Este artículo se publicó hace 2 años.
Yolanda Díaz pilota Sumar a dos velocidades, la del calendario electoral y la del proyecto de país
El proyecto de la vicepresidenta se fragua a dos ritmos y en dos dimensiones: como proyecto de país a largo plazo y para las próximas décadas, su principal objetivo; y como herramienta útil en el ciclo electoral que tendrá lugar en 2023.
Madrid-Actualizado a
¿Qué es Sumar? ¿Un partido político o un movimiento ciudadano? En Podemos ya consideran el proyecto de Yolanda Díaz como una formación con la que quieren construir una alianza electoral; en el equipo y el entorno de la vicepresidenta, y también en otros partidos como Izquierda Unida, lo ven como un "movimiento ciudadano", un proceso alejado de las siglas y la organicidad.
¿Qué es, entonces, Sumar? Las dos cosas en potencia, y a la vez ninguna todavía. La plataforma de la vicepresidenta segunda del Gobierno se construye en la actualidad a dos velocidades y en dos dimensiones: como proyecto de país para las próximas décadas, por un lado, y como herramienta útil de cara al ciclo electoral de 2023, por otro.
En su primera acepción, la del proyecto de país, Díaz y su equipo tienen volcadas sus máximas esperanzas y expectativas. Sumar arrancó con el objetivo de pulsar el sentido común de una sociedad y utilizarlo para transformar la realidad política y social a través de un nuevo contrato de mayorías, de un gran consenso de época.
La segunda acepción es coyuntural, forzada por las circunstancias, pero obligada. En el camino de Sumar se han cruzado nada más y nada menos que unas elecciones generales (a finales de 2023, según lo previsto) en las que las formaciones de izquierda y progresistas confrontan sus modelos y visiones con los de la derecha y la ultraderecha.
Los efectos de que las dos dimensiones de Sumar convivan en una misma realidad política son varios. La construcción del proyecto de país está en marcha, y Díaz ha activado su primera fase, un proceso de escucha para reconectar a la política con la ciudadanía y para plasmar esa conexión en un programa, un "nuevo contrato social", en palabras de la ministra de Trabajo.
Sin embargo, el arranque oficial de este proyecto "para las próximas décadas" no se dará, probablemente, hasta que concluyan las elecciones generales de 2023, ya que estos comicios actúan como un elemento que distorsiona y enturbia la cocción a fuego lento que necesita una campaña de tal magnitud. Las prisas del calendario electoral no son buenas consejeras para la construcción pausada de un proyecto a largo plazo, pero parece que a Sumar no le queda otra que aunar las dos realidades.
Díaz todavía no ha desvelado si va a ser candidata en las próximas elecciones generales, y de momento ha preferido volcar sus esfuerzos en el movimiento ciudadano y ha dejado un tanto de lado a Sumar como herramienta organizativa. Sin embargo, en los últimos actos del proceso de escucha (en Navarra y La Rioja), la vicepresidenta ha dado tímidos pasos hacia la concepción de su proyecto como herramienta electoral.
"Creo que hay ganas, es lo que estoy viendo en toda España. Como estoy pensando mucho y tenéis muchas ganas, quiero decir algo despacio y claro: si vosotros y vosotras queréis sumar y hacéis lo que ya estáis haciendo, Sumar es ya imparable, Sumar sois vosotras y vosotros, sois imparables, no hay marcha atrás, vamos a continuar, a seguir sumando y, si queréis sumar, yo voy a dar un paso adelante; pero, eso sí, de manera colectiva y feminista, con vosotros y vosotras", dijo durante un acto en Iruña.
La vicepresidenta ha dejado claro, eso sí, que su plataforma no estará lista para las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 en ningún caso. Está previsto que en febrero finalice el proceso de escucha y que la treintena de grupos sectoriales de trabajo desplegados en el seno de Sumar articulen una serie de conclusiones que puedan servir como ejes de un programa político.
A partir de ese momento, es probable que el movimiento ciudadano dé paso a cada vez una mayor presencia de Sumar como herramienta electoral, ya que, aunque la plataforma de Díaz no participe en los comicios de mayo, la campaña será, de facto, permanente hasta que el ciclo finalice con la celebración de las generales.
En ese contexto se antoja muy difícil desplegar esa cocción lenta de proyecto de país, y es probable que la vorágine del calendario electoral aplace una parte de este cometido hasta 2024. Durante este tiempo, que comprende bastantes meses del próximo año, la vicepresidenta segunda deberá hacer un ejercicio de equilibrio entre las dos dimensiones de su proyecto y acelerar la construcción de la herramienta electoral mientras no pierde de vista la configuración del proyecto de país.
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