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Crisis climática La ONU reclama medidas para limitar las emisiones de metano, el gas olvidado que acelera la crisis climática

Un informe de las Naciones Unidas y la Coalición Clima y Aire Limpio pone énfasis en la necesidad de combatir las emisiones de metano y reclama una disminución mundial del 45% en 2030 para poder limitar el calentamiento del planeta a 1,5ºC.

Burbujas de metano en una zona pantanosa cercana a un puesto de investigación en Stordalen Mire, Suecia.
Burbujas de metano en una zona pantanosa cercana a un puesto de investigación en Stordalen Mire, Suecia. Hannah McKay / REUTERS

La ONU reclama medidas para poner freno a las emisiones de metano, un hidrocarburo vinculado al gas natural y a la ganadería industrial que está pasando desapercibido ante las medidas climáticas de los Gobiernos. En un informe publicado este jueves junto a la Coalición Clima y Aire Limpio, el organismo internacional pone el foco sobre este elemento y pide acciones para disminuir en un 45% el total de las emisiones de cara a 2030 y poder frenar el calentamiento del planeta. Con este porcentaje, equivalente a suprimir 180 millones de toneladas de metano al año, se podría evitar que las temperaturas subieran 0,3 grados más en la próxima década.

El petróleo y el gas son los principales señalados por este informe, cuya extracción, tratamiento y transporte resultan responsables de buena parte de las emisiones de metano a la atmósfera. Concretamente, los combustibles fósiles suponen el 35% del total que se libera a la atmósfera como consecuencia de la acción del ser humano. No obstante, como en anteriores publicaciones científicas, los expertos hacen hincapié en actuar sobre los otros sectores: la gestión de residuos y las emisiones vinculadas a la ganadería industrial, responsables del 60% del total de las emisiones.

Las posibilidades de electrificación permiten dejar de lado el gas y la extracción de petróleo –el método del fracking, uno de los principales emisores de metano– casi al 80%, ya que la penetración de las renovables o la llegada de los vehículos eléctricos permiten apartar este tipo de combustibles. Si bien la petrodependencia del sector transportes y el sector eléctrico es cada vez menor, la denominada transición verde se está realizando en algunas zonas del planeta a costa de vender el gas como un elemento aparentemente verde, lo que podría dificultar esa ardua tarea de rebajar la presencia del metano en la atmósfera.

En España, la Ley de Cambio Climático es un ejemplo de hasta qué punto el gas sigue planteándose como el combustible de la transición. Tanto es así que los diputados aprobaron una enmienda en la que se abría la puerta al uso de gas como combustible alternativo en el sector del transporte. La llegada del hidrógeno, que puede combinarse con energía renovable o con gas, es una de las principales causas. "El metano es el gran olvidado de la planificación climática y energética", lamenta Javier Andaluz, responsable de Energía y Clima de Ecologistas en Acción. "Los esfuerzos se han centrado en los combustibles fósiles y en los sistemas eléctricos. Está claro que el metano no es un emisor importante en estos sectores, pero sí en la industria, ganadería o residuos y ahí tampoco se contemplan medidas para reducir su presencia".

Mientras las Naciones Unidas advierten del problema de este contaminante, el cual tiene una vida más corta que el CO2 pero cuya potencia es hasta 25 veces mayor a la hora de contribuir al calentamiento del planeta, Europa continúa apostando por el gas. Un informe de Corporate Europe Observatory, Food & Water Action Europe y Re:Common denuncia precisamente que el viejo continente está camuflando con hidrógeno los intereses de las grandes compañías de gas que, entre 2019 y 2020, invirtieron 58,6 millones de euros para poder influir en las decisiones que se han tomado en Europa. La investigación detalla que sólo el 0,1% del hidrógeno que se produce en Europa proviene de fuentes renovables, siendo la mayoría de origen gasístico. 

Residuos y ganadería

La acumulación de residuos en vertederos y la contaminación de las aguas es responsable del 20% de las emisiones de metano a nivel mundial. Este sector quizá es el que menos margen de actuación deja a la sociedad. Así, la ONU considera que las medidas y soluciones de las que los Gobiernos disponen, las cuales pasan por una mejora del tratamiento de basuras y un mayor peso de la economía circular. La publicación estima que con una reducción anual del 40% del desperdicio de alimentos se podría ahorrar hasta 20 millones de toneladas de metano. No obstante, el propio texto reconoce que los comportamientos individuales no pueden ser determinantes para combatir el problema climático y emplaza a las Administraciones a actuar para reconducir con políticas públicas los hábitos de consumo de la población.

El estudio recuerda que el sector ganadero es, junto con los combustibles fósiles, el principal emisor de metano. Josep Nualart, investigador de Energía y Clima del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), puntualiza que el grueso del impacto ambiental tiene que ver con la macroindustria: "Deberíamos diferenciar la ganadería extensiva de la intensiva". Lo cierto es que la industrialización de las granjas se ha convertido en un problema ambiental importante que contribuye al calentamiento global aportando el 40% del metano antropogénico a la atmósfera. 

En ese sentido las Naciones Unidas reconoce la necesidad de reducir 30 millones de toneladas de metano al año vinculadas al sector ganadero, sin embargo, apenas se adentra en las implicaciones que tiene el modelo de macrogranjas y reduce las sugerencias al plano individual con una disminución del consumo de carnes. No obstante, el texto sí que advierte de la inexistencia de medidas tecnológicas que consigan reducir los gases emitidos mientras se mantiene el mismo ritmo de producción.

Las emisiones de metano suben en España

El año de pandemia y el parón económico supusieron que en 2020 España redujera sus emisiones de CO2 en un 5,7%. Sin embargo, el metano no sufrió las repercusiones de la covid, en tanto que este gas experimentó un ligero repunte de 0,3%, lo que supone un total de 39.811 millones de toneladas de este gas incoloro liberadas a la atmósfera, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

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