Este artículo se publicó hace 4 años.
VENTA DE ARMASLas "trampas" de los barcos de la muerte saudíes para ocultar sus escalas en España
En los últimos tres años, los buques de la naviera pública Bahri han camuflado sus nombres y obviado datos en sus hojas de ruta. Esta semana lo volvieron a hacer en Motril, donde cargaron contenedores con armamento.
Bilbao-
Luis Arbide tiene una capacidad de asombro a prueba de balas. Este activista contra la venta de armas y paciente observador de la actividad de los barcos de la muerte saudíes lleva un recuento sobre las maniobras, algunas muy básicas y otras algo más elaboradas, que la naviera pública del régimen árabe realiza desde hace casi tres años para tratar de ocultar sus actividades de carga de armamento en puertos españoles. Su nivel de sorpresa ha crecido a lo largo de este tiempo.
"Han buscado, una y otra vez, poner un muro de opacidad ante el comercio de armas. Nos dicen siempre que se trata de un comercio legal, pero vemos cómo intentan taparlo", afirma Arbide a Público mientras revisa una de las carpetas de su ordenador. "Aquí hay una pequeña muestra de todos los modos de ocultación. Parece que a la naviera saudí le gusta mucho la discreción, cuando en realidad esto debería ser irrelevante para ellos", subraya este integrante de la comisión La Guerra Empieza Aquí de Ongi Etorri Errefuxiatuak (Bienvenidos Refugiados).
En 2017, ese grupo de apoyo a las personas refugiadas inició una campaña para denunciar, precisamente, que la guerra empezaba allí, en el puerto de Bilbao. Se referían a la carga de armamento que realizaban los barcos de la naviera Bahri, amparados siempre bajo un manto de silencio que impedía conocer el destino de esos materiales.
Las protestas tuvieron dos momentos álgidos. Uno de ellos se registró cuando el bombero Ina Robles se negó a cargar armas en uno de esos buques. El otro llegó de la mano de activistas de Greenpeace que en febrero de 2018 consiguieron acercarse al barco Bahri Tabuk para denunciar la venta de armas a la dictadura árabe, responsable a día de hoy de alrededor de 200 mil muertes en Yemen. Cuatro activistas alemanes están hoy pendientes de juicio en España por esa acción.
Aquellos gritos contra la guerra llegaron a la naviera. "Poco después de que comenzáramos a divulgar su actividad en el puerto de Bilbao, allá por el verano de 2017, Bahri empezó a ocultar en su agenda las actividades que realizaba en esa terminal", relata Arbide.
En efecto, la compañía pública saudí decidió entonces omitir en su página web la relación de puertos españoles en los que hacían escala sus buques, una información que figuraba de manera detallada en el caso de otros países. "Se veía que Bahri operaba en España, pero resulta que el puerto no tenía nombre", ironiza Arbide.
La naviera también omitió esos datos en las hojas de ruta de sus barcos, tratando de impedir así que se conociera dónde se producirían sus escalas en España. Según información recogida en la propia web de Bahri, esa práctica de ocultación se registró al menos en noviembre de 2017 y febrero de 2018.
"Los barcos que llegaban a Bilbao eran sometidos al borrado del llamativo nombre de la naviera"
Luego llegó la eliminación del nombre en árabe en los laterales de sus barcos. "La fase posterior consistió en que los barcos que llegaban a Bilbao eran sometidos al borrado del llamativo nombre de la naviera y su escudo en ambos lados del casco –apunta Arbide–. Al principio vimos que los volvían a repintar tras abandonar el puerto de Bilbao, pero poco después esto se fue generalizando y ya ninguno de sus seis barcos exhibe aquella vistosa grafía".
El activista recuerda que "al principio, ese pintado de las grafías del casco era muy burdo: se trataba básicamente de un manchón de pintura encima" del nombre del buque. "Posteriormente, cuando decidieron que las letras y el escudo quedaran ocultos definitivamente, de forma que los barcos no fueran tan llamativos, el repintado de las letras fue más fino y cuidadoso", apunta Arbide.
Hay también otra técnica para tratar de burlar las protestas antimilitaristas y, al mismo tiempo, ocultar aún más sus actividades en España: el apagado del sistema de localización de los barcos, lo que impide que los activistas puedan hacer un seguimiento de sus rutas mediante distintas aplicaciones. Según la legislación española, se trata de una infracción grave contra la ordenación del tráfico marítimo que puede acarrear multas de hasta 120.000 euros.
Sistema apagado
Esa práctica, denunciada en varias ocasiones por La Guerra Empieza Aquí, llegó incluso al Congreso: en septiembre de 2018, el entonces diputado de Unidos Podemos David Carracedo formuló una pregunta al Gobierno de Pedro Sánchez para conocer lo ocurrido con el barco Bahri Jazan, que ese mismo mes había entrado en el puerto de Santander cargado de armamento y con el sistema de localización apagado.
"Esta información fue confirmada al diputado David Carracedo en conversaciones telefónicas con el servicio de salvamento marítimo (con las sedes de Madrid y Santander) mantenidas mientras el sistema del buque estaba desconectado. Me aseguraron que se estaban tomando las medidas oportunas para evitar el peligro que suponía", señalaba el representante vasco de la coalición de izquierdas en su pregunta.
En una respuesta enviada cinco meses después, el Ejecutivo indicó que no había incoado ningún expediente contra el buque Bahri Jazan, alegando que no había "una base probatoria suficiente para iniciar un procedimiento administrativo sancionador". El Gobierno aseguró incluso que el buque "estuvo perfectamente monitorizado en las pantallas de control de tráfico existentes en la torre de control del Puerto de Santander" y que "en ningún momento se perdió su señal".
Mientras tanto, los buques saudíes continuaron con sus prácticas de ocultamiento. Así pudo comprobarse el pasado 20 de marzo en Motril y volvió a confirmarse el lunes de esta semana en ese mismo puerto andaluz: en ambas ocasiones, los barcos de la muerte saudíes escondieron en sus respectivas hojas de ruta que se dirigían hacia la costa española.
"Las últimas argucias entran de lleno en el terreno de las ilegalidades: están falseando el propio sistema de localización, programando destinos diferentes a los que realiza el barco", señala Arbide.
Carga en Motril
El último protagonista de un acto de este tipo ha sido el buque Bahri Tabuk, que entró a las cinco de la mañana del lunes al puerto de Motril. Según ha podido confirmar Público mediante fuentes portuarias, allí cargó seis contenedores, algunos de los cuales transportaban armamento. También cargaron unas largas cajas de madera y unos cuarenta tubos.
Tras conocerse que el Bahri Tabuk estaba en Motril –se trata del sexto barco saudí que atraca en puertos españoles desde diciembre y el segundo que lo hace en el marco del estado de alarma– Amnistía Internacional se dirigió al Gobierno de Sánchez para reclamarle que impidiese cualquier carga de material bélico. Al igual que en otras ocasiones, no hubo respuesta. El barco está ahora de camino a Turquía.
Este periódico ha contactado en las últimas horas con la naviera Bahri –a través de distintas direcciones de correo electrónico– para conocer su punto de vista sobre estas denuncias. De momento no ha habido respuesta.
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