PP y Vox se echan al monte: Feijóo deslegitima sin pruebas el sistema electoral y Abascal pide bloquear el Constitucional
La derecha española abraza las estrategias más radicales para desgastar a Pedro Sánchez, aunque los expertos consultados por ‘Público’ advierten de que puede traer un efecto boomerang inesperado.

Madrid--Actualizado a
El 5 de noviembre de 2020, Donald Trump tuiteaba una frase que ya es historia de la política: "Stop the count! (¡Parad el recuento!)". Con esas palabras, el aún presidente de Estados Unidos denunciaba fraude electoral e incendiaba las calles de su país. Dos meses después, los fieles al presidente, incapaces de asimilar la derrota en las urnas, asaltaban el Capitolio en Washington DC en un altercado que dejó varios muertos. Algo que entonces pareció una boutade de la cultura política estadounidense poco a poco comenzó a normalizarse en otras latitudes. Y en España también se ha convertido en una realidad: derrotada en las urnas, la derecha cuestiona el funcionamiento del voto por correo en España y pone en duda el sistema electoral.
Primero fue Borja Sémper, portavoz del PP, a comienzos de mes. Pero tras las palabras este domingo en una entrevista en El Mundo de José María Aznar ("Cuando uno es capaz de adulterar unas elecciones en su partido, ¿por qué no va a ser capaz de alterar unas elecciones generales?"), Alberto Núñez Feijóo también se ha sumado a la campaña de descrédito del sistema electoral español y el funcionamiento del voto por correo, sobre el que comenzaron a arrojar dudas tras saberse que Leire Díez, militante socialista cercana a Santos Cerdán, había sido un cargo en Correos. Incluso Mariano Rajoy, en una entrevista en Telecinco, ha sumado este lunes su voz a esta estrategia: "Todo eso no es demasiado edificante y eso justifica que haya gente con la mosca detrás de la oreja", afirmaba el expresidente.
"Está acreditado que el señor Sánchez con sus compañeros hoy ya procesados e imputados por el Tribunal Supremo amañaron en parte, al menos, las primarias que le hacen secretario general –afirmó Feijóo en una entrevista en esRadio–. Está acreditado que él, detrás de un biombo, intentó modificar también para que no le echasen de secretario general previo a las primarias". Y a partir de esas sospechas ha concluido que Aznar utiliza un ejemplo "bastante sensato" al asegurar que "si uno ha robado una joyería, ¿por qué no puede robar un banco?".
Todo sin aportar una sola prueba. De esta forma, el PP asume así un lenguaje más habitual en Vox, en una jugada que, además de desgastar al Gobierno, también busca competir por el electorado más ultra que se cobija en la derecha. Varios expertos ya han mostrado su preocupación por que Feijóo ejecute este tipo de estrategias, mientras que la formación de Santiago Abascal ya ha dado un paso más para alejarse del PP y pelear por tener el discurso más radical: Vox ha pedido a los jueces del Tribunal Constitucional que no participen del pleno que dará el visto bueno a la amnistía y pretende cerrar la herida del procès. "Los magistrados decentes del Constitucional no deberían participar en el pleno. No se puede dar sensación de normalidad", recomendaba Abascal, que pretende con su llamamiento que no haya quorum suficiente en el pleno y no se pueda aprobar la sentencia. Ningún magistrado ha respondido de momento a la solicitud del jefe de Vox.
Sobre el anuncio de Feijóo este lunes, que pedía "constituir un grupo de trabajo" en la Junta Electoral Central (JEC) para investigar los procedimientos y garantías de un voto, el PP no ha querido dar más explicaciones. El propio Borja Sémper, portavoz de la formación, ha dicho no tener más información. La idea, además de inconcreta, también parece ir destinada al foro equivocado. Hace dos semanas, la JEC rechazaba la petición de Vox de investigar fraude en el voto por correo. El órgano se declaraba incompetente para la cuestión, ya que entre sus funciones no está la de indagar sobre estos posibles delitos, una actividad que corresponde a la Fiscalía o los tribunales.
Una estrategia con efecto boomerang
Jugar a deslegitimar el sistema y especular sin pruebas con la idea de fraude puede tener efectos adversos. Los expertos consultados por Público constatan las garantías del sistema electoral de España, pero también apuntan a que Feijóo podría verse perjudicado por su propia campaña.
Mikel Gómez, politólogo del equipo de Silvan & Miracle, asesoría de estrategias de Asuntos Públicos, descarta las teorías infundadas de PP y Vox: "El proceso en España es tremendamente garantista, los propios partidos pueden velar por ello y está abierto a todos los ciudadanos. Los niveles de fiscalización son muy elevados", explica. Al mismo tiempo, Gómez advierte de un efecto boomerang que podría afectar al propio votante conservador: "Puede que su propio electorado se contagie del desánimo, porque quien tiende a creerte es tu propio electorado. Es lo que le pasó a López Obrador en México, que constantemente hablaba de fraude y acabó generando descrédito entre sus votantes, porque era a los primeros a los que llegaba el mensaje, así que tuvo que voltear el mensaje y pidió una participación masiva porque se dio cuenta del error estratégico", sostiene el politólogo.
Además, en España se han identificado casos de fraude electoral y la Justicia ha intervenido sin miramientos, pero siempre tienen algunos puntos en común: se produce en zonas rurales, donde las instituciones tienen menos peso y en lugares donde unos pocos votos pueden ser significativos. "La mayor parte de fraudes detectados en España no son ni durante la votación ni en el post. Es antes, a través de compra de votos. El fraude electoral triunfa donde hay muchas desigualdades y mucha pobreza", arguye Mikel Gómez en referencia a lo ocurrido en Melilla en 2023.
Arantxa Tirado, doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona y observadora internacional en procesos electorales en América Latina, también descarta por completo fraudes como los que intenta denunciar el Partido Popular. "En una mesa electoral están personas que no se conocen de nada, tendrían que ponerse de acuerdo con otras personas... y todo para qué, ¿para una sola urna en un colegio?", sostiene incrédula la profesora sobre las teorías de la derecha.
Más allá de llamar al fraude, Tirado ve en la estrategia una competición ultra: "Si el PP asume el trumpismo de Vox, no sería la primera vez, ya lo han hecho con la migración. Ahora sus palabras van más allá, cuestiona al propio sistema. En esa maraña de viciar todos los debates y soltar medias verdades, buscan sacar todo de contexto y convertir algo anecdótico en universal", defiende la docente sobre las intenciones de la derecha, que de un mensaje de Santos Cerdán a Koldo durante las primarias del PSOE en 2014 en Navarra sobre dos votos quieren escalar hasta enmendar las elecciones de 2023 y crispar el ambiente de cara a los próximos comicios.
Jugar a ser Vox, aseguran los politólogos, solo beneficia a Vox: "Hay una competencia para acercarse lo más posible a ese electorado. Es un error, porque refuerza los marcos de votos de Vox. El votante ya no se casa con siglas de partidos, se casa con mensajes y el partido político más abanderado es el que se lleva el voto, aunque otro partido lo utilice de manera eventual. La extrema derecha ha conseguido tanta presencia mediática y tanto control de la opinión pública que ha logrado que el PP trabaje en los mismos marcos discursivos", reflexiona el politólogo Mikel Gómez.


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