El examen MIR 2024, organizado el sábado pasado, ha generado una gran indignación entre las organizaciones médicas y por la salud mental, al incluir una pregunta que atribuía un diagnóstico psicopatológico a un médico sobrecargado de trabajo. 

El cuestionario planteaba la situación de un facultativo que "con frecuencia acumula retraso de dos horas en la consulta, creando algún conflicto, aunque es el que tiene menor cupo de pacientes".

En la exposición de la situación, se argumentaba que "empieza su jornada laboral antes de la hora para planificar y adelantar su trabajo, pero siempre es el último en salir"; y, al mismo tiempo, se le atribuían ciertas actitudes respecto a su vida personal y laboral, como que "no tiene tiempo para ir al gimnasio" y es "muy perfeccionista".

"A la exploración se aprecia una preocupación por los detalles, el orden y las normas, una incapacidad para discernir lo que es urgente y prioritario de lo que no lo es, una conducta inflexible y una incapacidad para delegar. ¿Cuál de las siguientes sería la orientación diagnóstica?", finalizaba el enunciado, dando como opciones de respuesta varios trastornos como el esquizoide o el narcisista.

Médicos, sociedades, sindicatos y hasta el propio Ministerio de Sanidad han criticado que en un contexto en el que los sanitarios están reivindicando día a día una mejora de sus condiciones laborales, así como advirtiendo de la escasez de las plantillas, la prueba individualice y responsabilice a un médico de problemas estructurales del Sistema Nacional de Salud. 

El gabinete dirigido por Mónica García ha calificado de "lamentable" la cuestión 84 del examen de uno de los cuadernillos y ha mostrado su desacuerdo con la misma:

Asimismo, Sanidad ha pedido su impugnación a la Comisión Calificadora, a través de una carta en la que expone que "la pregunta puede ser vista como una falta de respeto ante una situación cotidiana que refleja los déficits del sistema sanitario" y que "en un contexto de especial foco en las acciones por la mejora de la salud mental de población y profesionales, puede resultar estigmatizante". 

Esta segunda idea había sido señalada apenas unas horas antes por decenas de usuarios en redes sociales, quienes, justamente, han lamentado la despolitización del sufrimiento. Esto es, la no consideración del contexto vital, adverso y precario, a la hora de abordar los problemas de salud mental en las consultas. 

Siguiendo a Sanidad, el secretario de Estado, Javier Padilla, también ha manifestado su rechazo a una pregunta que, a su juicio, "falta el respeto" a quienes siempre son "los últimos en salir", con "unas consultas infinitas y un compromiso más infinito aún con sus pacientes". 

Por su parte, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) ha pedido que se depuren responsabilidades "ante este contenido desafortunado, que en la situación actual parece más una broma pesada que una pregunta digna de ser incluida en un Examen MIR". "Es lo que faltaba para influir con un mensaje negativo subliminal a los estudiantes de Medicina que se planteen elegir la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria", ha señalado la organización, mostrando su malestar.

También se ha mostrado muy crítica la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), que ha exigido una disculpa. "Es justo la gota que colma el vaso", han expresado.

En la misma línea, la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) ha expresado su "profundo rechazo" a una pregunta que "invalida legítimas reivindicaciones de mejores condiciones laborales y de asistencia clínica a través de la patologizacion del malestar derivado de ellas. No son trastornos, son condiciones laborales insostenibles", han concluido.