Este artículo se publicó hace 2 años.
Una variante de ómicron y el cansancio generalizado, los motivos por los que la covid no remite en España
Tras dos meses en descenso, la incidencia acumulada vuelve a crecer y da síntomas de estabilizarse al alza justo en un momento en el que se planteaba el debate sobre la mascarilla en interiores.
Jose Carmona
Madrid-Actualizado a
Tras dos meses de caída libre, la incidencia acumulada en España ha mostrado los primeros síntomas de estancamiento. O al menos de un descenso menos vertical. Los contagios por coronavirus, que desde el 21 de enero solo descendían, frenan en seco el optimismo que ha llevado incluso a debatir cuándo será el momento para retirar la mascarilla en interiores.
Tras la última publicación del Ministerio de Sanidad, la incidencia acumulada ascendió de 430 casos por cada 100.000 habitantes a los 432 de este martes. La presión hospitalaria y la ocupación de camas también ha ascendido muy ligeramente y los ingresos por covid en las últimas 24 horas respecto a los dos informes han pasado de 465 a 495.
¿Por qué se estanca la incidencia acumulada? ¿Es precipitado hablar de retirar la mascarilla en interiores cuando el riesgo es "alto"? ¿Hay variantes que vuelvan a complicar el futuro de la pandemia?
Desde el Ministerio de Carolina Darias apuntan que aunque la incidencia acumulada aumenta, "en esta nueva fase los indicadores más sensibles son los del impacto hospitalario y, en este punto, hay una tendencia que se va consolidando a la estabilización y al descenso".
Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad de Inmunología, analiza la situación: "La principal razón para ello tiene que ver con el hecho del relajamiento de medidas. Hay un relajamiento, la gente está cansada de tanto tiempo de pandemia y se va relajando en este sentido. Evidentemente estamos protegidos por la vacunación y está claro que eso facilita que no vaya a más la hospitalización y la gravedad", sostiene, aunque también pone sobre la mesa las complicaciones derivadas de la variante BA.2.
Aunque los datos son considerablemente mejores que en los países vecinos de Europa, la incidencia acumulada de España se sitúa en riesgo alto, a 70 puntos de "muy alta", según el propio "semáforo covid" diseñado por el Ministerio de Sanidad para interpretar la pandemia.
La variante BA.2 para alterar el escenario
En febrero se identificó la variante BA.2, una evolución de ómicron que según algunos estudios podría ser aún más contagiosa. Esa podría ser la causante del estancamiento de los contagios. La capacidad de reinfección con BA.2 es mayor, según un estudio de Dinamarca. De este modo, aunque no ofrezca más peligro, la reinfección impediría el descenso total de contagios.
Un informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias apunta a que "BA.2 parece ligeramente más transmisible", pero aun así "el riesgo asociado a este linaje se considera bajo para la población general y moderado para la población vulnerable". Además, se advierte que "hasta el momento no se han encontrado diferencias entre los dos linajes respecto al riesgo de hospitalización y enfermedad grave".
"Hasta el momento no se han encontrado diferencias entre los dos linajes respecto al riesgo de hospitalización y enfermedad grave"
Antes de este frenazo en la incidencia acumulada, el propio Gobierno quiso rebajar la intensidad informativa sobre la pandemia y para ello ha anunciado que la incidencia acumulada se publicará dos veces a la semana en lugar de todos los días. Además, el cambio más importante es que a partir de ahora, en lugar de comunicar todos los contagiados, se hará un seguimiento similar al que se hace a la gripe.
En cuanto a la variante deltacron, aunque la OMS ha reconocido que esa variante se ha identificado en varios países, no parece ser un problema de gran calado, al menos por ahora.
Mensajes de tranquilidad que llevan a la despreocupación
Esos mensajes de tranquilidad son para Joan Caylà, investigador sobre la vigilancia y prevención de enfermedades infecciosas, clave a la hora de que la ciudadanía tenga menos cuidado: "Siempre es una cuestión multicausal, pero se tiene la percepción de que la pandemia se acabó. Estos días se ha hablado sobre quitar la mascarilla en interiores y eso la gente lo percibe como que se ha acabado el riesgo", apunta el experto.
La tercera dosis ha sido el gran sostén para que la pandemia, pese a la transmisibilidad de ómicron, no se desmadre en cuanto a casos graves y hospitalizaciones. Aunque desde Pfizer se aprieta para la ciudadanía continúe el proceso y se inocule una cuarta dosis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aboga por llevar vacunas al resto del mundo para paliar la pandemia en otras regiones.
Un contexto que complica la retirada de la mascarilla
En varios países de Europa, ya por agotamiento o por hipotecar todo a la vacuna, ignoran la incidencia acumulada y miden la pandemia por la presión de las camas hospitalarias, rumbo hacia el que se encamina España.
A Reino Unido, Dinamarca, Polonia o Suecia, que ya no tenían la obligatoriedad de la mascarilla en interiores, se ha unido esta semana Francia, que ya no exigirá mascarilla en interiores -con salvedades como el transporte público- si en el recinto en cuestión se pide el pasaporte covid.
Por su parte, López Hoyos es contrario a debatir todavía la retirada de la mascarilla: "En interiores hay que seguir siendo cautos y hay que seguir usando la mascarilla. Con datos como los de ahora -432 casos de incidencia- en otros momentos de la pandemia se barajaban confinamientos. Por muy protegidos que estemos por las vacunas, la inmunización natural o por la menor gravedad de ómicron no quiere decir que nos tengamos que relajar. Por ahora tenemos una incidencia acumulada muy elevada y la situación provoca un gasto sanitario importante", zanja.
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