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Refundación derecha España Suma, el 'proyecto estrella' de Casado, enterrado después de un año de reproches a Cs y Vox

La unión de las derechas ha sido una de las obsesiones de Pablo Casado en el último año, en el que ha reprochado frecuentemente a los dirigentes de Cs y Vox su falta de generosidad. Ahora se desdice: "Estamos en otra etapa".

El escritor Álvaro Pombo, unto a la exlíder de UpyD, Rosa Díez, el presidente del PP, Pablo Casado, y la exportavoz popular en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo.
El escritor Álvaro Pombo, Junto a la exlíder de UpyD, Rosa Díez, el presidente del PP, Pablo Casado, y la exportavoz popular en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo. EUROPA PRESS

marta monforte

Pablo Casado ya no quiere sumar a Ciudadanos y Vox en torno a una misma candidatura. "He intentado en el último año hacer una alianza de constitucionalistas del centro y la derecha, con esa España Suma que rechazaron tanto Ciudadanos como Vox, y creo que estamos en otra etapa", ha dicho el líder del PP en la Cope este lunes.  Casado enterraba así, de un plumazo,  su 'proyecto estrella' al que tantas horas le ha dedicado este último año con el que aspiraba a refundar la derecha: España Suma. 

Las palabras -cargadas de intención- de Casado han tenido una reacción inmediata: apenas unas horas después Inés Arrimadas ha anunciado que Cs concurrirá en solitario a las elecciones en Catalunya, programadas para el próximo 14 de febrero. La presidenta de la formación naranja ha señalado que Casado no es coherente y ha criticado que "piense en su partido" y solo quiera que "el PP pase de cuatro escaños a seis".

Según las estimaciones del gabinete demoscópico Key Data para Público, el PP catalán recuperaría algo de terreno y ganaría tres diputados —de 4 a 7—, más de 60.000 votos y 2,2 puntos de apoyo, mientras que la ultraderecha de Vox se estrenaría en el Parlament después de obtener más de 160.000 papeletas (el 4,2%), que le reportarían cuatro representantes, todos en Barcelona. Unos números que coinciden con los que arroja el barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), el denominado CIS catalán, que da entre 8 y 9 diputados al PP.

Según Key Data tanto el PP como Vox se alimentarían en gran parte de votantes que el 21-D habían optado por Ciudadanos. Los de Arrimadas pasarían de ganar los comicios hace tres años a ser apenas el cuarto partido del Parlament y a gran distancia del tercero, perdiendo 625.000 votos de los más de 1,1 millones que obtuvo —pasando del 25,4% al 12,3% de apoyo— y 21 de los 36 diputados actuales, sumando sólo 15. El CEO les da entre 13 y 14.

Fuentes cercanas a Arrimadas explican a Público que, con esta decisión, les queda claro que el PP catalán solo busca aumentar su número de diputados, aunque sea mínimamente, para "decir que es un triunfo" frente al pronosticado descenso de Cs. También señalan que "Vox le está pisando los talones" al PP, lo que, a su juicio, da pistas de la estrategia de Casado.

España Suma, una de las obsesiones de Casado

La unión de las derechas ha sido una de las obsesiones del líder del Partido Popular en el último año, en el que ha defendido con ahínco este proyecto y ha reprochado a los dirigentes de ambas formaciones su falta de generosidad por anteponer los intereses partidistas a una eventual derrota de la izquierda. "Con igualdad de votos hemos obtenido muchos menos escaños que algunos partidos de izquierda; por eso propusimos acuerdos preelectorales a Ciudadanos en el Senado y a Vox en el Congreso", lamentó el conservador tras la debacle del PP en las elecciones de abril del 2019.

