BARCELONA.— Twitter puede ser muy peligroso para un político: es fácil equivocarse o meter la pata. Hay ejemplos a patadas. El último desliz lo ha protagonizado la portavoz del grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, quien celebró en un hilo de conversación celebró dos tuits de dos usuarios que proponían colgar y degollar a Gabriel Rufián y Joan Tardà, portavoces de ERC en el Congreso de los diputados.  

"Me parto". Esa fue la reacción de Mejías a dos tuits. El primero: "En caso de golpe de Estado, sobran farolas en Hospitalet y Cornellá para colgarles". El segundo: "Me gustaría ver a @gabrielrufian y @Joantarda en Hospitalet o Cornellá tras su mierda de Golpe de Estado. Degollados". 

La polémica no tardó en llegar. El líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Alfred Bosch, utilizó el domingo la misma vía, Twitter, para pedir la dimisión de Mejías.

Los tenientes de alcalde de Barcelona, Jaume Asens y Gabriel Pisarelo, también mostraron su solidaridad con los diputados de ERC. El primero publicó un tuit en el que mostraba su apoyo a Rufián y Tardà por las "bromas que no hace reir". Y añadía: "El humor tiene un límite: el odio y la violencia".  Pisarello por su parte también se solidarizó con los diputados de ERC "ante expresiones muy desafortunadas que no hace ninguna gracia".

El propio Joan Tardà respondió en Twitter a Mejías y le recriminó que anime a "gamberros" a degollarlo y le preguntó si esto es "democráticamente muy saludable".  Gabriel Rufián también reaccionó en Twitter al afirmar: "Cuando C's se quita la careta". 

Ante el revuelo creado, Carina Mejías tuvo que matizar su actitud en Twitter: "Mis comentarios no respondían a ese hilo que no leí completo. Mi más firme condena a cualquier manifestación de violencia" .