/

Cómo afecta el consumismo navideño a nuestra salud mental

Una de las señales más evidentes de que estamos en Navidad es el consumismo exacerbado que nos rodea. Lo cierto es que se trata de la época del año en que más se evidencia la sociedad de consumo en la que vivimos.

No podemos ignorar que los humanos somos seres sociales, y necesitamos sentirnos dignos de ser queridos, por lo que resulta inevitable que el entorno incida sobre nuestro bienestar. Así que no está de más que conozcamos lo que dice la psicología sobre cómo afecta el consumismo navideño a nuestra salud mental y la relación de esta con el consumo en general. Puede que te sorprenda.

Sociedad de consumo

Centro comercial. Consumismo navideño
Centro comercial en Cleveland en Navidad/Foto: Unsplash

En su libro Te estás jodiendo la vida. Olvídate de tu mejor versión y sé tú mismo (Editorial Martínez Roca), el psicólogo Buenaventura del Charco, más conocido en redes como Ventura Psicólogo, pone el foco sobre la actual sociedad de consumo. Expone así cómo el ser humano se ha convertido en un producto más, y el consumismo ha terminado por engullir los mecanismos colectivos que facilitaban la justicia social y la igualdad. Hasta las personas se utilizan como objetos de usar y tirar.

Como seres humanos a los que influye su entorno, esto contribuye al incremento de los problemas de salud mental. Ventura Psicólogo especifica varios factores que los propician, como la precariedad, el perfeccionismo, la autoexigencia y la tristofobia, de paso que recuerda que es necesario aceptar el dolor emocional para evitar que dé lugar a uno mayor, genere otros síntomas o nos haga dependientes de lo que sea que hagamos para taparlo.

Precariedad laboral

entrevista laboral
Mujer en entrevista laboral/Foto: Unsplash

De tal modo, el psicólogo pone el foco sobre la precariedad actual, que provoca que las personas terminen yendo a tomar unas cervezas o saliendo de compras para huir del malestar. Este puede venir provocado por la inestabilidad laboral y la preocupación de no poder pagar las facturas a final de mes, pero también por los duelos y los problemas emocionales. Cualquiera de ellos gana en intensidad durante las fiestas navideñas.

La gigantesca industria de la felicidad que se ha desarrollado en este caldo de cultivo, y que explota por todo lo alto en Navidades, ofrece soluciones fáciles para evitar cualquier malestar. Así, pone a nuestra disposición bienes y servicios con los que promete que se solventarán nuestros problemas y nos sentiremos mejor. Aunque sea mentira.

Angustia y frustración

La Navidad es así una época especialmente complicada. Si el resto del año la publicidad invoca a nuestras necesidades emocionales para surtir efecto, durante estas fechas, su presión se multiplica con creces. Los anuncios nos muestran escenas de familias felices con todos los miembros alrededor de la mesa, parejas en lugares idílicos, regalos carísimos, comidas pantagruélicas y niños bondadosos con juguetes de ensueño. Unas imágenes ficticias e irreales con las que, si te comparas, siempre saldrás perdiendo. Aparecerán entonces la angustia y la frustración por no poder alcanzar tales expectativas sociales.

Consumismo navideño

Mercado en Navidad
Mercado en Navidad/Foto: Pixabay

Tampoco podemos olvidar la presión y el estrés por comprar regalos, condicionados por lo que implican sobre nuestra situación social y económica, y el modo en que los otros los reciben, en ocasiones más preocupados por su valor material que por el cariño que mostramos al hacerlos.

Es necesario recordar que lo verdaderamente importante son las personas y los momentos que compartimos con ellas. Conservar o recuperar la sensación de que hay cosas que se hacen sin necesidad de conseguir nada a cambio resulta fundamental.

Ansiedad y estrés

No obstante, la ansiedad y el estrés que padecen muchas personas en la actualidad, y que se acrecientan en fechas navideñas, no le vienen nada mal a esta sociedad de consumo. Al fin y al cabo, se nos insta constantemente hacia el perfeccionismo y salgamos de nuestra zona de confort. De una u otra forma, se nos anima a consumir vendiéndonos la fantasía de que cambiando lo externo, podremos solucionar lo interno.

Esos problemas se acrecientan en Navidad, cuando parece que tenemos la obligación de ser felices. De hecho, es la época del año en que más ansiolíticos y antidepresivos se consumen, y cuanta más demanda hay de psicólogos, tal y como señala Ventura. Porque los problemas familiares, las cenas de empresa y las ausencias provocan que estas fiestas nos afecten mucho psicológicamente.

Tristeza navideña

Mujer en la nieve
Mujer en paisaje nevado/Foto: Pixabay

Para aquellas personas que lidian con las ausencias de seres queridos, la Navidad es una época muy triste. Pero en una sociedad con tristofobia en la que sentirás el rechazo de muchos si expresas esa tristeza, es posible que sucumbas a la vorágine de compras y de múltiples planes para evitar afrontar esa emoción tan humana. Pero si necesitas llorar, llora, porque no podrás eludirla cuando veas la silla vacía en la mesa de Nochebuena.


Aceptación y congruencia

Leída la obra de Ventura Psicólogo, en la que también ofrece las pautas para construir una relación saludable, autocompasiva y honesta con uno mismo, llegamos a la conclusión de que a esta sociedad de consumo le interesa que las personas estén psicológicamente mal. De esta forma, seguirán alimentando este sistema llevado al límite, consumiendo como locas para mitigar su ansiedad, huir de su malestar y suplir sus carencias.

Así que nos toca a nosotros ser responsables y congruentes, recordar que lo verdaderamente valioso es el tiempo que pasamos con las personas que amamos y llevar la vida que, en la medida de nuestras posibilidades, queramos vivir. Después de todo, la felicidad y la salud mental dependen de esa congruencia.



Dejar una respuesta

Your email address will not be published.