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Perros de refugio para empoderar a víctimas del machismo en la España vacía

Proyecto Escan implementa en poblaciones rurales de varias comunidades un programa en el que trabaja la recuperación emocional de las mujeres maltratadas mediante el adiestramiento y la introducción de esos animales en el núcleo familiar de convivencia.

Una mujer con un perro en el Proyecto Escan.
Una mujer con un perro en el Proyecto Escan. Cedida por Proyecto Escan.

eduardo bayona

"No se trata de una terapia asistida. Lo que hacemos es introducir en la familia a un nuevo miembro. La clave es la vivencia que se crea entre la víctima, el perro y la familia", explica Enrique Cruz, uno de los impulsores del Proyecto Escan (Escolta Canino), cuya finalidad es trabajar la recuperación emocional de las víctimas de violencia machista mediante su convivencia con los animales y el adiestramiento de estos.

El programa, que lleva seis años bajo su actual formato, que incluye el apoyo psicológico a las mujeres, está operativo o va a estarlo en breve en municipios de zonas rurales de las provincias de Zaragoza, Murcia, Cáceres, Ávila, Alicante y Castellón, en todos los casos a través de las respectivas diputaciones provinciales.

La de Zaragoza (DPZ) ha incluido este proyecto entre los veinte de lucha contra la violencia de género para los que este año ha repartido ayudas por valor de 142.000 euros tras incrementar en más de un 40% el presupuesto en la quinta convocatoria de este ámbito que lanza.

"La violencia de género es una lacra que azota también a los municipios de la provincia, donde tiene sus propias peculiaridades, ya que este tipo de situaciones todavía son menos visibles, por lo que hay que intensificar las acciones con planes como este", destaca la diputada responsable del área de Igualdad en la DPZ, Pilar Mustieles.

El mundo rural, eso que se ha dado en llamar la España vacía o vaciada, es el escenario del 60% de las agresiones machistas y de casi tres cuartas partes de los asesinatos, una realidad a menudo oscurecida por la presión social y la estigmatización que sufren las víctimas y cuyo afloramiento ha movido a algunas administraciones a impulsar programas específicos para intentar cambiarla, caso de los cursos de defensa personal.

Paliar las secuelas de la violencia machista

El programa tiene como objetivo paliar algunas de las secuelas que la violencia machista deja en el plano emocional

El programa tiene como objetivo paliar algunas de las secuelas que la violencia machista deja en sus víctimas tanto en el plano emocional, caso de la merma de la autoestima o la confianza o los efectos en las relaciones sociales y la capacidad de decisión, como en el de las relaciones familiares, sociales o laborales o en el físico, con cuadros de ansiedad y de presión arterial.

La intervención, que se prolonga por espacio de tres meses, comienza con una o dos sesiones de la víctima con una psicóloga del equipo como fase previa a la selección del perro y su introducción en la familia.

"Intentamos que provengan de refugios siempre que las circunstancias lo permitan, pero, aparte de eso, no hay un modelo predeterminado de raza o edad", explica Cruz. "Por ejemplo, los cachorros facilitan trabajar el establecimiento del vínculo mientras con los ejemplares adultos resulta más sencillo el adiestramiento", añade.

De hecho, ahora mismo trabajan con labradores principalmente aunque también con san bernardo, con bóxer y con alguna raza de pequeño tamaño, en todos los casos por elección de la mujer, aunque con la supervisión de la psicóloga. "Generalmente tienen cierto tamaño porque dan más seguridad, aunque eso no ocurre siempre así", anota.

"Hay un proceso de socialización del perro"

¿Y por qué perros para un programa de este tipo? Cruz apunta varias razones: por una parte, su presencia en la familia es beneficiosa para los menores, y, por otra, da a la mujer una seguridad que facilita el trabajo en otros ámbitos de la terapia.

"Se convierte en un apoyo emocional, movilizador de conductas, figura de interrelación y gratificador del logro de superación de temores" mediante la interacción, "aunque solo sea por tener que ser atendido en sus salidas, esparcimiento y cuidados", explica el Proyecto Escan.

"No adiestramos al perro en el ataque ni en la defensa"

En cualquier caso, Cruz insiste en que "no adiestramos al perro en el ataque ni en la defensa. Trabajamos el vínculo, pero, aunque en hecho de que la mujer y sus hijos se sientan protegidos es uno de los aspectos centrales, de la seguridad se encarga el Estado". "Nuestro programa es de terapia con apoyo psicológico, y el perro interviene en la mejora de los aspectos emocionales", añade.

En este sentido, indica que "antes de comenzar con el adiestramiento del perro hay un proceso de socialización del mismo". A partir de ahí comienza un periodo de tres meses en el que el animal va siendo adiestrado en clases semanales para obedecer exclusivamente las órdenes verbales de la mujer mientras entre ambos van desarrollando un vínculo a base de un contacto continuo del que forman parte cuidados como la alimentación, la higiene y los paseos.

"La autoestima de la víctima va aumentando conforme avanza el adiestramiento y se van estableciendo rutinas", apunta Cruz, que cifra en "un 80%" el éxito del programa en el que la clave es la relación entre animal y mujer: "Al final, el perro no hace nada que no haga otro perro en una familia. De lo que se trata es de que esté en ella. Lo importante es el sentimiento que eso le crea".

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