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Hospital de Vinaròs La falta de personal en el Hospital de Vinaròs fue una de las causas que provocó la muerte de una bebé

Adriana Cano falleció en noviembre por una serie de negligencias del personal sanitario. El servicio de Medicina Preventiva apunta al "ratio inadecuado de personal/paciente" y a las "distracciones en el entorno de trabajo" como principales motivos.

Fotografía de archivo de una sala de espera de Urgencias de un hospital | EFE

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En noviembre, los padres de Adriana Cano, una bebé de 20 meses, llevaron a la pequeña al Hospital de Vinaròs (Castellón) con un cuadro de vómitos. En Urgencias recibió una dosis de glucosa por vía intravenosa que le provocó la muerte. El informe de la comisión de investigación abierta por el centro sanitario, al que ha tenido acceso El País, apunta que se trató de una serie de negligencias por parte del personal sanitario. Además, el servicio de Medicina Preventiva destaca también  el "ratio inadecuado de personal/paciente" y las "distracciones en el entorno de trabajo" como causas del trágico desenlace, según ha adelantado el citado diario. 

Este documento, incluido en la causa abierta por el Juzgado de Instrucción 4 de Vinaròs, investiga a cuatro facultativos y dos enfermeras por "homicidio por imprudencia profesional grave". 

Desde el hospital explican que la facultativa que la atendió a la pequeña apreció síntomas de "deshidratación leve" y le prescribió suero salino y glucosa diluida. Las hojas de tratamiento recogen que el gota a gota tenía que estar compuesto por un suero "glucosalino 1/3". Pero la enfermera que atendió a la bebé posteriormente interpretó mal las anotaciones y preparó dos viales de 100 mililitros de glucosa concentrada, que fueron administrados directamente y sin diluir a la niña en aproximadamente una hora.

Se le suministraron 100 gramos de glucosa, lo que le provocó una hiperglucemia de 1.738 miligramos por decilitro de sangre, unas 20 veces por encima de los niveles normales

En total, se le suministraron 100 gramos de glucosa, lo que le provocó una hiperglucemia de 1.738 miligramos por decilitro de sangre, unas 20 veces por encima de los niveles normales. Esto provocó un episodio de convulsiones y varias hemorragias cerebrales que causaron la muerte de Adriana. Aquella misma noche, la enfermera le dijo a su supervisora de urgencias que cuando le suministró la medicación "tenía una sobrecarga de trabajo".

Según la investigación, el primer error que se cometió fue el tratamiento y los fármacos elegidos, aunque no tiene relevancia penal. El segundo fue que la nueva enfermera que atiende a Adriana tras el cambio de turno, indicó a la facultativa  que tenía dudas sobre el tratamiento administrado a la menor, pero ésta no revisó este hecho por considerar que la duda que se planteaba correspondía a la administración de enfermería, no a la médica.

La nueva enfermera tenía dudas, pero no se percató del gran error que había cometido su compañera, según relata el informe de la supervisora de Urgencias, y le administra a la niña un segundo vial sin ver que se trataba de más glucosa concentrada. Minutos más tarde los padres se percatan de un empeoramiento de su hija, y es en ese momento cuando la enfermera descubre que a la niña le está pasando glucosa, por lo que suspende la perfusión, pero instantes después comienza a sufrir convulsiones

Las defensas de los profesionales investigados declinaron ayer, según ha informado El País, ofrecer su versión de los hechos. Alegan que el caso aún está en investigación. Este mismo argumento ha sido utilizado por la dirección del hospital y la Consejería de Sanidad de la Generalitat Valenciana. Por el momento, el hospital no ha informado de cuál es la ratio de personal/paciente en su servicio de Urgencias, que tampoco detalla el informe.

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