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Rueda retiene para el PP la mayoría absoluta en Galicia y da un respiro a Feijóo

Con más del 95% del voto escrutado, Rueda consigue 40 escaños y supera la primera victoria de Alberto Núñez Feijóo en 2009, que consiguió 38 asientos.

Alfonso Rueda, candidat del PPG durant un míting de la campanya electoral gallega 3.
Alfonso Rueda, candidato del PPdeG durante un mitin de la campaña electoral. PPdeG

Alivio en la calle Génova con más del 95% del voto escrutado. Alfonso Rueda ha ganado las elecciones con 40 escaños, dándole así a los populares gallegos su quinta mayoría absoluta consecutiva. Aunque el PP pierde dos asientos desde el 2020, Rueda consigue superar la primera victoria de Alberto Núñez Feijóo en 2009, cuando obtuvo 38 escaños. 

En cuanto al porcentaje de voto, y a falta de sumar el voto CERA —el recuento se hará entre el 26 y el 29 de febrero—, el PP ha conseguido el 47,5%, apenas un 0,4% menos que en 2020, el mejor resultado de Feijóo.

Desde Santiago de Compostela, Rueda ha defendido que "Galicia le ha mandado un mensaje a España". "El mensaje es que aquí no queremos chantajes, ni hacerlos ni estar sometidos. No queremos privilegios de ningún tipo", apuntó. El PP quiere convertir este resultado en un impulso de cara al nuevo ciclo electoral que seguirá con las elecciones vascas y europeas. El presidente de la Xunta se ha comprometido a "hacer funcionar" Galicia "los cuatro años".

La victoria de este domingo se había convertido en un match-ball para Feijóo. No solo por lo que supondría perder la Xunta de Galicia después de haberla dejado en manos de Rueda para llevar al PP a La Moncloa, algo que no ha conseguido, sino porque en el ecuador de la campaña, las revelaciones de su entorno sobre los acercamientos del PP a Junts complicaron las cosas en Galicia y tensaron las costuras internas del partido.

Lo que iba a ser una exhibición de fuerza para el PP en su feudo gallego —Feijóo empujó a Rueda al adelanto electoral— se acabó convirtiendo en un vía crucis para la dirección nacional del PP después de que un alto dirigente de Génova rompiese la estrategia de campaña en un encuentro con periodistas en el que desveló que podrían abrirse a un indulto condicionado a Carles Puigdemont o que estudiaron la amnistía durante 24 horas.

Desde ese instante, el nerviosismo ante la posibilidad de perder la Xunta invadió Génova. No lo ocultaron. Una imagen que contrastaba con la del PP gallego, que siempre se mostró tranquilo.

Y eso que la carrera hacia las urnas se hizo larga para los conservadores. La precampaña arrancó con la amenaza de una crisis climática por la marea de pellets que llegó a las costas gallegas y cuya gestión puso al gobierno de Rueda contra las cuerdas; más tarde, el candidato popular no exprimió como esperaba el único debate electoral al que aceptó acudir; y a partir de ahí se lanzaron a por el BNG de Ana Pontón. 

Los nacionalistas gallegos han subido seis escaños, cinco de ellos a costa del PSdeG, que pasa de 14 a nueve. El PSOE, y Pedro Sánchez "fundamentalmente", "deben hacer una reflexión profunda sobre lo que han provocado en esta campaña electoral", valoró Cuca Gamarra, secretaria general del PP, este domingo. "Esta es la campaña electoral en la que Sánchez y el PSOE han abandonado sus siglas y esta es la campaña electoral en la que, incluso, han abandonado a su propio candidato para alimentar al independentismo", dijo.

Sin una estrategia clara y con Feijóo haciendo campaña en clave nacional —en contra de lo que siempre ha funcionado en Galicia y en contra también de lo que el PP gallego defendía que iba a ser su discurso—, Rueda ha tenido dificultades para colocar un mensaje claro, más allá de la guerra contra el nacionalismo, y deshacerse de la sombra del tutelaje de su predecesor en el cargo.

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