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El reto de Sánchez en la fase decisiva hacia la investidura es hacer de Junts un socio fiable

La relación con el partido de Carles Puigdemont sigue siendo el punto más difícil de salvar para el PSOE. El líder de los socialistas acaba sus consultas sin apoyos cerrados pero con todas las vías abiertas para el diálogo. 

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se reúne con la portavoz de Junts per Catalunya (JxCat) en el Congreso, Míriam Nogueras
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se reúne con la portavoz de Junts per Catalunya (JxCat) en el Congreso, Míriam Nogueras. J.P.Gandul / EFE

"Nada está acordado hasta que todo esté acordado". Es una frase habitual en las negociaciones diplomáticas a nivel internacional. Lo dijo Pedro Sánchez el pasado viernes en Granada en su última intervención pública. Una semana después, el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE continúa sin cerrar del todo los apoyos necesarios para su investidura

La ronda de contactos de Sánchez ya ha finalizado. Comienza la fase decisiva y el calendario sigue corriendo. La fecha tope para que el líder de los socialistas se someta al debate de investidura es el 27 de noviembre. La intención inicial del PSOE era que el proceso se cerrara cuanto antes. Es decir, en octubre. En las filas de su partido ya contemplan abiertamente que se produzca en noviembre. Otra cosa parece complicada. 

Las relaciones con Junts, el partido de Carles Puigdemont, siguen siendo el escollo más difícil en estos momentos. El objetivo principal de Sánchez es convertir a la fuerza catalana en un socio estable y fiable. Fuentes socialistas reconocen que la desconfianza entre ambos partidos existe. Junts no ha formado parte de ningún acuerdo durante la pasada legislatura y las posiciones han estado muy enfrentadas. 

La reunión de este viernes entre Sánchez y la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, puede ser un punto de partida. Hacia fuera, la diputada catalana enfrió el asunto. "Estamos lejos", dijo en una brevísima intervención ante los medios. No ofreció más detalles. Tampoco el PSOE, que decretó, de nuevo, "discreción" en un comunicado. 

La ley de amnistía está ya sobre la mesa. El propio Sánchez destacó el jueves en una conversación informal con los periodistas que explicaría su propuesta próximamente. Pero al PSOE no le basta únicamente con esa medida de gracia. Quieren estabilidad en sus relaciones más allá de un pacto de investidura. "Compromisos para ir en el mismo camino de medidas sociales y de derechos civiles", señalan fuentes de Ferraz. 

Sánchez quiere garantías de que Junts no volverá a recurrir a la vía unilateral en sus objetivos de autodeterminación como hicieron en 2017. El modo de encajar también la referencia a algún tipo de consulta sobre Catalunya es otro de los puntos a discutir. En las conversaciones también se habla de qué supuso el procés. El PSOE quiere "pasar página". Y, por supuesto, se habla de asuntos económicos y fiscales. 

Pese a la dureza de Nogueras, en el PSOE siguen siendo optimistas. "Podría haber dicho que rompía las negociaciones, pero no lo ha hecho", señalan fuentes socialistas. En Ferraz destacan que "hay recorrido" todavía. La reunión duró casi una hora y media. Un síntoma de que los puentes no están para nada rotos, explican en el equipo de Sánchez. 

En el aire quiso dejar Sánchez expresamente una posible llamada a Puigdemont. La opción de retomar contacto con el expresident de Catalunya está abierta. También una hipotética reunión con él en Bruselas de algún dirigente socialista. Pero antes tendrían que cerrarse todos los flecos pendientes. 

Diferente con ERC y con EH Bildu

Mientras tanto, el PSOE remarca que las relaciones con ERC son diferentes a las de Junts pese a tener peticiones muy similares. Con los republicanos catalanes hay un trabajo previo durante la pasada legislatura. Hay más confianza. Son más fiables. Fruto de ello es el gesto que tuvo Sánchez el pasado miércoles con el secretario general del partido, Oriol Junqueras

Al mismo tiempo, en Ferraz saben que los votos de ERC "se sudan", como verbalizó su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, tras el encuentro con Sánchez. Como con el resto de grupos, los socialistas quieren garantizarse un acuerdo global de Gobierno más allá de investidura. Algo por lo que no parece que quieran pasar, de momento, en ERC. 

De todos los encuentros realizados por Sánchez, el grupo que más cercano se ha mostrado a cerrar un acuerdo ha sido EH Bildu. El viernes fue la primera vez que Sánchez se reúne de forma personal con los integrantes del partido vasco. Otra fuerza con la que han sacado muchas leyes adelante durante la pasada legislatura. Con la imagen de Sánchez y Mertxe Aizpurúa, el PSOE da un paso más en la normalización democrática de un partido que fue el más votado en las elecciones municipales del pasado 28 de mayo en Euskadi. 

Por lo demás, tanto BNG como PNV mostraron su voluntad de acuerdo con el PSOE sin dar nada por cerrado. Los socialistas negociarán también con Coalición Canaria para arrancarles al menos una abstención. Queda pendiente el contenido del pacto de Gobierno con Sumar. La formación de Yolanda Díaz se ha mostrado exigente en los contenidos. 

La próxima semana será, destacan en el PSOE, "intensa". Sánchez activa ya de forma oficial su comisión negociadora. Las conversaciones continuarán a varias bandas y en el aire está cuándo el líder socialista saldrá a explicar sus posiciones sobre el tema más complejo de todos, la amnistía. "Cuando haya acuerdos, se contarán", insisten en Ferraz. Mientras tanto, "discreción" es el mantra. 

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