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Feminismo La brecha de género en el ocio roba a las mujeres casi dos horas al día

Las mujeres disponen de menos tiempo libre que los hombres y, además, es de peor calidad. El aumento de la depresión y la ansiedad, además del mayor sedentarismo, también afecta les más.

Mujeres-ocio: Un grupo de mujeres ante la costa asturian
Un grupo de mujeres disfrutan de su tiempo de ocio ante la costa asturiana. Isabel de la Calle Fernández

La evidencia de la brecha de género en el ocio vuelve a quedar de manifiesto con la Encuesta de Empleo del Tiempo del INE, que señala que las mujeres disponen de menos tiempo libre que los hombres, concretamente, de una hora y treinta y siete minutos menos.

Definida como el conjunto de desigualdades por condición de género -y, por tanto, susceptibles de ser evitables- la brecha en el ocio y tiempo libre señala también algunas consecuencias a largo plazo entre las mujeres y que son el aumento de la depresión y la ansiedad, además del mayor sedentarismo. Y es que el estudio de AIMC Marcas facilitado por Mahou San Miguel y Solan de Cabras evidencia, además, que el número de mujeres que declara no disponer de nada de tiempo libre al día es un 20% superior al de los hombres.

La libertad que las personas tienen para distribuir su tiempo se encuentra condicionada por los horarios que son irrenunciables

La libertad que las personas tienen para distribuir su tiempo se encuentra condicionada por los horarios que son irrenunciables. Este dato, según el estudio de Mahou San Miguel tiene mucho que ver con el tiempo que las mujeres dedican al hogar, que supera en 42,6 puntos al de los hombres. Según la OCDE y la última Encuesta de Empleo del tiempo del INE, las mujeres dedican aproximadamente dos horas más al día que los hombres al hogar y la familia.

Y es que este hecho también tiene un coste, ya que el menor tiempo disponible que disfrutan las mujeres (11,1 millones de horas al día según el estudio) equivale al 22% de las 49,5 millones de horas que las mujeres dedican a conciliar cada día. Liberar estas horas puede realizarse de varias formas, no excluyentes: por un lado, con un aumento de la dedicación diaria de los hombres en busca de la corresponsabilidad; por otro, externalizando estos servicios, cuyo valor económico asciende, al menos a 23.190 millones de euros anuales, equivalente al 2,0% del PIB.

Henar Sastre, presidenta del Fórum de Política Feminista de Madrid, lo explica así para Público: "Las mujeres estamos socializadas para ser para los demás. Los hombres, en cambio, lo están para sí mismos. Éste es el mandato social. Por eso cuando una mujer trabaja, decimos que abandona a la familia, mientras que cuando lo hace el hombre, señalamos que lo da todo por la familia. Nos dicen así que la responsabilidad de que todo fluya, de que la familia esté unida, es de las mujeres".

No existen, en este sentido, causas biológicas que determinen la mayor o menor disponibilidad de tiempo libre del que disfrutan hombres y mujeres

No existen, en este sentido, causas biológicas que determinen la mayor o menor disponibilidad de tiempo libre del que disfrutan hombres y mujeres, ya que todas las causas están concentradas en los roles que, por condición de género, existen en la sociedad, tanto en la esfera pública como en la privada (personal y familiar).

Pero es que, además de disponer de menos tiempo libre que los hombres, las mujeres también salen perdiendo en la calidad del mismo por lo que denominan la "fragmentación del tiempo de ocio". Así se denomina a la interrupción del tiempo de ocio de las mujeres para atender a los hijos cuando se analiza la dimensión del ocio desde una perspectiva de la calidad; es decir, periodos donde la actividad primaria es de tiempo libre.

De este modo, se subraya que la fragmentación del tiempo libre del que disponen las madres actúa como un inhibidor de que el ocio sea una opción de relajación efectiva. "La cultura del cuidado es femenina. Nosotras somos las cuidadoras, por eso nos penaliza la maternidad. Por eso hay que apoyarse primero en las leyes, son las que nos permiten romper el mandato. Así, por ejemplo, logramos que las empresas no castiguen a las mujeres por tener hijos, ya que los hombres tienen ya las mismas semanas de baja por paternidad que las mujeres", recuerda Henar Sastre al respecto.

Afortunadamente, la propia Henar Sastre reconoce que "la conciencia feminista ha calado. Y si tenemos conciencia de lo que nos pasa, le podemos poner un nombre. Y de esta manera, se puede negociar. Es un paso importante, aunque ahí aparecen los privilegios de los hombres, que muchos no quieren soltar", avisa.

Así, una de las soluciones para equilibrar esta balanza es fomentar la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos y del hogar entre ambos miembros de la pareja para alcanzar un reparto equilibrado de responsabilidades y ejecución de tareas irrenunciables y no remuneradas.

Todo ello tendrá el objetivo de que la maternidad no suponga tantas renuncias para las mujeres (analizadas ya las relacionadas con la salud, la conciliación y las pensiones), incluyendo las renuncias a la disponibilidad de tiempo libre, en cantidad y calidad suficiente.

En definitiva, que los costes de la maternidad y el cuidado de los hijos y el hogar se encuentre mejor redistribuido entre familia, sociedad y Estado, y equitativamente entre ambos progenitores (de nuevo, la corresponsabilidad).

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