En la solapa de una americana color caqui, un pin de la Agenda 2030 pintada con los colores de la bandera de España. Un chaval, tendrá menos de cuarenta, acompaña a un señor de gafas Cartier colgadas al cuello con un cordón, y a otro tipo que no tiene nada destacable. "Estos señores son invitados del grupo parlamentario Vox", dice el chaval joven. Casi no necesitan presentación.

El panorama de este jueves es muy distinto al del miércoles: donde ayer había silencios, ahora las voces se entrecruzan, la cafetería de la Asamblea Regional está a reventar de comandas de tostadas y café con leche y de señores, jóvenes y viejos, engominados, bien vestidos y el pecho henchido, y mujeres (mucho mejor vestidas que ellos) que lanzan miradas de mesa en mesa. En el control de accesos, el Decano de la Facultad de Informática (así se ha presentado), recoge su pase de invitado. Casi todo el que tiene más de una hectárea de tierra en Murcia está aquí, reclamando agua en nombre de su sed infinita y la de sus campos mutantes atiborrados de nitratos que dan hasta cuatro cosechas de lechuga al año.

La conjura veraniega ha sublimado en el aquelarre de la patronal murciana, que según la portavoz de Podemos, es la más depredadora del país. "Somos una tierra de buena gente, pero no hemos dado con una clase empresarial decente. Que a dónde vamos con esta gente, se pregunta. Ni ahorrando varias vidas podría uno comprarse el reloj de uno de los invitados, que lleva también un pantalón beige, zapatos negros y una americana azul marino, que ríe a carcajadas con el chisme que le cuenta otro tipo en un corrillo.

La cofradía de los malos rollos ha acudido en procesión para investir a López Miras, y mientras él habla, en su última intervención, y alude a las estrellas y a la luna (literalmente), el palco de invitados se llena de aplausos, de los "claro que sí, hombre" y los "ya está bien"  que se dicen cuando uno escucha exactamente lo que quiere oír. Cuando la presidenta de la Asamblea, Rosa Peñalver, declara la votación ganada por mayoría absoluta, la sala entera rompe con una celebración furiosa. Por cómo celebran, y por cómo hablaba Joaquín Segado, portavoz del PP, parecía el fin de un gobierno de 25 años del PSOE.

Los populares han logrado presentar, de nuevo, el continuismo como un movimiento rupturista. Salvar al mar Menor de los pactos con Bildu y Puigdemont. "La próxima vez que vea a Otegi se lo voy a contar, porque esto es de risa", comenta un periodista vasco en la sala de prensa. La intervención de Segado, de marcada clave nacional, se ha centrado en Pedro Sánchez y en el futuro de la Constitución. Su exhibición de responsabilidad política ha sido una maniobra ambigua, como los detalles del pacto firmado con Vox, tratando de justificar un pacto que, como señalaba Marín, ha contradicho lo asegurado meses atrás.

Que la coalición se haya dado ahora y no en la primera votación, sugieren fuentes cercanas al gobierno Regional, se explica con la realización de encuestas internas en las que los de López Miras perdían hasta tres diputados, en favor de Vox y del PSOE, que ya había alcanzado su suelo electoral en las elecciones del 28 de mayo. Así que, para no deber más de la cuenta a los de José Ángel Antelo, han preferido pagar por adelantado.

Tanto el portavoz popular como el presidente de los ultraderechistas han hecho varias referencias al gobierno central. Ayer comentábamos que Vox parece haber descubierto que la clave está en las autonomías. Aunque su ADN ha sido siempre centralista (uno de sus estandartes históricos ha sido la eliminación de las autonomías), es probable, más aún después de escuchar al nuevo vicepresidente de la Región, que el discurso de Vox empiece a virar hacia la descentralización del Estado, y así poder erigirse como una suerte de aldea gala contra el sanchismo. En ese sentido, López Miras también se ha pronunciado en contra de la "farsa de la España de las dos velocidades " y ha anunciado que su gobierno será una oposición firme "contra los que quieran dinamitar los cimientos de esta nación".  "No vamos a permitir que haya regiones de primera y regiones de segunda", concluía.

María Marín ha sido más directa. Ha preguntado a ambos, a Miras y a Antelo, sobre si se va a acabar con la Ley del Mar Menor. "Mal empezamos el gobierno, entonces" ha dicho, cuando López Miras ha esquivado la mirada inquisitiva de Marín y Antelo, en cambio, ha afirmado con la cabeza. "Usted dice que no, y el señor Antelo dice que sí, y apuesto a que quien está diciendo la verdad aquí, es Vox". Esa división de opiniones entre los socios de la coalición se ha visto plasmada, cuando el presidente autonómico ha señalado que "no voy a usar su vocabulario para tildarles de amenaza contra los ciudadanos", minutos después de que el líder de Vox afirmase, con toda seguridad, que la izquierda "es una gran amenaza para España". También ha achacado al nuevo gobierno que la de Murcia sea la Región de España con los salarios e inversión por habitante más bajos.

La puesta de largo de José Ángel Antelo, de facto, como vicepresidente autonómico, ha comenzado con una sobredosis de autoestima: "Somos mejores que ellos [la izquierda] en todo", empezaba diciendo durante su intervención. Responsabilidad, España, igualdad (entre todos los españoles), familia, protección a "nuestros" agricultores, España, de nuevo, políticas hídricas y los pactos del gobierno central con "los enemigos de la nación", han sido los puntos clave de su discurso. A estos últimos [los enemigos de España], lanza una advertencia: "Abandonen toda esperanza".