Un mensaje que repitió machaconamente en la campaña para las municipales y autonómicas de mayo de 2019 y que volvió a retomar de cara a la repetición electoral de noviembre del pasado año. En septiembre le puso nombre a este proyecto, España Suma, emulando así el pacto que había alcanzado el PP con Cs en Navarra. Como parte de esta estrategia el PP organizó un acto en el Congreso llamado 'Españoles en defensa de lo común', con la aparición estelar de la expresidenta de UPyD, Rosa Díez. El entonces líder de los naranjas, Albert Rivera, se negó a ampliar esa alianza a nivel nacional. El ultraderechista Santiago Abascal tampoco quiso. Finalmente cada uno concurrió por separado.

Pese a los desplantes, Casado lo siguió intentando y encontró más disposición en la actual líder de Cs, Inés Arrimadas. "Empieza la reagrupación, por fin". Con esas palabras celebraba la exportavoz de Cs en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, el acuerdo alcanzado entre su formación y los naranjas en Euskadi que acabó con la dimisión del exministro Alfonso Alonso. Un sacrificio que Casado estaba dispuesto a hacer con el objetivo de unir a las dos formaciones en una misma papeleta. La dirección popular señalaba que se trataba de una estrategia a largo plazo con un objetivo claro: 'refundar' la derecha -de la mano de Cs- entorno a un "mismo proyecto". 

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. EFE
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. EFE.

Pero esta alianza no dio sus frutos: ambas formaciones se dejaron por el camino casi 70.000 votos respecto al 2016, aunque Ciudadanos consiguió, por primera vez, representación en la Cámara vasca. Los populares se quedaron únicamente con cuatro diputados, obteniendo así los peores resultados de su historia, lo que acabó de tensionar internamente el partido. Varias voces, entre ellas el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, cuestionaron la idoneidad de estas alianzas con Cs. Pero Casado hizo caso omiso. Hasta ahora.

El PP catalán teme el 'sorpasso' de Vox

En el PP catalán ya señalaban a Público hace meses que la alianza con Cs "no sumaba" y que "la buscaban más de Madrid" que "desde aquí". Entre las causas de las desconfianza con los naranjas aducían el acercamiento de Arrimadas al Ejecutivo de coalición. Entonces con las prórrogas del estado de alarma, ahora con los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Un acercamiento que, según las fuentes consultadas por este diario, también incomoda a Casado.

Tras la pandemia del covid-19 a España, Cs se abrió a pactar con el Ejecutivo, en un intento de "volver a la centralidad" del tablero y enmendando así el veto que el expresidente de Cs, Albert Rivera, impulsó hacia el PSOE para tratar de disputarle al PP el liderazgo de la derecha. Para los populares en Catalunya este movimiento de Cs puede provocar que Vox "capitalice el voto derechista" al asociar a la coalición catalana con la posición de Cs a nivel nacional.

La lectura que hacen los conservadores catalanes es que los votantes del PP descontentos con las medidas impulsadas por el Gobierno, algunas de ellas pactadas con Cs, se decanten por Vox, que previsiblemente también tendrá el discurso más duro contra el independentismo. Ni si quiera el hecho de que Cs forzara la renuncia de su candidata, Lorena Roldán, elegida mediante primarias como candidata a la Generalitat, ha logrado convencer al PP de la necesidad de una candidatura de consenso.

Álvarez de Toledo, totalmente ninguneada

"Cayetana ya no tiene opinión" o, lo que es lo mismo, "su opinión ya no cuenta para nada". Así de contundente se muestra una voz de la dirección del PP para definir el peso que tiene la exportavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, en la toma de decisiones de Génova. La diputada, que decidió permanecer como diputada de base tras su destitución el pasado mes de agosto, es la cabeza de lista de los populares en Catalunya y mantiene una buena sintonía con Alejandro Fernández. 

Álvarez de Toledo ha sido una de las más firmes defensoras del 'España Suma' junto a Ciudadanos. "Me empeñé muchísimo, en Catalunya, en el País Vasco y en el conjunto de España. Incluso le ofrecí a Inés Arrimadas ir de número uno por Barcelona, y yo detrás. Y es que España necesita, más que nunca, una alternativa. Y para eso tenemos que sumar 176 escaños", aseguró en una reciente entrevista en Vanity Fair. Una petición que Casado ha ninguneado.

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