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El "no" rotundo de Sánchez a Rajoy desata la batalla interna en el PSOE

Díaz lidera la rebelión pidiendo al líder socialista que no intente llegar al Gobierno con 85 diputados, pero aún no aclara cómo posicionarse. El secretario general del PSOE avisa que no se doblegará a las presiones de la derecha “política, mediática y económica”

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a la candidata socialista a lehendakari, Idoia Mendia. - EFE

MADRID.- Después de tantas previas que no se cumplieron, de tantas filtraciones falsas y de tanto juego sucio sin dar la cara, parece que por fin en el PSOE se ponen las cartas encima de la mesa ante lo que era un clamor: la ruptura total entre casi todos los barones que gobiernan en sus territorios y el secretario general, Pedro Sánchez. La paradoja es que la batalla se hace por el “no” a Mariano Rajoy que mantiene Sánchez, que ahora se cuestiona de tal forma que hasta el Partido Popular está esperando al Comité Federal del PSOE para decidir si hay una segunda investidura. 

Si la operación de los barones socialistas, en plena campaña gallega y vasca, no estaba organizada, lo ha parecido. Así el presidente extremeño Guillermo Fernández Vara puso la chispa a principios de semana al decir que hace más de dos meses que no habla con el secretario general y denunciar, a su vez, que en el PSOE le “corren a gorrazos” por discrepar y pedir dejar gobernar a Mariano Rajoy.

Veinticuatro horas después, un simple tuit de la presidenta andaluza, Susana Díaz, defendiendo a Vara, moviliza a todos el sector crítico del PSOE. Faltaron segundos para que se sumaran Eduardo Madina, Elena Valenciano, Laura Seara, Carme Chacón, gran parte de los barones del PSOE que gobiernan y hasta el profesor de Química de la Complutense, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ya tenía escrito un texto en su blog sobre el asunto.

Pero la cosa no quedó ahí. Eso era el aviso. Al día siguiente Díaz da otro mensaje mucho más serio: “Con 85 diputados no se puede gobernar”. El posicionamiento suponía casi desautorizar a Pedro Sánchez en la ronda de contactos que está manteniendo y sus llamamientos a un Gobierno con Podemos y Ciudadanos, pero también significaba que ya no valía la resolución del Comité Federal del 28-D, ratificada posteriormente en otro cónclave socialista, que daba al líder socialista margen de maniobra para intentar llegar a la Moncloa siempre que no contase con independentistas.

Díaz no ha salido de ahí, y todavía no ha dicho claramente si su opción es dejar gobernar al Partido Popular como proclama Vara desde el primer día, porque en lo que sí insiste es en que no se puede ir a terceras elecciones. El “no” de Sánchez a Rajoy parece ser el problema. Algunas informaciones han apuntado a que Díaz dio el paso tras reunirse previamente con destacados dirigentes del PP para desbloquear la situación, pero fuentes del PSOE andaluz no confirman dicho encuentro: “Eso sólo lo sabe ella”, apuntan.

Pero todo ello no mueve a Sánchez de sus posiciones. Su “no” a Rajoy es firme y su fuerza interna considerable, porque entre la militancia es abrumadoramente apoyado. El sábado, en San Sebastián, como si no hubiera pasado nada, volvió a reiterarlo por activa y por pasiva. “Si os preguntan qué votará el PSOE en una investidura de Rajoy, contestad alto y claro que no”.

El dirigente socialista, además, dio un aviso a navegantes al asegurar que el PSOE tiene un “proyecto autónomo” que no se va a doblegar “ni ante la derecha política, mediática o económica”. De momento Sánchez sigue con sus planes. Esta semana se dedicará al final de la campaña electoral de las elecciones gallegas y vascas y, tras el 25 de septiembre, seguirá intentando un acuerdo con Podemos y Ciudadanos. Con sus 85 diputados.

Los barones, previsiblemente y por respeto al PSE y al PSdeG, se irán estos días a sus cuarteles de invierno, pero el “no” a Rajoy ha desatado la batalla soterrada desde hace casi dos años, que algunos ven entre lo orgánico y las bases; entre Díaz y Sánchez, entre dos formas de entender el PSOE. En todo caso, todo apunta a que la madre de todos los Comités Federales decidirá cuáles son las fuerzas y los posicionamientos de cada parte, aunque suele ocurrir que a los grandes cónclaves socialistas se va ya con todo pactado…
o no.

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