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Marlaska se expone ante el Congreso tres meses después de la tragedia de Melilla

El ministro del Interior comparece por primera vez en la Cámara Baja para dar explicaciones sobre el salto a la valla del 24 de junio,  en el que murieron decenas de migrantes en una actuación policial dantesca, sobre todo por parte de Marruecos.

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El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, junto a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez (i), durante un acto en el municipio cántabro de Potes. — Pedro Puente Hoyos / EFE

madrid, Actualizado:

Han pasado casi tres meses desde que decenas de personas migrantes, la mayoría de Sudán, murieran intentando saltar la valla de Melilla. Fue el 24 de junio. No se recuerda una tragedia de tal envergadura en el vallado que separa la ciudad autónoma de Marruecos. Tantos fueron los muertos (23, según Marruecos, 37 según diversas organizaciones), los desaparecidos (70 según la AMDH de Nador) y los heridos, y tan dantescas fueron las imágenes que se filtraron desde ambos lados de la valla que muchos prefieren hablar de masacre en lugar de tragedia.

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Cientos de migrantes intentaron cruzar a Melilla después de días de hostigamiento policial en los montes de Nador (Marruecos) cercanos a la ciudad autónoma. Lo hicieron por el punto del Barrio Chino, antiguo puesto de cruce utilizado para el porteo y donde Interior aún no ha instalado la nueva valla. Según las informaciones iniciales, los primeros muertos se produjeron en una avalancha junto a la primera verja marroquí. 133 migrantes lograron cruzar y llegar hasta el CETI de Melilla, donde hoy esperan la tramitación de sus solicitudes de asilo. Alrededor de cien fueron devueltos en caliente por la Guardia Civil donde muchos fueron retenidos, hacinados y golpeados por los gendarme marroquíes. Algunos estaban ya heridos, según testimonios recogidos por Público en Marruecos pocos días después de los hechos. Cientos de ellos fueron maniatados, subidos en autobuses después de horas hacinados en el suelo. Los enviaron a localidades a cientos de kilómetros de la valla, donde viven en las calles y edificios abandonados, en la absoluta miseria.

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El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, no ha dado apenas explicaciones en el Congreso sobre este trágico episodio en el que hubo coordinación entre los agentes españoles y marroquíes. Tendrá que hacerlo este miércoles, y lo hará para evitarle ese mal trago al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuya comparecencia, junto a la del ministro, también habían solicitado varios grupos compuestos por siete partidos (EH Bildu, ERC, Compromís, Más País, JxCat, BNG y la CUP).

La inmediata felicitación de Sánchez a Marruecos por la actuación policial de aquel día generó una gran polémica e indignación, y mucho malestar entre sus socios de gobierno y de investidura, que piden una investigación independiente. Marlaska, por su parte, ha hablado levemente del asunto en sede parlamentaria, siempre para elogiar el papel marroquí en el control migratorio, para excusar a las fuerzas de seguridad españolas de cualquier responsabilidad y para incidir en la violencia empleada por los migrantes durante el salto.

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A falta de una comisión de investigación en el Congreso, tumbada por el PSOE, esta comparecencia en el pleno será quizás la única oportunidad en la que los grupos puedan pedir cuentas a Marlaska. En tela de juicio no solo está la actuación de la Guardia Civil, sino la política migratoria que España aplica en la frontera sur con la indispensable cooperación de Marruecos, cuya preocupación por el respeto a los derechos humanos ha quedado sobradamente cuestionada en numerosas ocasiones. Por eso se pide que el Gobierno haga públicas las imágenes grabadas por las cámaras del circuito del perímetro fronterizo.

Gendarmes marroquíes actuando en suelo español

Uno de los asuntos principales que seguramente tenga que explicar el ministro es la presencia de gendarmes marroquíes y efectivos de sus fuerzas auxiliares en el lado español de la valla. Según publicó este diario en exclusiva, agentes marroquíes cruzaron el perímetro para detener y devolver en caliente a varias personas que habían llegado a suelo español.

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Marlaska ya fue interpelado sobre esta anomalía el pasado junio por el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, aunque el titular de Interior negó que fuera cierto, pese a las pruebas gráficas.

Uso excesivo de la fuerza

Aunque las peores imágenes de la tragedia fueron tomadas en el lado marroquí, muchas otras muestran el uso de abundante material antidisturbios por parte de la Guardia Civil. Los agentes españoles utilizaron gases lacrimógenos y balas de goma contra los migrantes que intentaban cruzar, muchos de ellos desde lo alto de valla, que supera los seis metros. A este material hay que añadir los gases lanzados por los gendarmes marroquíes, que también golpearon a los migrantes con estacas de madera y les lazaron piedras. 

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Según un exhaustivo informe de la AMDH de Nador, "esta intervención represiva del lado español estuvo sin duda detrás del aumento del número de víctimas que cayeron por asfixia y muestra claramente el nivel de coordinación local entre los dos países: los gases lacrimógenos marroquíes se mezclaron con los de los españoles disparados en dos direcciones."

Por su parte, el Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos (organismo oficialista cuya presidenta, Amina Bouayach, fue nombrada por el rey de Marruecos) culpó a España en julio del uso excesivo de la fuerza y de negar asistencia sanitaria sanitaria a los heridos. Nada dijo de las imágenes de agentes marroquíes golpeando a migrantes heridos y exhaustos en el suelo, tampoco de la escasa y tardía asistencia sanitaria marroquí ni de los destierros de heridos a la otra punta del país horas después de la tragedia.

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Según varios testimonios de sudaneses devueltos en caliente que Público recogió en Casablanca (Marruecos) pocos días después de la tragedia, hubo heridos provocados tanto por los agentes españoles como por los marroquíes y algunos de ellos fueron devueltos a Marruecos con heridas.

Devolución en caliente de menores y potenciales refugiados

Según reconoció Interior, alrededor de cien personas fueron "rechazadas en frontera" durante el salto. Es decir, que fueron devueltas en caliente una vez que estaban en suelo español. Público recogió testimonios de varios de los 133 migrantes que lograron entrar en el CETI de Melilla aquel día y también de varios que fueron devueltos a Marruecos y alejados a cientos de kilómetros de Nador.

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Todos proceden de Sudán, un país africano inmerso en conflictos armados en diferentes regiones, asolado por numerosas crisis humanitarias y donde es común la presencia de milicias armadas rebeldes al gobierno. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), las personas devueltas eran potenciales refugiados, con motivos claros para al menos estudiar una solicitud de protección internacional que no pueden cursar al otro lado de la valla. Todos los testimonios recogidos por Público y otras organizaciones coinciden en que han pasado por otros países en conflicto como la vecina Chad y, sobre todo, por Libia, donde muchos han sido sometidos a torturas y extorsión.

Entre los testimonios de los migrantes que fueron devueltos a Marruecos hay varios de jóvenes que afirman ser menores de edad. Su devolución automática y sin proceso judicial es todavía más flagrante.

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La Fiscalía española también abrió una investigación por estos sucesos, aunque por el momento no ha trascendido avance alguno en las actuaciones practicadas. El periodo de investigación es de seis meses prorrogables otro medio año.

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