La meditación sí funciona y todos deberíamos practicarla
Más allá de sus orígenes místicos, la meditación es una técnica que ofrece resultados positivos probados empíricamente.
Zaragoza-
El mundo actual va a toda velocidad. Trabajo, obligaciones, vida social, desplazamientos, preocupaciones varias… En muchas ocasiones, las 24 horas del día no parecen suficientes para todas las cosas que hay que hacer. Es muy habitual que, en pos de poder llegar a todo, haya que realizar sacrificios y, en muchas ocasiones, lo más fácil de sacrificar en primera instancia es nuestro propio bienestar: nuestro descanso, nuestra alimentación, nuestra salud mental.
Así hasta que un día todo explota y nos preguntamos por qué. Como en todo, prevenir es mejor que curar y aunque las herramientas están ahí, no todo el mundo las conoce. O lo que en la práctica es lo mismo: se conoce de su existencia pero se duda de su eficacia. Es el caso de la meditación, una técnica más o menos familiar en su superficie, pero en la que no muchos se han atrevido a profundizar.
Qué es la meditación
Grosso modo, la meditación es una técnica basada en el control de la respiración que tiene como objetivo alcanzar un estado de relajación mental y física completa. Aunque así expresado pueda parecer algo sencillo, lo cierto es que la práctica posee su intríngulis. De hecho, no son pocos los que se inician, prueban una vez, pero lo dejan ante la imposibilidad de lograr la concentración total que se necesita.
De hecho, los consejos más repetidos a la hora de enfrentarse a la meditación por primera vez es hacerlo poco a poco. Primero con sesiones de cinco o diez minutos, para después ir incrementando el tiempo en los días siguientes. En esencia, meditar es un hábito. Por ello, requiere de una constancia férrea. Claro que los resultados merecen la pena.
Los beneficios de la meditación
Si decíamos que la vida contemporánea va muy rápido, meditar implica echar el freno de mano. Poner la mente en calma, concentrarse en la respiración y aparcar por un momento todas esas preocupaciones, urgencias y pensamientos intrusivos que bullen en nuestro interior. Se trata de una técnica milenaria que una vez estuvo relacionada con prácticas místicas, pero en la actualidad sus beneficios están mucho más constatados. Aunque no lo parezca, meditar no es necesariamente un ejercicio espiritual. De hecho, también posee sus efectos fisiológicos.
Mejorar la salud mental
Está probado que la meditación es una herramienta muy eficaz para mejorar algunas afecciones relacionadas con la salud mental, principalmente la depresión, la ansiedad y el estrés. Uno de los estudios más interesantes al respecto fue publicado en 2023 por la revista científica JAMA Psychiatry. En él se realizó un ensayo clínico en el que se comparó los efectos de la meditación durante ocho semanas con los de un medicamento genérico para tratar la ansiedad en adultos (escitalopram).
En total participaron en el estudio 276 personas, 136 fueron tratadas con meditación y 140 fueron medicadas (con dosis de 10 a 20 miligramos). Las conclusiones de los autores fueron que, al término de la prueba, los pacientes de ambos grupos mostraron resultados similares, aunque la meditación poseía muchos menos efectos adversos. De ahí que la meditación pueda ser considerada como un tratamiento efectivo para tratar la ansiedad, ya sea como complemento a la medicación o, incluso, como sustitutivo.
Cambios neuroquímicos
Pero, ¿por qué sucede esto? La ciencia también ha tratado de dar respuesta fisiológica a los efectos que posee la meditación en nuestro cuerpo. Concretamente, el estudio Neurobiological Changes Induced by Mindfulness and Meditation: A Systematic Review publicado en 2024 en la revista Biomedicines demostró que la meditación produce algunos cambios notables en el cerebro. Para ello también utilizaron un tratamiento de ocho semanas de meditación, después del cual observaron un aumento de grosor cortical la parte del cerebro implicada en el procesamiento emocional, la atención y la conciencia interoceptiva.
No solo eso, sino que también se detectó una disminución del tamaño de la amígdala, lo que implicaría una menor reactividad emocional al estrés o a los estímulos negativos. Además biomarcadores como la serotonina o el BDNF, relacionados con la regulación emocional, aparecen en niveles mayores, mientras que el cortisol, llamada popularmente la hormona del estrés, se ve reducido. Los resultados son muy prometedores, aunque los propios investigadores inciden en la necesidad de buscar una mayor certeza empírica en próximas investigaciones.
Salud cardiovascular
A ese respecto, en 2024 se publicó un estudio que buscó comprobar los efectos de la meditación en pacientes con problemas de hipertensión. La idea de fondo era comprobar si una técnica que sirve para reducir los niveles de estrés también tenía efecto en una condición tan relacionada como los problemas cardiovasculares. Nuevamente las conclusiones de la investigación fueron positivas, aunque se requiere de nuevas pesquisas para ratificar los buenos datos recopilados.
Así, el estudio determinó que los tratamientos basados en el mindfulness parecen tener un efecto significativo en reducir la presión arterial, tanto sistólica como diastólica. De manera relacionada, también parecen mejorar la ansiedad, la depresión y el estrés en personas con prehipertensión o hipertensión. Por ello, los investigadores determinan que la meditación puede ser un tratamiento complementario para estos, aunque en ningún momento se cree que deba ser un sustitutivo.
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