Este artículo se publicó hace 3 años.
La paradoja del frente amplio de Yolanda Díaz: salir del corsé de los partidos políticos desde los partidos políticos
La vicepresidenta segunda del Gobierno defiende que la organicidad de las formaciones puede llegar a ser incluso un "obstáculo" y que las "construcciones sociales son de la gente". En Podemos insisten en que "por imperfectas que sean las estructuras parti
Madrid-Actualizado a
El 'frente amplio' se ha instalado desde hace algunos meses como un concepto de enorme consenso en la izquierda española. Lo ha hecho por varios motivos (algunos de ellos simbólicos y relacionados con la historia del término), pero el principal, quizá, es que permite eludir la referencia concreta a siglas y a estructuras partidistas.
La "amplitud" de este frente permite romper corsés y se sale de cualquier categorización preestablecida. Por eso, aunque Yolanda Díaz no es muy dada a utilizar este concepto, la mayoría de dirigentes de la izquierda lo han acuñado con absoluta normalidad y lo utilizan cada vez que se refieren al proyecto político que quiere construir la vicepresidenta segunda del Gobierno.
Sin embargo, aunque el término frente amplio no lo requiera, es imposible esquivar a los partidos políticos y el papel que están destinados a jugar en este proyecto. La propia Díaz ha hablado en varias ocasiones de las formaciones y, de forma más precisa, ha apuntado que el ensimismamiento con la denominada organicidad puede ser contradictorio con la puesta en marcha de su plataforma.
A día de hoy se sabe que el objetivo de la ministra de Trabajo es el de poner en marcha en 2022 un proceso de escucha de la sociedad civil que le permita articular un proyecto de país, alejado de momento de siglas y de estructuras partidistas. En este sentido, Díaz ha procurado distanciarse de las batallas y las dificultades relacionadas con lo "orgánico" de las formaciones políticas (siglas, cargos, listas electorales...) ya que entiende que esto restaría protagonismo a la sociedad civil y a los contenidos políticos concretos en los que se va a basar su frente amplio.
De hecho, en una de sus últimas entrevistas, la vicepresidenta ha defendido que "hay que deconstruir a Maquiavelo, que definía un poder muy jerarquizado. Los partidos son una cosa muy pequeña en nuestro país, y hoy son un obstáculo. Las construcciones sociales son de la gente y deben ser de otra manera".
Para algunos, este distanciamiento de las formaciones políticas no supone una impugnación del sistema ni que Díaz aspire a revolucionar las estructuras partidistas, sino que responde más bien al objetivo de la vicepresidenta de poder crear el escenario adecuado para un debate de contenidos políticos que no gire en torno a cuestiones como las listas electorales o el nombre concreto que debe llevar una candidatura.
"Beneficios y costes" de los partidos políticos
Sin embargo, este discurso sobre los "vicios" de los partidos ha generado algunas reacciones en el propio espacio de Unidas Podemos. Pocos días después de la entrevista de Díaz, la ministra de Igualdad y una de las principales dirigentes de Podemos, Irene Montero, defendió ante la militancia de su organización (muchos de ellos cargos municipales que representan a sus siglas en pueblos y pequeñas ciudades) la utilidad de los partidos.
"La militancia política y la organización colectiva es la única herramienta para avanzar y conseguir derechos. Por imperfectas que sean las estructuras partidarias, son las que nos permiten construir en colectivo", aseguró la ministra de Igualdad.
Para los expertos en la materia, el debate generado en torno al papel de los partidos en el frente amplio de Yolanda Díaz, lejos de ser una novedad, es un tema "recurrente".
Ignacio Jurado, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, apunta que "los partidos te aportan beneficios y costes; los costes de construir sobre partidos que ya existen son, en ocasiones, llevar el debate a vicios y demandas de poder, y cuanto más integre (Díaz) a esos partidos, más limitada va a estar a la hora de, por ejemplo, hacer un discurso transversal o apelar a votantes no tan significados políticamente".
"Me parece difícil pensar que ella aspire a una plataforma en la que los partidos estén en un plano totalmente secundario y solamente le aporten la parte de movilización y estructura sin los costes que normalmente esto involucra. Es un poco querer lo bueno sin querer lo malo, y lo malo va en el pack; articular una plataforma en la cual, por ejemplo, Podemos esté muy visible, le resta margen de maniobra para apelar a ciertos votantes y tener ciertas alianzas. Pero las listas y las cuotas van a existir igualmente, la clave es quién las decide", precisa, sin embargo, Jurado.
La politóloga y asesora de La Cimera Marina Pla, considera que "la construcción del frente amplio que propugna Yolanda Díaz, más que una coalición o suma de siglas, parece un intento de superación de los límites electorales que las siglas partidistas han fijado".
"En el fondo, los movimientos de Yolanda Díaz interpelan a una audiencia ajena a la de los órganos de los partidos que integran la posible coalición; se trata de sortear los procedimientos de la organización interna de los partidos (con sus cuadros militantes y sus cargos públicos) para construir, desde arriba, por aclamación popular, una nueva máquina de guerra electoral", asegura la politóloga.
En este sentido, Díaz tiene un reto importante que, lejos de ser una novedad, forma parte de un debate recurrente en la izquierda: superar los corsés de los partidos, alejando del debate central las "batallas orgánicas", desde la base misma y estructura de las propias formaciones políticas.
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