de los Diputados".

Ya en esta última semana, a modo de despedida, la portavoz adjunta de la ultraderecha protagonizó un tenso rifirrafe con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, a cuenta de su polémico empadronamiento en Salobreña, dado de baja por el consistorio del municipio granadino, aunque la Junta electoral provincial avaló finalmente su candidatura (un hecho del que también ha querido sacar rédito al presentarse como víctima).

Así, después de acusar a Bolaños de hacer un "montaje" para impedir que se presentara a las elecciones y llamarle "ministro Perejil", este le reprochó el tono empleado en sus debates: "Sus intervenciones son cada día más grotescas y más repetitivas. Se repite más que el ajo", añadió el titular de Presidencia en la sesión de control al Gobierno del pasado miércoles. 

Asimismo, en ese jornada, y ataviada con una camiseta con un Piolín adornado por unos cuernos y alas de diablo, esta abogada del Estado llamó desde la tribuna de oradores "traidor, indigno, cobarde y vendido" al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para completar su amplio repertorio de insultos y faltas de respeto en el Congreso en los últimos tres años.

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