Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) compareció este miércoles en el Parlamento de Andalucía a petición propia, a menos de un mes de las generales, en un "debate de política general" para decir que Andalucía va bien, que su Gobierno es el "más social de la historia", un gabinete que "no tiene muros ideológicos ni fronteras partidistas".

El presidente, que tiene mayoría absoluta y, aunque fue el primero que pactó con Vox, ahora no depende de la ultraderecha, manifestó que defiende la "libertad y la diversidad" en un momento en que Vox y PP, su partido han retirado banderas LGTBIQ+, y que ha recuperado, frente a los anteriores gabinetes socialistas, la buena gestión del dinero público: "Donde antes había parálisis y bloqueo ahora hay gestión y eficacia", manifestó. Un ejercicio de autobombo a un mes de las generales.

A lo largo de su discurso, de una hora y diez, manifestó que la "línea roja" era para él "la defensa de Andalucía". Sin embargo, el momento en que se envolvió en la bandera de la Comunidad con mayor energía fue para defender la supresión del impuesto del Patrimonio, que en Andalucía pagaban apenas unas 17.000 personas y su recurso al Constitucional contra el tributo a las grandes fortunas del Estado, que Moreno tachó de "ataque" a Andalucía y que solo grava a quienes acumulan más de tres millones de euros.

El presidente vinculó los incrementos en la recaudación –en momentos de gran inflación y crecimiento tras el parón de la pandemia– a sus rebajas fiscales que han favorecido más a quienes más tienen y más ingresan.

Datos favorables

Moreno hizo un repaso, sector a sector, con datos siempre favorables a sus objetivos –"en los últimos cuatro años el PIB andaluz casi ha duplicado el español; en Andalucía hay más gente trabajando que nunca; la tasa de paro se acerca a la de 2008"–, algo que irritó al PSOE: "Hemos asistido a mentiras a la hora de utilizar datos", dijo Juan Espadas.

El presidente reclamó ayuda al Gobierno de España para tres temas básicos: pagar la dependencia, para hacer infraestructuras de agua ("una vez más, contra los grandes problemas no podemos luchar solos", dijo), y a la hora de abordar los problemas de la sanidad pública (Voy a solicitar que convoque una conferencia de presidentes"). Su discurso podría resumirse en que todo lo que funciona en Andalucía es gracias a la actividad de su gabinete y todo lo que no, obedece a otras razones.

Moreno vinculó su ley de Doñana, que ha recibido un nuevo varapalo, esta vez de la NASA, a la falta de agua. "La sequía, la falta de agua lastra nuestro crecimiento. No hay mayor amenaza ni política más urgente que realizar las infraestructuras de agua. El gobierno andaluz está haciendo su trabajo. [El de España] tiene abandonadas 33 obras hídricas de su competencia. Escuchamos siempre a los regantes. Y vamos a actuar hasta donde podamos para que agricultores y ganaderos puedan disponer del agua que necesitan. Ese va a ser el trabajo de este gobierno. Este es el objetivo de la proposición de Ley de Doñana. Dar respuesta a más de 1.500 agricultores que se quedaron fuera injustamente en 2014. Estamos obligados a defender a nuestro campo. Agricultores y ganaderos tienen nuestro apoyo".

Para la oposición, el discurso fue "un acto de campaña" de alguien que habita en una "realidad paralela" y está "desconectado" de la realidad. Juan Espadas (PSOE) se preguntó: "Para decir esto, ¿Para qué convoca un debate?". Inma Nieto (Por Andalucía) lo tachó de un "acto de campaña, acto electoral" que fue "aburrido": "Con datos y medidas que ya conocemos". Para José Ignacio García (Adelante Andalucía), "si esto lo escucha cualquier andaluz que ha sufrido cortes de luz o que tiene problemas para pagar la vivienda, dice, este señor vive en otro planeta. ¿El objetivo? Salvar a Núñez Feijóo, porque está preocupado por los pactos con Vox".